Sáb 20.02.2010

EL MUNDO  › OPINIóN

Trago amargo

› Por Robert Fisk *

Colusión. Eso es lo que es. Los Emiratos Arabes Unidos sospechan, sólo sospechan, enfatizo, que hubo colaboración de los organismos de seguridad europeos con Israel y que ésta ya cruzó la línea de la legalidad desde el momento en que pasaportes ingleses y de otras naciones europeas ahora pueden enviarse a agentes israelíes para que éstos ingresen a países del Golfo Pérsico a matar a sus enemigos. Una tarde, en estos días, mi teléfono libanés sonó. Era una fuente impecable; lo conozco bien. Hablaba con la autoridad que ejerce en Abu Dhabi, para decirme que los pasaportes británicos son auténticos. Tienen las imágenes en holograma y el sello biométrico. No son falsificados ni copias. Los nombres de sus propietarios estaban ahí. ¿Qué implica que pueda falsificarse un holograma o un sello biométrico?

La voz del hombre cuyos orígenes conozco muy bien quiere hablar. “Hay dieciocho personas involucradas en el asesinato de Mahmoud Mabhouh. Además de las once que ya han sido mencionadas, hay dos palestinos que están siendo interrogados y otros cinco, incluida una mujer. Ella era parte del equipo que mantuvo bajo vigilancia el lobby del hotel.” Dos horas más tarde, recibí un mensaje de texto en mi teléfono proveniente de Abu Dhabi, capital de los Emiratos Arabes Unidos. Era de mi fuente.

“UNA COSA MAS –decía el texto—. La base del comando de operaciones está en Austria (sic, de hecho, todo en este reporte es ‘sic’) lo que significa que mientras los sospechosos estuvieron aquí no se comunicaron entre sí, sino a través de la base de comando mediante líneas separadas para impedir que se les detectara o se relacione a unos con otros. Pero se detectó e identificó. OK?”. “OK” es lo que yo me pregunto.

Mi fuente está indignada y es insistente. “Hemos enviado detalles de las once personas antes mencionadas a Interpol. La agencia las ha boletinado en 188 países, ¿pero por qué Gran Bretaña no ha advertido a otros países sobre esas personas que han usado pasaportes con esos nombres?” Aún tenía qué añadir.

“Hemos identificado cinco tarjetas de crédito que pertenecían a esa gente, todas fueron expedidas en Estados Unidos”, el hombre no especifica en qué países de Europa fueron expedidas otras cinco tarjetas, pero me dice que son dos las mujeres involucradas en el asesinato de Mabhouh. Afirmó que naciones de la Unión Europea, incluido el Reino Unido, están cooperando con los Emiratos Arabes Unidos, pero agregó: “Ninguna de esas naciones con que hemos hablado ha notificado a Interpol sobre los pasaportes expedidos por ellos. ¿Por qué no?”.

La fuente insistió en que el nombre en uno de los pasaportes pertenece a un hombre que niega saber que el documento fue usado para viajar a Asia (probablemente a Indonesia) y a países europeos durante el año pasado.

Los Emiratos tienen pruebas de que un estadounidense entró al país en junio de 2006 con un pasaporte británico que pertenecía a un ciudadano inglés encarcelado en el reino. Los Emiratos afirmaron que el pasaporte de un agente israelí enviado para matar a un líder de Hamas en Jordania era un documento canadiense genuino perteneciente a un israelí con doble nacionalidad.

Las agencias de inteligencia, que en opinión de este corresponsal de inteligentes tienen muy poco, han usado pasaportes falsos desde hace mucho. Oliver North y Robert McFarlane viajaban a Irán a rescatar a rehenes estadounidenses en Líbano con pasaportes que habían sido previamente robados de la embajada irlandesa en Atenas.

La nueva información proveniente de los Emiratos les ha dado un trago amargo a algunos gobiernos europeos, y más les vale tener buenas respuestas a las preguntas que surjan.

Los servicios de inteligencia árabes, israelíes, europeos y estadounidenses con frecuencia adoptan una actitud arrogante hacia aquellos a quienes les ocultan cosas. ¿Cómo pudieron los árabes detectar un asesinato del Mossad? Eso ya lo veremos.

“Colusión” es una palabra que los árabes comprenden. Les habla de la guerra de Suez de 1956, cuando Inglaterra y Francia cooperaron con Israel para invadir Egipto. Londres y París negaron el complot. Mentían. Pero para un país del Golfo que sospecha que sus antiguos amos (los británicos) pudieron conspirar para asesinar a un funcionario de Hamas que estaba de visita es, al parecer, ir demasiado lejos. Aún queda mucho por descubrir en esta historia. Estaremos esperando qué respuestas da Europa.

* De The Independent. Especial para Página/12. Traducción: Gabriela Fonseca.

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