EL MUNDO › USó LAS TOPADORAS EN JERUSALéN ORIENTAL
› Por Catrina Stewart *
Desde Jerusalén
Topadoras israelíes destruyeron ayer una casa palestina y otros tres edificios en Jerusalén oriental, la parte de la ciudad de mayoría árabe. De esa manera pusieron punto final a los esfuerzos israelíes para frenar las cuestionadas demoliciones que podrían terminar de sepultar cualquier posibilidad de paz. Cuando llegaron las excavadoras, las autoridades israelíes les dieron sólo una hora a los familiares y amigos de los dueños de una casa de Beit Hanina para juntar sus pertenencias y dejar su hogar.
En medio de los esfuerzos del gobierno de Barack Obama para acercar a los dos gobiernos y sentarlos en una misma mesa de negociación, la reanudación de las demoliciones en barrios de mayoría árabe desató una fuerte condena internacional contra las políticas israelíes hacia los palestinos en Jerusalén oriental.
José Manuel Barroso, el presidente de la Comisión Europea, calificó a las demoliciones como una acción “contraproducente”. “Los asentamientos y la política de demolición de casas son ilegales y, además, constituyen un obstáculo para alcanzar la paz y amenazan con hacer imposible una solución de dos Estados”, advirtió desde Bruselas.
Jerusalén sigue siendo el punto más contestado de un eventual acuerdo de paz. Israel sostiene que Jerusalén oriental –que fue ocupada y anexada después de la Guerra de los Seis Días en 1967– es su capital indivisible. Los palestinos, por su parte, la reclaman como la capital de su futuro Estado independiente. La comunidad internacional, por último, la considera un territorio ocupado.
Ayer, Dalel al Rajabi casi se desplomó cuando vio que su casa sobre la calle Beit Hanina había sido reducida a una pila de metal y bloques de cemento. Volvía del médico para llegar a almorzar con el resto de su familia. Consolada por amigos y familiares, Al Rajabi logró sentarse en un sillón que se había salvado. Con lágrimas en los ojos y su bebé de dos meses en sus brazos, contó que es la segunda vez en cuatro años que las autoridades israelíes destruyen su vivienda. “No me dieron ninguna advertencia. Mis hijos y yo estamos en la calle. ¿En dónde vamos a vivir?”, denunció.
La municipalidad de Jerusalén negó ayer que hubiera ordenado destruir casas que estaban habitadas. Los palestinos reconocen que construyen viviendas sin los permisos necesarios, pero denuncian que lo hacen porque es imposible conseguir las autorizaciones necesarias de las autoridades israelíes, aun cuando son dueños de las tierras.
Lo cierto es que la reanudación de las demoliciones llegó justo cuando Obama empezaba a normalizar la relación con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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