EL MUNDO › BRASIL Y EE.UU. FIRMARON UN ACUERDO DE COOPERACIóN EN DEFENSA
El convenio entre Brasilia y Washington permite allanar el camino para un aumento en el intercambio comercial de equipos bélicos y tecnología de defensa. Excluye el uso de bases militares en suelo brasileño.
Pese a las discrepancias en torno de varias cuestiones de política internacional, los gobiernos de los Estados Unidos y de Brasil firmaron ayer un nuevo acuerdo de cooperación en materia de defensa. En reemplazo del último gran tratado militar entre ambos países –puesto en vigencia en 1952 y denunciado unilateralmente por el gobierno de facto brasileño en 1977–, la reedición del acuerdo no contempla la construcción ni el uso de bases militares en Brasil por parte de tropas norteamericanas, pero sí permite profundizar la cooperación en áreas como entrenamiento militar, abriendo el camino a un aumento en el intercambio comercial de equipos bélicos y tecnología de defensa. Con este acuerdo militar, las divergencias diplomáticas entre ambas gestiones se atenúan, tras la negativa del gobierno de Brasilia de apoyar las sanciones contra Irán por su polémico programa nuclear.
Hasta ahora eran sólo divergencias. Pero ayer, en lo que fue el primer acto de acercamiento para las relaciones entre Brasilia y Washington, el ministro de Defensa norteamericano Robert Gates, y su homólogo brasileño, Nelson Jobim, suscribieron un nuevo convenio militar en la sede del Pentágono. “Este acuerdo llevará a una profundización de la cooperación de la defensa entre EE.UU. y Brasil en todos los niveles y demostrará con cuánta más eficiencia podemos hacer frente a los desafíos compartidos de seguridad cuando trabajamos en asociación. Este es un reconocimiento formal de los muchos intereses y valores que compartimos como las dos más populosas democracias de las Américas. La creciente participación e importancia de Brasil en temas globales son bienvenidas para los Estados Unidos”, aseguró Gates en conferencia de prensa tras la ceremonia.
A diferencia del acuerdo firmado a fines del año pasado entre los
Estados Unidos y Colombia –que generó algunos cuestionamientos en países sudamericanos, entre ellos la férrea crítica del mandatario brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva–, el pacto suscripto ayer no contempla la posibilidad de construcción ni el uso por tropas estadounidenses de bases militares en Brasil. Tampoco habrá una estrategia conjunta para encarar el narcotráfico. El documento, en cambio, busca perfeccionar la cooperación entre ambos países en áreas como contactos a nivel técnico, encuentro entre instituciones de defensa, intercambio de estudiantes, instructores y personal de entrenamiento, visitas de navíos, iniciativas comerciales relativas a la defensa y programas y proyectos de tecnología de defensa.
“Es una repetición de convenios que Brasil tiene con diferentes países, con los que tenemos colaboraciones. Tenemos la garantía norteamericana de que el acuerdo no representa absolutamente nada contrario al espíritu de los principios de las Cartas de Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos (OEA) para el respeto de la soberanía, la no intervención en asuntos internos y el respeto de los territorios”, afirmó, por su parte, el ministro Jobim ante la prensa en Washington.
“Para fines de transparencia, todos los demás países miembros de la Unasur fueron informados sobre la negociación del acuerdo Brasil-Estados Unidos de cooperación en materia de defensa, así como sobre los objetivos y las características del instrumento”, afirmó el responsable de Defensa brasileño, al tiempo que destacó los otros 29 pactos similares suscritos con varios países en materia militar. Según el Palacio de Itamaraty, el acuerdo mantiene el principio de no intervención sobre la base de la resolución adoptada en la II Reunión Extraordinaria de cancilleres y ministros de Defensa de la Unasur, realizada el 27 de noviembre pasado, en Quito.
Las negociaciones sobre los aspectos del acuerdo entre Estados Unidos y Brasil fueron concluidas la semana pasada, en que se acordó la firma del documento en Washington aprovechando la presencia del funcionario Jobim en la comitiva brasileña que, encabezada por el presidente Da Silva, asistió a la Cumbre sobre política nuclear que se realiza entre ayer y hoy.
Desde 1977, las relaciones de intercambio comercial militar entre Brasil y Estados Unidos fueron cayendo, mientras que avanzaba la cooperación entre el gigante sudamericano y países europeos como Alemania y Francia. El último gran acuerdo militar se firmó en septiembre pasado, con la compra de 36 aviones caza Rafale, cuatro submarinos convencionales y 51 helicópteros, en un negocio que rondó los 12.000 millones de dólares. En el último tiempo, hubo múltiples intentos para recuperar a Brasilia como principal aliado comercial: el último de ellos fue en marzo pasado, con la visita de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, al país.
Seguramente, el nuevo pacto firmado ayer ayudará a que la empresa brasileña Embraer obtenga en los próximos días la licitación convocada por Washington para la compra de 200 aviones destinados a combatir la insurgencia. “Esto es una consecuencia lateral. Pero no es el espíritu del acuerdo firmado hoy”, aseguró Jobim.
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