EL MUNDO › ESTIMAN QUE HABRíA ENTRE TREINTA MIL Y CIEN MIL MUERTOS EN HAITí
En las calles de Puerto Príncipe hay gente muerta, heridos y sobrevivientes que deambulan, sin techo. Los principales edificios colapsaron y en las escuelas hay cantidades de cadáveres. Hasta los hospitales resultaron afectados.
En medio de la dramática situación provocada por uno de los terremotos más graves ocurridos en el Caribe en 60 años, las autoridades de Haití estimaron ayer que habría entre treinta mil y cien mil muertos. El primer ministro haitiano, Jean-Max Bellerive, estimó que serían “más de cien mil” las personas que perdieron la vida, mientras que el presidente del país, René Préval, consideró que es “demasiado pronto” para dar cifras concretas, aunque admitió que podría haber “entre 30 mil y 50 mil” víctimas. Préval fue rotundo al describir la situación que se vive en Haití, donde hay miles y miles de personas deambulando por las calles, entre los restos de edificios públicos y viviendas particulares que se derrumbaron. “El Parlamento ha colapsado, la oficina tributaria ha colapsado, las escuelas han colapsado, los hospitales han colapsado. Hay muchas escuelas con cantidad de gente adentro muerta”, dijo Préval a la prensa. El mandatario reconoció que todavía está intentando “entender la magnitud de lo que pasa”. Entre los muertos hay un gendarme argentino y se denunció la desaparición de Diana Cipollone, de la misma nacionalidad, quien trabaja en la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
“Las madres perdieron a sus hijos, los hijos perdieron a sus madres”, relató ayer un corresponsal. El terremoto del martes tuvo un “impacto devastador” en Puerto Príncipe, capital de Haití, declaró el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon. Entre los muertos figuran 16 integrantes del personal de la ONU, mientras que son 56 los funcionarios heridos. Ocho argentinos que estaban en el edificio de la ONU que se derrumbó lograron salir ilesos. Aunque todavía no hay cifras definitivas, el jefe de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), Alain Le Roy, dijo que “es la mayor tragedia que han tenido las fuerzas de paz de la ONU” en todas su historia. “Es muy probable que se llegue a la mayor cifra de muertos de las fuerzas de paz, más que en los atentados de Bagdad.”
“He visto muertos en las calles. También muchos heridos. Me puedo imaginar que la cifra de víctimas asciende a miles. En Puerto Príncipe viven casi dos millones de personas, la mayoría en condiciones de pobreza. Creo que el número será terriblemente alto”, dijo Michael Kahn, de la organización no gubernamental alemana Deutsche Welthungerhilfe. “La gente –agregó– salió a la calle gritando y rezando. Salieron a pie a buscar a sus familiares porque las conexiones de teléfono se cortaron.”
Stefano Zannini, uno de los jefes de la misión de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras, que está en Puerto Príncipe, aseguró que “la situación es caótica. Durante la noche visité cinco centros médicos y un hospital general. La mayor parte del sistema está colapsada, nada funciona. Los cadáveres están por todas partes”.
En la ciudad el panorama es desolador: “Una gran parte está sin electricidad ni teléfono. La gente se reúne en las calles, enciende fogatas e intenta ayudar a sus vecinos. Cuando la gente ve el logotipo de Médicos Sin Fronteras corre a solicitar ayuda, quieren que veamos a sus familiares y vecinos. Hay una enorme solidaridad entre la gente”, destacó Zannini. Se cree que el terremoto fue el más devastador en seis décadas, desde el de ocho grados Richter que dejó 100 muertos la República Dominicana, el 4 de agosto de 1946.
Algunos de los edificios que se derrumbaron o quedaron dañados de gravedad son el Palacio Presidencial, la Catedral, el Ministerio del Interior y de Salud y varios hoteles, además de escuelas y hospitales y la embajada de Francia. En el derrumbe del lujoso hotel Montana se estima que hubo unos 200 muertos, de acuerdo con lo dicho por el ministro francés de Desarrollo, Alain Joyandet.
Desde Ginebra, Peter Connealy, del Comité Internacional de la Cruz Roja, estimó que el terremoto afectó a cerca de tres millones de personas. “Estoy andando por las calles de la capital y los cadáveres aún están allí tirados. Las autoridades no dieron ningún anuncio. Ni yo vi agentes o militares en los auxilios”, denunció Carel Pedre, uno de los periodistas y conductores de radio más conocidos de Haití. “Aquí hay destrucción total, ahora iré a la periferia, quiero ver cómo están las cosas ahí”, le dijo el periodista a la agencia de noticias Ansa. La información se difunde, en tiempo real por la red social Twitter.
Al menos 23 cascos azules murieron durante el terremoto, entre ellos el gendarme argentino Gustavo Gómez (ver aparte). Las otras víctimas son 11 militares brasileños, ocho soldados chinos y tres jordanos. La ONU tiene en Haití una dotación de siete mil soldados y dos mil policías. Según Le Roy, los equipos de la Minustah continúan buscando entre los escombros de los edificios de la ONU a unos 150 desaparecidos, principalmente en el Hotel Cristopher, donde un equipo de las tropas brasileñas de la ONU realizaba ayer las tareas de rescate. Entre los desaparecidos figura el jefe de la Minustah, el tunecino Hédi Annabi, y su adjunto, el brasileño Luiz Carlos Da Costa.
Chile tiene dos funcionarias de-saparecidas: María Teresa Dowling, esposa del general Ricardo Toro de las fuerzas de paz chilenas apostadas en Haití, y Andrea Loi Valenzuela, quien se desempeña desde hace cinco años en la misión de Paz de la ONU, según informó el diario La Tercera. España reportó una persona desaparecida e Israel otras tres, entre ellas Sharon Alsaye, hija del pacifista Abie Nathan. La Unesco hizo saber, por su parte, que tiene 14 funcionarios desaparecidos.
La catástrofe conmovió a los dueños del dinero. El Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial, las Naciones Unidas, la Unión Europea (UE), Estados Unidos y otros gobiernos e instituciones prometieron ayuda económica inmediata. En Buenos Aires, el embajador de Haití, Raymond Mathieu, definió lo que ocurrió en su país como “una catástrofe sin precedentes”. Dijo que sólo recibía información por Internet, dado que se han cortado las otras vías de comunicación.
“La situación se agrava hora tras hora, por eso es importante la ayuda internacional que está llegando para asistir a los miles de afectados”, puntualizó el diplomático. Entre tanto dolor, conmovió la hazaña del ciudadano norteamericano Frank Thorp, que manejó su auto seis horas para recorrer 160 kilómetros y rescatar a su esposa, que estaba bajo los escombros. La mujer se había comunicado con su esposo por celular, para relatarle lo que le estaba ocurriendo.
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