EL MUNDO › EL ESCANDALO QUE SALPICA AL GOBIERNO FRANCES DE NICOLAS SARKOZY
Los investigadores franceses detuvieron ayer a cuatro figuras claves en la trama de corrupción, incluyendo a un fotógrafo que está acusado de obtener casi mil millones de euros de la mujer más rica de Francia, heredera del emporio de cosméticos.
› Por John Lichfield *
Desde París
Los investigadores franceses arrestaron ayer a cuatro figuras clave en el escándalo feudal de la familia L’Oréal, incluyendo a un fotógrafo célebre que está acusado de obtener casi mil millones de euros de la mujer más rica de Francia. Francois-Marie Banier, de 63 años, un amigo de estrellas desde Salvador Dalí a Johnny Depp, pasará por lo menos dos noches en la cárcel enfrentándose a preguntas sobre la sospecha de evasión impositiva.
La policía también arrestó a Patrice de Maistre, de 61 años, el aristocrático gerente de la fortuna personal de Liliane Bettencourt, de 87 años, la mayor accionista de L’Oréal. Los otros detenidos son Fabrice Goguel, el ex abogado impositivo de Bettencourt, y Carlos Vejarano, el gerente de una exclusiva isla en Seychelles, cuya propiedad es sospechada de convertirse en un peón de 500 millones de euros en un juego de ajedrez fiscal. Después de explotar en las últimas tres semanas en un escándalo político, el affaire abruptamente revirtió a sus orígenes, a una pelea entre madre e hija que generó acusaciones de abuso de una aturdida mujer mayor y sospechas de evasión impositiva a escala heroica.
Todos los arrestos parten de 100 horas de conversaciones en el hogar de Bettencourt entre abril de 2009 y mayo de este año, que fueron secretamente grabados por su ex mayordomo y entregados a los investigadores. Se espera que la policía interrogue a los cuatro hombres sobre pasajes en las grabaciones que parecen discutir formas de ocultar partes de la fortuna de 14 mil millones de euros de Bettencourt en el exterior. Las conversaciones grabadas se refieren también a los intrincados cambios de mano de la propiedad off shore de la isla de Arros en Seychelles, que una vez perteneció a Bettencourt pero que ha sido transferida, sin que ella lo recuerde, al control de Banier.
“¿Yo quería darle una isla?”, se escucha a la aturdida heredera preguntarle a De Maistre. Aun antes de los arrestos de ayer, la saga Bettencourt había entrado en una nueva etapa potencialmente explosiva. La mujer y su única hija, Francois Bettencourt Meyers, de 57 años, han dado pasos que exponen un aspecto del asunto hasta ahora oculto: la lucha por el control de L’Oréal, la empresa de cosmética más grande del mundo.
El amigo de Bettencourt, Banier, enfrenta cargos por aceptar “obsequios” por valor de casi mil millones de euros en efectivo, cuadros, y bienes de la millonaria. Su juicio fue suspendido hace dos semanas para permitir que el juez estudie las grabaciones secretas. El miércoles, la hija de Bettencourt anunció que no esperaría hasta el resultado del juicio. Ante la evidencia de las conversaciones secretas, dijo su abogado, había una urgente necesidad de declarar a Bettencourt incapaz de manejar sus propios asuntos. Esto, potencialmente transferiría su control en L’Oréal a su hija y yerno. Bettencourt emitió una declaración acusando a su hija de “persecución innoble”. La multimillonaria señaló que su hija estaba apurada por tomar el control de L’Oréal, ya que quería vender la empresa a su segundo mayor accionista, la multinacional suiza Nestlé.
Bettencourt anunció también que había ordenado una “auditoría” de todas sus empresas familiares y fideicomisos para probar que sus finanzas están en orden. La declaración explotó en su rostro casi inmediatamente. La multimillonaria anunció que el control se llevaría a cabo, no por un auditor independiente, sino por su propio gerente financiero, De Maistre.
Desde que se supo acerca de las transcripciones de las “grabaciones del mayordomo” la semana pasada, el propio rol de De Maistre en el asunto es dudoso. Se lo escucha tratando de obtener una gran suma de efectivo de Bettencourt para comprarse el “yate de sus sueños”. También fue uno de los cuatro hombres arrestados.
Las grabaciones también detonaron un escándalo político. Sugieren que el presidente Nicolas Sarkozy había intervenido para tratar de detener el procesamiento de Banier. También sugieren que el tesorero del partido de Sarkozy, Eric Woerth, había solicitado fondos de Bettencourt y un empleo para su mujer, cuando estaba haciendo una campaña contra los grandes evasores.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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