Vie 03.09.2010

EL MUNDO  › MALA IMAGEN EN LAS ENCUESTAS, PROBLEMAS CON EL CASO L’OREAL Y REFORMA PREVISIONAL

Otoño francés movidito para Sarko

La escena que oscila entre la burla y el misterio: el ministro que pasó a ser el emblema de los privilegios y la impunidad con que se mueven las grandes fortunas asumirá la reforma que decapita los beneficios sociales de los franceses.

› Por Eduardo Febbro

Desde París

La agenda política del otoño francés es una bandeja de densos ingredientes. El desempleo, el pétreo descontento de una mayoría de Francia, la reforma del sistema de jubilaciones, la impopularidad del presidente, los constantes coletazos del escándalo L’Oréal que debilitan al ministro de Trabajo, Eric Woerth, las divisiones en la derecha a propósito de la política de seguridad de Nicolas Sarkozy y las huelgas y manifestaciones previstas para la próxima semana vaticinan un banquete indigesto.

El actor principal de la densa semana social que se avecina sigue atrapado en las turbulencias del caso L’Oréal. Asediado desde hace meses por constantes revelaciones sobre su proximidad con Lilianne Bettencourt, la heredera del fundador de la multinacional L’Oréal y, más particularmente, con el gestor de la fortuna de los Bettencourt, Patrice de Maistre, el ministro de Trabajo admitió el jueves que era el autor de una carta en la que pedía la Legión de Honor para Patrice de Maistre.

Eric Woerth, que prendió en la solapa del gestor la distinción más alta que ofrece Francia, pasó casi todo el verano negando esa información, pero ayer asumió la veracidad de las revelaciones de la prensa.

El embrollo del baúl sin fondo en que se ha convertido el caso de la señora Bettencourt no pesaría tanto si el administrador de la fortuna de la heredera no hubiese sido también, cuando el actual ministro de Trabajo era titular de la cartera de Presupuesto, el empleador de la mujer del ministro. Y para empañar más las cosas, es este mismo ministro quien, la próxima semana, defenderá en la Asamblea Nacional la reforma más impugnada de la presidencia de Nicolas Sarkozy, la del sistema de pensiones de Francia.

La reforma hará pasar la edad legal de la jubilación de 60 a 62 años. Los dirigentes de las dos principales centrales sindicales del país, CGT y CFDT, manifestaron sus dudas sobre la capacidad y la pertinencia de Eric Woerth para defender un proyecto de ley tan controvertido, cuando está acosado por una red de sospechas que van desde el conflicto de intereses entre su función de ministro de Presupuesto y sus relaciones con el entorno de los Bettencourt, hasta testimonios sobre la financiación ilegal de la campaña electoral de Nicolas Sarkozy, de la cual Woerth era el tesorero.

Cada línea de este megaescándalo es el comienzo de una novela político-financiera cuyos protagonistas son una anciana multimillonaria, un fotógrafo dandy que recibió mil millones de euros de regalo de la señora, el opaco gestor de su fortuna, la mujer del ministro, el mismo ministro, la campaña electoral de Nicolas Sarkozy, la guerra en el corazón del sistema judicial francés y, al filo de la intriga, la constatada evasión fiscal de Lilianne Bettencourt. Pese a la andanada de revelaciones que fueron cercando a Eric Woerth y al costo político que ello tuvo para el presidente, Nicolas Sarkozy lo mantuvo en su puesto.

La situación desemboca ahora en una escena que oscila entre la burla y el misterio: el ministro, que pasó a ser el emblema de los privilegios y la impunidad con que se mueven las grandes fortunas, es también quien asumirá la reforma que decapita los beneficios sociales de los franceses en el sector ultrasensible de la jubilación. Los socialistas acotan que el ministro de Trabajo está “quemado” y totalmente “descalificado” para hacerse cargo de un debate parlamentario de esa naturaleza. El secretario general de la CGT, Bernard Thibault, estimó que la reforma del sistema de pensiones estará “contaminada” por las sospechas en torno del ministro. Los sindicatos y la izquierda le prepararon un comité de recepción. El próximo 7 de septiembre, o sea, el día en que comienza el debate, convocaron a una jornada de huelgas y manifestaciones en todo el país. Transporte, administración y servicios públicos serán los sectores más afectados.

Los sindicatos apuestan por una movilización mayor a la del 24 de junio, cuando más de dos millones de personas impugnaron en las calles la reforma de las jubilaciones. El gobierno, sin embargo, mira hacia otro lado. El Ejecutivo ocupó parte del verano con un plan contra la delincuencia que puso a medio mundo contra Francia –Comisión Europea, Naciones Unidas, Amnistía Internacional– porque sus destinatarios no eran otros que los gitanos (ver p. 22).

La puesta en escena de las deportaciones de gitanos hacia Rumania y Bulgaria rompieron incluso la unidad dentro de la derecha. Pero todo pasó tan rápido como camina Nicolas Sarkozy. Sin embargo, al presidente speederman lo persigue la sombra de su ministro de Trabajo y la boca gigante de la trama L’Oréal.

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