EL MUNDO › EN UNA INICIATIVA MEDIADORA, LA SEMANA PRóXIMA SE REUNIRá CON CHáVEZ Y CON URIBE POR SEPARADO
Como secretario ejecutivo de la Unasur, Kirchner llamó ayer a los presidentes enfrentados y cerró encuentros para el jueves y el viernes que viene. Varios países propusieron mediar en el conflicto de manera individual.
Entre todas las ofertas de mediación existentes en el conflicto entre Venezuela y Colombia, la Unasur parecía sacar ayer una ventaja decisiva. Tras otro día de gastar baterías de celulares, Néstor Kirchner, secretario ejecutivo del bloque, agendó un encuentro en Caracas con Hugo Chávez para el jueves 5 de agosto mientras que al otro día viajará a Bogotá para ver al presidente saliente Alvaro Uribe y al entrante Juan Manuel Santos. También está previsto que se quede para la transmisión del mando, que será el sábado 7 de agosto. Los cancilleres de los países del bloque, en tanto, podrían también reunirse la semana próxima.
Kirchner hasta ahora se movió con prudencia extrema, conocedor de que cualquier hecho que sea malinterpretado puede echar todo el armado abajo. Se sabe que además de con las dos partes involucradas también se mantuvo en contacto permanente con el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y con el ecuatoriano Rafael Correa, quien encabeza la presidencia pro témpore del bloque regional.
En respuesta al pedido formal para una convocatoria de emergencia que le hizo llegar Venezuela el jueves, Correa anunció también la reunión con los presidentes de la región, pero no le puso fecha al encuentro. “Podemos, obviamente, en ese espacio atender la solicitud del presidente Chávez para reunirnos los presidentes de la región, al menos de América del Sur, y tratar de ver cómo mediamos y resolvemos este conflicto”, señaló Correa.
Hubo varios países que lanzaron propuestas para mediar de forma individual en la crisis: Brasil, Perú, Panamá, Paraguay y hasta España lamentaron la situación y ofrecieron sus buenos oficios. Para Chávez, lo importante era que el conflicto saliera del ámbito de la Organización de Estados Americanos (OEA), el organismo que habilitó una sesión extraordinaria para que Colombia denunciara la supuesta existencia de campamentos de las FARC en territorio venezolano.
Esa sesión generó las airadas críticas chavistas y también las del gobierno de Ecuador. El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, acusó al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, de no cumplir con su deber por haberle dado luz verde al evento extraordinario sin antes realizar consultas entre los países. El organismo históricamente estuvo vinculado con Estados Unidos y sus aliados en el continente, como Colombia. Por eso rápidamente el canciller venezolano, Nicolás Maduro, buscó sacar la discusión de ese ámbito hostil y pidió la convocatoria de la Unasur, en principio a nivel de los cancilleres. Ayer los hechos se desarrollaron en esa dirección.
Kirchner continuó ayer fatigando los teléfonos que le pasaban el secretario de la Gestión Pública, Juan Manuel Abal Medina, y el coordinador de la Unidad Presidente, Rafael Follonier, sus dos principales colaboradores en la secretaría ejecutiva. En el ambiente diplomático veían al ex presidente argentino con mejores posibilidades que Correa para actuar como mediador, ya que el presidente de Ecuador se peleó feo con Uribe dos años atrás cuando Colombia atacó un campamento de las FARC en la selva ecuatoriana y mató al jefe guerrillero Raúl Reyes. Desde entonces, las relaciones nunca pasaron de regulares.
En principio, la gestión de Kirchner fue exitosa porque rápidamente consiguió organizar el encuentro con Uribe y con Santos, algo que a priori no asomaba tan sencillo. Será la primera gestión delicada del ex presidente argentino en su condición de secretario del bloque regional. Sin embargo, no pisará terreno totalmente nuevo. Kirchner ya estuvo con Chávez y Uribe en la selva colombiana a fines de 2007 cuando encabezó la misión internacional que intentó, sin éxito, garantizar la liberación de la rehén de las FARC Clara Rojas, quien recién sería liberada un mes después. El otro antecedente tiene que ver con la Unasur. Fue en agosto de 2009, cuando el bloque convocó a una cumbre excepcional en Bariloche para debatir la instalación de bases norteamericanas en Colombia. Aunque pasó algún mal momento, Uribe evitó allí la condena regional.
El canciller colombiano, Jaime Bermúdez, aseguró ayer que su país “siempre está abierto al diálogo”, pero que todas las gestiones mediadoras que se habían intentado –habló de España y de Cuba– habían fracasado. Bermúdez, al igual que el venezolano Maduro y el ecuatoriano Patiño, conversó ayer telefónicamente con su par argentino Héctor Timerman para transmitirle sus puntos de vista. Quedaron en verse en la reunión de cancilleres de la Unasur que muy probablemente se concrete la semana que viene. Argentina hasta ahora no emitió opinión sobre el conflicto bilateral. El gobierno de Venezuela informó a través de un comunicado que Chávez había hablado, entre otros presidentes, con Lula –con quien se reunirá el viernes 6 en Caracas–, Cristina Fernández de Kirchner para “ampliar detalles acerca de la burda campaña de desinformación emprendida por Uribe desde la OEA”.
No está confirmado que la Presidenta argentina participe de la transmisión de mando en Colombia, en la que seguro estará su marido. Cerca del ex presidente veían el recambio presidencial como una gran posibilidad para solucionar este entuerto. Hasta ayer, Santos había mantenido una postura prescindente, evitando opinar sobre el conflicto para no complicar la situación. Desde que resultó electo, Santos dio muestras de buscar un vínculo diferente con Venezuela y Ecuador, en una postura bien diferente a la de Uribe, que evidentemente planea mantener una posición confrontativa hasta el último día de su mandato.
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