Los dos principales candidatos a la presidencia de Brasil plantearon la cuestión social como eje de sus programas de gobierno en el inicio de la campaña electoral, lo que anticipa marcará el perfil proselitista de cada comando y de los debates hacia las elecciones del 3 de octubre.

Dilma Rousseff, por una alianza que encabezan los partidos de los Trabajadores (PT) y del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB); y José Serra de la coalición que comandan los partidos de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y el Partido Democrático (DEM), se encuentran al frente de las preferencias en todas las encuestas.

En el incipiente proselitismo, la figura del presidente Luiz Lula da Silva y su gestión de gobierno será la referencia obligada para Rousseff, que asegura la continuidad, y para Serra, que pregona ahondar las transformaciones que le reconoce al oficialismo.

Lanzada como la sucesora natural de los ocho años de gobierno de Lula, Rousseff presentó esta semana al Tribunal Superior Electoral un programa dividido en ocho temas pero que revaloriza la profundización de los planes sociales que sacaron de la pobreza a 24 millones de personas.

La “candidata de las políticas sociales” propone priorizar la calidad de la educación, mejorando los salarios docentes y aumentando las becas de estudios; y plantea una reforma urbana con participación de los gobiernos federal, estaduales y municipales destinada a priorizar las necesidades de los más pobres. Según se anticipa, la ex ministra de la Casa Civil reivindicará las principales líneas de las políticas económicas aplicadas por Lula da Silva en sus dos gobiernos, pero tendrá a su cargo una demorada reforma tributaria, que ya le genera críticas de su principal contendiente.

El texto que sirvió de base para el programa de gobierno de Serra, el ex gobernador de la industrial San Pablo, fue dividido en cuatro capítulos vinculados a acción política, desarrollo, cuestión social y democracia y ciudadanía. Este último abarca el delicado ítem de la seguridad pública. El comando opositor, al presentar a Serra como “el presidente de la producción”, hará uno de sus ejes centrales en las deficiencias de infraestructura social, precisamente el área que su principal adversaria explota como capital electoral.

Serra resalta la supuesta falta de una estrategia de desarrollo y un bajo nivel de inversión pública, por lo que plantea un escenario de gobierno orientado a la creación de empleo. En estos primeros días de campaña, lanzada formalmente el martes último, el paulista se preocupó por garantizar en un eventual gobierno suyo la continuidad de los programas sociales vigentes e, incluso, su ampliación.