El presidente de Chile, Ricardo Lagos, calificó ayer como un buen augurio para este año las palabras del jefe del ejército, Juan Emilio Cheyre, en que tomó distancia del golpe militar de Augusto Pinochet y consideró “injustificables” los atropellos a los derechos humanos ocurridos. En una columna aparecida en el diario La Tercera, Cheyre dijo entre otras cosas que no se considera “heredero de un determinado régimen de gobierno” y precisó que “el ejército no es contraparte de ningún partido político o sector de la sociedad. Pertenece a todos los chilenos, a quienes está llamado a servir por igual”. Cheyre escribió que su institución se suma al trabajo “por la concordia y la reparación de los desaciertos del pasado, a los cuales no podemos sustraernos como nación”. Reiteró además que reconoce los “excesos cometidos” en contra de conciudadanos y agregó que “los atropellos a los derechos humanos no tienen justificación”. El general Cheyre ya había tenido gestos como el del 30 de septiembre pasado, cuando organizó una misa en memoria del general Carlos Prats, asesinado en Buenos Aires en 1974, y a quien la institución no le había rendido nunca un homenaje.