Sáb 17.07.2010

EL MUNDO  › POR LAS DENUNCIAS DE URIBE SOBRE LA SUPUESTA PRESENCIA DE JEFES GUERRILLEROS DE LAS FARC Y EL ELN EN VENEZUELA

Chávez retiró a su embajador en Colombia

El presidente venezolano respondió así a las acusaciones que hizo el jueves el gobierno colombiano, en una reunión a puertas cerradas con los directores de los medios de Bogotá. La oposición venezolana y colombiana también lo criticaron por no publicar las pruebas.

Tres semanas antes de dejar el sillón presidencial, Alvaro Uribe provocó una nueva crisis diplomática con el gobierno vecino de Venezuela. Ayer Hugo Chávez llamó a consultas a su embajador en Bogotá y acusó a su par colombiano de provocarlo con sus nuevas denuncias. El jueves a la noche el ministro de Defensa colombiano se había reunido con los directores de los principales medios para mostrarles “evidencias” de la presencia de jefes guerrilleros de las FARC y el ELN en territorio venezolano. No las exhibió en público, pero sí acusó al gobierno vecino de albergar a algunos de los hombres más buscados por la Justicia colombiana. La ofensiva mediática, una de las últimas que le quedan a Uribe, no cayó bien ni en el Palacio de Miraflores ni entre la oposición venezolana, y hasta sus dos antecesores, Ernesto Samper y Andrés Pastrana, lo criticaron. El único que apoyó la denuncia del jueves fue el Departamento de Estado norteamericano.

El jueves a la mañana la Casa de Nariño había anunciado con bombos y platillos que finalmente presentaría las pruebas, la “inteligencia”, que comprobaría todas sus denuncias sobre la connivencia entre las guerrillas colombianas y algunos gobiernos vecinos, principalmente el venezolano de Hugo Chávez. La expectativa creció durante el día hasta que a última hora de la noche se supo que el ministro de Defensa, Gabriel Silva, se había reunido con los directivos de los grandes medios de comunicación. La reunión fue a puertas cerradas y los empresarios y el propio Silva difundieron sólo algunos detalles del encuentro. Según relataron, les mostraron fotos, videos y registros de los sistemas de GPS de las Fuerzas Armadas de los últimos tres años. El ministro explicó más tarde que la mayoría de las pruebas fueron entregadas por doce guerrilleros desmovilizados de las FARC y el ELN, las dos guerrillas más importantes de Colombia.

Según esta información, continuó, Iván Márquez, Rodrigo Granda y alias Timochenko, tres jefes de las FARC, y Carlos Marín Guarín, alias Pablito, uno de los máximos líderes del ELN, estarían escondiéndose en territorio venezolano, cerca de la selvática frontera con Colombia. Al terminar la conferencia de prensa posterior, Silva, quien estuvo acompañado por el embajador norteamericano en Bogotá, William Brownfield, explicó que las pruebas no podían ser publicadas por razones de seguridad. Desde Washington, el vocero del Departamento de Estado Philip Crowley respaldó las acusaciones colombianas al asegurar que ellos también “hace tiempo” que están preocupados por la supuesta presencia guerrillera en suelo venezolano.

Pero exceptuando al gobierno norteamericano, la explicación de Bogotá dejó insatisfechos a prácticamente todos. Dentro de Colombia, la oposición acusó a Uribe de volver a tensar las relaciones con Venezuela, justo cuando comenzaban a normalizarse. “No es a través del escándalo y la denuncia que se puede tener una buena relación con los vecinos”, se quejó el ex presidente Samper, uno de los principales impulsores de mejorar la relación con el gobierno vecino. Otro ex mandatario colombiano, Pastrana, fue aún más duro con su sucesor y aseguró que es llamativo que Uribe haga una denuncia tan fuerte a semanas de dejar el cargo.

Tanto a un lado como al otro de la frontera, muchos analistas coincidían en que la nueva ofensiva política de Uribe contra Chávez es un intento por frenar cualquier esperanza de acercamiento entre el mandatario venezolano y su sucesor, Juan Manuel Santos. El próximo 7 de agosto Santos, su ex ministro de Defensa, asumirá la presidencia y como un gesto había invitado a Chávez. Ayer, desde Miami, Santos tuvo otro gesto y llamó a resolver los problemas diplomáticos con Venezuela a través del diálogo.

En Venezuela la acusación de la Casa de Nariño cosechó un repudio similar. La primera y más fuerte reacción llegó de boca del presidente Chávez. “Es una patraña del gobierno burgués de Colombia, gobierno apátrida de Colombia. No voy a caer en provocaciones. Esto obedece al desespero de Uribe, que se va, pero no significa que vamos a quedar callados ante el atropello”, se quejó en un acto transmitido en cadena de radio y televisión.

Pero lo más llamativo fue que Uribe logró inclusive acercar al oficialismo venezolano con la oposición. Timoteo Zambrano, uno de los dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática, la coalición que aglutina a la mayoría de las fuerzas antichavistas, no desmintió categóricamente las acusaciones de Bogotá, pero sí cuestionó la falta de evidencias. “Nos parece que no es responsable hacer unas denuncias y no entregarles a los medios y a las contrapartes las pruebas que dice tener”, aseguró el líder opositor, quien además felicitó a Chávez por respetar los pasos de la diplomacia y limitarse a llamar a consultas al embajador venezolano en Bogotá.

A media mañana, el canciller venezolano Nicolás Maduro anunció que el embajador Gustavo Márquez estaba viajando de Bogotá a Caracas a pedido de Chávez y advirtió que el gobierno estaba analizando otras medidas. “Mucha gente se pregunta hoy qué busca el saliente presidente Uribe con esto –aseguró el canciller–. Es raro que suceda justo en momentos en que parecieran darse algunas señales para avanzar en un proceso de acercamiento con el nuevo gobierno de Colombia.”

Chávez ayer no quiso confirmar si aceptará o no la invitación de Santos para participar de su asunción, pero sí diferenció al presidente electo de su antiguo jefe. “Esto que está sucediendo no es sino el desespero del grupo de la extrema derecha que rodea a Uribe para tratar de generar un gran conflicto e impedirle a Santos que vuelva a establecer relaciones ”, opinó Chávez, quien hasta hace sólo unos meses acusaba a Santos de ser el ala más dura del gobierno de Uribe.

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