Jue 12.12.2002

EL MUNDO  › CRONICA DE UNA INTERCEPCION NAVAL QUE TERMINO EN PAPELONES

Una acción antiterror a la gallega

La Marina española detuvo el lunes una embarcación norcoreana con 15 misiles Scud y sus cabezas de guerra destinados a Yemen. El episodio se convirtió en una farsa diplomática a toda orquesta.

Por Giles Tremlett y John Gittings *
Desde Madrid y Shanghai

Mientras el amanecer despuntaba el lunes en el Mar Arábigo, cerca de la isla de Socotra, la tripulación norcoreana del carguero “So San” se despertó viéndose apuntada por los cañones dispuestos a lo largo de la cubierta de la fragata española “Navarra”. En minutos, y después de un tenso intercambio de radio entre las dos embarcaciones, el almirante Juan Moreno, el hombre elegido para liderar lo que parecía ser la acción naval más importante de España en décadas, ordenó a sus hombres que abrieran fuego. Las salvas fueron disparadas al agua, frente al “So San”, y cada una de las explosiones ocurría más cerca del carguero hasta que una se produjo sobre su proa. Cuando el capitán norcoreano ignoró los llamados para que detuviera el barco y optó por una fuga a toda velocidad, los artilleros del “Navarra” dispararon a los cables sujetados al mástil central del carguero para permitir a un helicóptero Sea Hawk español aterrizar sobre la cubierta del “So San”. Bajaron siete hombres fuertemente armados.
La escena completa fue convenientemente captada por el fotógrafo de la Armada española, cuyos disparos fotográficos fueron tan precisos y planificados como el abordaje mismo. La Armada española, junto a sus superiores norteamericanos en la guerra global contra el terrorismo, tuvo la clara intención de transformar este ataque sobre lo que creyeron un importante suministro de armas a una fuerza árabe hostil en un éxito de relaciones públicas. Desgraciadamente para el almirante Moreno y el ministro de Defensa español, Federico Trillo –que ayer por la mañana reventaba de orgullo al relatar la “brillante” acción naval–, el episodio terminó siendo anoche una farsa diplomática a toda orquesta. Estados Unidos, para quien España tomó obedientemente el barco y su cargamento de misiles Scud, acordó devolver todo a sus dueños en Yemen. El único trofeo que obtuvo España fue una carta, supuestamente de protesta, que el gobierno de Yemen entregó al embajador de España en Riad, la capital de Arabia Saudita. La administración Bush recibió una carta similarmente contundente.
Las sospechas acerca de que la captura del “So San” era el producto de una operación altamente orquestada fueron confirmada ayer en Pekín por el subsecretario de Estado norteamericano, Richard Armitage. “Obviamente estos movimientos eran sospechosos para Estados Unidos desde hace un tiempo –dijo a los periodistas–. No es exactamente una derivación nueva. Como ya les he dicho, los norcoreanos son grandes exportadores de armas y aparentemente los hemos capturado”. Después se supo que el “So San” salió del puerto norcoreano de Nampo y que estaba siendo vigilado por la inteligencia norteamericana desde hace semanas.
Washington y Madrid ordenaron a sus funcionarios que se comieran sus palabras. Ni siquiera Pyongyang parece salir ileso del asunto. El “So San” no tenía bandera y su capitán alegó que el único cargamento que llevaba era cemento. Una inspección del barco por parte de los oficiales españoles reveló que el “So San” llevaba, efectivamente, miles de sacos de cemento. Pero debajo de ellos, los españoles descubrieron una serie de contenedores, algunos plateados, otros en verde camuflaje o turquesa, que tenían partes de misiles Scud. Una inspección más cercana reveló que había 15 misiles balísticos Scud completos y 15 cabezas de guerra convencionales.
Más allá de los embarazosos detalles de lo descubierto en el “So San” está la larga historia de Corea del Norte como productor y comercializador de misiles. Se estima que estas ventas le reportan a Corea del Norte el 30 por ciento de sus ingresos en moneda dura. Según el gobierno de Corea del Sur, su vecino del norte tiene cuatro fábricas de misiles capaces de producir unos 100 cohetes por año. Funcionarios norteamericanos han calculado que las ventas a Pakistán, Egipto, Libia, Siria e Iránalcanzaron una cifra entre 100 y 500 millones de dólares por año en la última década.
La justificación que da Pyongyang es que otros países, incluyendo Estados Unidos, también venden misiles, pero que Corea del Norte tiene una necesidad adicional de ventas fuera del país porque está en un virtual embargo comercial y no puede obtener créditos internacionales para alimentar a su población dado que el país está congelado en las instituciones financieras internacionales. Corea del Norte argumentará que lo ocurrido anteayer es una prueba más de la incesante hostilidad de Washington hacia ese país. Pyongyang no reportó la intercepción, pero dijo que era necesario “aumentar la vigilancia contra la estrategia de Estados Unidos dirigida a la supremacía mundial en la guerra antiterrorismo”.
El líder norcoreano Kim Jong-Il dijo que su país tenía derecho a vender tecnología militar en el exterior para obtener dinero internacional, a menos que se le ofrezca una compensación adecuada para que deje de hacerlo. El episodio también fortalece el argumento del presidente saliente de Corea del Sur, Kim Dae-jung, de que la mejor manera de que Corea del Norte termine con su programa de armas es encarar esfuerzos diplomáticos para llevarla a la mesa de negociaciones.
Un problema más crítico que el comercio de misiles es el propio arsenal de Corea del Norte. El régimen admitió que tiene un programa para el enriquecimiento de uranio, esencial para la producción de misiles nucleares, y la CIA denunció que tiene suficiente plutonio como para fabricar tres armas nucleares. Se supone que tiene unos 500 misiles Scud para su uso potencial, capaces de alcanzar cualquier punto de la península coreana.
Para complicar más las cosas, Estados Unidos acusó a su propio aliado en la guerra contra Al-Qaida y los talibanes, Pakistán, de abastecer a Corea del Norte con los componentes clave para un programa de armas nucleares. El equipamiento para enriquecer uranio, incluyendo gas centrifugado, habría sido intercambiado a cambio de know-how para producir el misil Nodong. Agréguese a esto hay que agregarle que la disputa de ayer se produjo con Yemen, otro de los socios centrales de la batalla de Washington contra Osama bin Laden, y la administración Bush queda así en medio de un dolor de cabeza diplomático agudo.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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