EL MUNDO › DUROS CRUCES CON LA OPOSICIóN EN CHILE
› Por Christian Palma
Como perros y gatos. Así están las cosas entre el gobierno de Sebastián Piñera y la Concertación –recién articulándose de verdad como oposición–, en un escenario que de unidad nacional, como fue el deseo explícito del mandatario chileno al asumir su cargo, no tiene nada. Las acusaciones cruzadas entre los inquilinos de La Moneda y los legisladores opositores han encontrado tierra fértil en las últimas semanas a raíz de la discusión del Presupuesto de la Nación 2011 y la polémica generada en el fútbol; sin embargo, ayer la confrontación subió el tono a niveles no vistos, al menos en esta administración.
El senador demócrata cristiano (DC) Andrés Zaldívar fustigó con todo a la ministra de la Secretaría General de Gobierno (Segegob) y vocera de la Moneda, Ena von Baer, cuyo ministerio fue castigado la semana pasada por los diputados de oposición que rechazaron su partida en el erario nacional en represalia por el tono de las críticas que la secretaria de Estado hizo a los cuestionamientos de la Concertación (los tildó de canallas) en el caso de la supuesta intervención del gobierno en las elecciones de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP).
En dichos comicios, el español avecindado en Chile, Jorge Segovia, le ganó al actual timonel del fútbol, Harold Mayne-Nicholls, lo que generó un terremoto de proporciones, pues gatilló, de paso, la salida de Marcelo Bielsa de la selección chilena, hecho altamente impopular. Esto encendió las alarmas en La Moneda, pues abrió un flanco para que parte de la oposición torpedeara a Piñera, acusándolo de influir en la elección, primero porque es sabido que el presidente de Chile no se lleva bien ni con Mayne-Nicholls ni con Bielsa (ambos muy cercanos a Michelle Bachelet) y segundo, porque aún es accionista de Colo-Colo, uno de los clubes que votaron (botaron) a la dupla futbolera más exitosa de los últimos años en Chile.
En este teatro de operaciones, Andrés Zaldívar –hermano de Adolfo, el embajador de Chile en Argentina– comparó las reacciones de la portavoz de palacio con la actitud de las “juventudes hitlerianas”. “Cada vez que habla la ministra secretaria general de Gobierno más bien busca la guerra en vez del entendimiento, el acuerdo, y parece ya un poco salida de las juventudes hitlerianas”, lanzó sin filtro el veterano político, conocido como un hombre templado y de consenso, lo que llamó más la atención.
Más tarde, morigeró sus dichos, aunque con relativa prudencia, al comentar que recuerda también a la dictadura militar de Augusto Pinochet. “Yo no he querido ofenderla a (Von Baer), pero sí tiene una conducta descalificatoria que me recuerda al gobierno de Pinochet”, sostuvo. Es que la acusación de la vocera a la Concertación de no cumplir la palabra empeñada para votar el Presupuesto y que es sólo una acusación política, “porque se dan todas cosas de contexto que no van al punto central de la acusación que se está haciendo y no hay ninguna prueba sobre la mesa”, hirió a muchos y permitió aglutinar a la oposición como no había pasado desde marzo en un tema común.
Respecto de los dichos del mayor del clan Zaldívar, Von Baer, consideró que “al senador Zaldívar se le pasó la mano. Así como se dice que no caigamos en descalificaciones, me pregunto quién está cayendo realmente en descalificaciones, quién está realmente ensuciando la política chilena”.
La derecha cerró filas en torno de la secretaria de Estado y tildaron las acusaciones de “xenófobas” e “injuria y ofensa imperdonable”.
El presidente Sebastián Piñera, antes de iniciar una gira por Asia, también tildó de “canallescas y miserables” las acusaciones en su contra sobre la intervención en el fútbol.
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