EL MUNDO › LOS GRIEGOS REACCIONAN DE FORMA NEGATIVA A LAS MEDIDAS IMPUESTAS POR LA UE Y EL FMI
El primer ministro Papandreu logró obtener la aprobación de sus colegas en Bruselas gracias a las políticas de recorte. En el plano doméstico ocurre el efecto opuesto. La mayor parte del programa impactará en la clase media y trabajadora.
› Por Nicolás Nagle
Los griegos tomarán las calles en protesta contra las medidas de austeridad que el gobierno del socialista Georgios Papandreu deberá implementar a cambio de la ayuda financiera. La población reaccionó frente a la posibilidad de que la economía de su país estuviera en las manos de la UE y el FMI.
Gracias a las políticas de recortes, el primer ministro Papandreu ha logrado obtener la aprobación de sus colegas en Bruselas. Sin embargo, en el plano doméstico ocurre el efecto opuesto. La mayor parte del programa impactará en la clase media y trabajadora, las cuales forman la base del gobierno socialista. Un aumento del descontento popular podría hacer peligrar la continuidad del gobierno.
La población griega que recién ahora comienza a comprender y experimentar en carne propia el verdadero alcance del programa de ajuste se ha volcado en contra del gobierno. Según sondeos, aproximadamente un 70 por ciento de los trabajadores dice estar en contra de pedir ayuda al FMI. En otra encuesta, un 68 por ciento dijo no estar preparado para hacer los “sacrificios” exigidos por el reajuste. Tan sólo un mes atrás la opinión era la opuesta: sólo un 30 por ciento rechazaba hacer sacrificios, mientras que un 68 por ciento decía estar dispuesto a hacerlos. Como dato ominoso, un 80 por ciento de la población cree que en los próximos meses habrá conflictos sociales. Hoy comenzará una huelga general de 48 horas planeada por el sindicato de empleados públicos, la cual amenaza con paralizar el país.
El paquete de ayuda financiera –110 mil millones de euros en tres años– viene en un momento crucial para Grecia, ya que el 19 de abril hay un vencimiento de deuda de nueve mil millones de euros. Frente a esta situación, lo habitual hubiera sido que el gobierno griego refinanciara su deuda acudiendo a los mercados internacionales. Sin embargo, los altísimos intereses que Grecia debe pagar –por encima de 8 por ciento– hacen imposible recurrir al crédito.
Al ver que la fecha del vencimiento de deuda se aproximaba y que Grecia corría riesgo inminente de entrar en default, los países de la Unión Europea (UE), junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), acordaron otorgar ayuda financiera. No sólo se trataba de Grecia: también hay indicios de que la crisis se esparce hacia otros países de la eurozona.
Para muchos analistas resulta sorprendente que una economía tan pequeña como la griega pueda provocar tantas dificultades al resto de Europa. El problema reside en que existen otros países en la eurozona con altas tasas de endeudamiento y que se encuentran en una situación precaria. Si los mercados comienzan a dudar de la solvencia de países como España y Portugal, podría ocurrir un proceso similar al presenciado en Grecia, en donde el aumento de las tasas de intereses terminó obligando al gobierno de Papandreu a pedir ayuda a la Unión. Y como dijo un funcionario en Bruselas: “La UE no tiene suficiente dinero para ayudar a España”.
Grecia tiene una deuda de 113 por ciento de su PBI, lo que equivale a 300 mil millones de euros. La principal razón que provocó el endeudamiento griego fue una balanza comercial desfavorable, que fue empeorando sucesivamente desde que el país entró en la eurozona.
Con el ingreso a la zona euro, Grecia abrió su mercado al resto
de los países de la UE, los cuales inundaron el país con sus productos más competitivos y baratos. Esto favoreció a países exportadores como Alemania, quienes obtuvieron en Grecia y en otros países del sur de Europa nuevos mercados donde colocar productos. A cambio, Grecia pudo adoptar una moneda fuerte –el euro–, la cual le facilitó el acceso al crédito internacional. Durante años, los griegos vieron aumentar su nivel de vida gracias al crédito. Esto llevó a que creciera el nivel de endeudamiento hasta llegar a la situación actual.
Actualmente, países exportadores como Alemania –quienes anteriormente se vieron beneficiados con las importaciones griegas– son los primeros en exigirle al gobierno de Papandreu que aplique medidas de austeridad. Alemania es la segunda economía exportadora del mundo y ha logrado mantener su competitividad gracias a una política que sumerge los salarios domésticos.
El programa de austeridad que la administración Papandreu llevará a cabo bajo la estricta supervisión del FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión tendrá un costo social enorme. En principio el plan sigue la vieja receta del Fondo cuando se trata de equilibrar los presupuestos nacionales: recortes en el sector público y aumento generalizado de los impuestos. Las medidas pueden potencialmente ahogar la recuperación económica del país, ya que los recortes en el sector público bajarán el consumo aún más y el aumento de impuestos dificultará que la población sea capaz de ahorrar e invertir. Existe el peligro de que Grecia se sumerja en un período de estancamiento económico prolongado.
Actualmente, Grecia tiene una desocupación de 11,3 por ciento. El año pasado la economía cayó un 2 por ciento y se espera que se reduzca un 6 por ciento entre el 2010 y el 2011. Las medidas de austeridad incluirán un aumento del IVA, aumento de la edad legal de retiro, congelamiento de salarios y supresión de compensaciones salariales para funcionarios públicos. En el sector privado, el gobierno griego adoptará medidas que harán más sencillo y barato el despido de empleados. Estas medidas se sumarán a anteriores planes de austeridad ya implementados.
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