Los rebeldes maoístas lanzaron una serie de ataques sobre fuerzas indias, matando a por lo menos 75 soldados, en lo que se describió como la peor masacre en cuatro décadas de insurgencia. Un equipo de más de 80 paramilitares patrullando los bosques cerca de Dantewada, en el estado central de Chhattisgarh, cayó bajo el ataque de combatientes rebeldes. El gobierno afirmó más tarde que más de 1000 combatientes rebeldes habían tomado parte en la emboscada, aunque no hubo una confirmación independiente de esto.

Las fuerzas del gobierno eran parte de la operación Green Hunt (Cacería Verde), un ataque orquestado por el gobierno contra los rebeldes que han estado luchando contra las autoridades desde fines de la década de 1960.

Los rebeldes –descriptos por el primer ministro Manmohan Singh como la mayor amenaza para la seguridad de India– están obstruyendo el desarrollo y quieren derrocar al Estado, según el gobierno. Los “terroristas rojos”, como los llaman las autoridades indias, sumarían entre 10.000 y 20.000 efectivos y aseguran luchar en defensa de los campesinos sin tierra. Los críticos dicen que las autoridades están comprometidas en una guerra contra la gente más pobre de la India para asegurarse los recursos altamente valiosos para las empresas indias y multinacionales.

El principal bastión de los insurrectos contra “la opresión y la explotación” era el pueblo de Naxalbari, por lo que los extremistas de izquierda suelen ser también llamados “naxalitas” en la India. Los naxalitas han ganado cada vez más influencia en esta última región. Y desde la fusión de los dos principales grupos en el Partido Comunista Maoísta de la India en 2004 se habla del “corredor rojo”, a lo largo de la frontera con Nepal, en el sureño estado de Tamil Nadu.

Los maoístas, que obtienen su apoyo de la gente tribal y de los Dalits, o “intocables”, dicen que están luchando para proteger a los más oprimidos. Parece que en el ataque de ayer, los rebeldes emboscaron algunas de las tropas patrullando cerca de Kantewada, matando a por lo menos tres soldados.

Otros 17 soldados que fueron enviados a recuperar los cuerpos resultaron muertos cuando su vehículo explotó por una mina terrestre. Los combatientes rebeldes, que ocupaban posiciones en las colinas cercanas, comenzaron a disparar andanadas sobre los efectivos restantes.

El ministro de Interior indio, Palaniappan Chidambaram, dijo que las tropas eran parte de la operación conjunta que involucraba a combatientes de las fuerzas estatales y paramilitares, pero que cayeron en una trampa. “El número de muertos es bastante alto y estoy profundamente impactado”, dijo.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12

Traducción: Celita Doyhambéhère