El presidente ruso, Dimitri Medvedev, se pronunció ayer por primera vez sobre el intercambio de espías entre su país y Estados Unidos en el foro social de Internet Twitter. “Es importante que Rusia y Estados Unidos comprendan que el fundamento de la seguridad nacional no son las armas o los juegos de espionaje, sino los desarrollos internos duraderos”, puso de manifiesto el mandatario por mensajes breves. Si bien su par norteamericano, Barack Obama, no usó ni Twitter ni otro medio para hablar del asunto, fue su vicepresidente Joe Biden quien se refirió con mucho humor a la última novela de espías.

Las relaciones entre Washington y Moscú están “pese a todo” a un buen nivel, dijo Medvedev a la red virtual. “No se puede dejar escapar la ocasión de regularlas debidamente.” Ambas potencias intercambiaron el viernes en total a 14 espías –los diez espías rusos detenidos en Estados Unidos a fines del mes pasado por cuatro agentes norteamericanos que cumplían condena en prisiones rusas–. La operación tuvo lugar en Viena, capital austríaca.

Desde que salió a la luz el escándalo, a finales de junio, Medvedev no había adoptado ninguna postura. Medios moscovitas aseguraron, citando a una fuente anónima del Kremlin, que los presidentes ruso y estadounidense habían acordado el intercambio.

Tampoco el presidente estadounidense, Barack Obama, ha hecho comentarios al respecto. Sin embargo, su vicepresidente, Joe Biden, usó una forma poco común para dar cuenta de que su país cerraba el capítulo de los espías rusos. Biden participó del programa cómico Tonight Show, en donde bromeó sobre la fotogénica Anna Chapman, de 28 años –nacida Anna Kushchenko–, a quien se pudo ver en la prensa mundial por ser la más atractiva de los 10 detenidos en Estados Unidos. El presentador del programa le preguntó a Biden: “¿Están tan buenos sus espías?”. Y el vicepresidente respondió, fingiendo un tono académico: “Dejame ser claro. No fui yo quien decidió mandarla de vuelta”.