El gobierno griego presentó ayer ante el Parlamento el presupuesto para 2011. Las autoridades planean medidas de ahorro y una suba de impuestos por más de 8 mil millones de dólares. Según la prensa helénica, se trata del presupuesto más duro en décadas. En respuesta, los sindicatos ya anunciaron medidas para el próximo 15 de diciembre.

“Todos sabemos que todavía no hay nada ganado. Estamos ante un importante punto de inflexión. Tenemos que asestar un golpe al Estado derrochador y al fraude fiscal”, dijo a la televisión el ministro de Finanzas, Giorgos Papakonstaninu. Hasta ayer se había hablado de un agujero presupuestario de 5500 millones de dólares. Con la propuesta de cuentas presentada ayer, el déficit bajaría del 9,4 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) actual al 7,4 por ciento en 2011. Según datos de la Unión Europea, el déficit griego en 2009 escaló al 15,4 por ciento. “Vamos a acatar y a cumplir con todos nuestros compromisos”, afirmó el titular de la cartera de Finanzas.

Con la presentación de este presupuesto austero, Atenas se acopla al dictado de máximo ahorro internacional. La propuesta de gastos se realizó en estrecha cooperación con los funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Central Europeo (BCE) y de la Unión Europea (UE). La prensa especializada dice que, en realidad, estos agentes son los que tienen las riendas de la economía griega. Sin su aprobación, Grecia no podría recibir más ayuda de sus socios en la UE o en el FMI. Las cuentas públicas prevén, entre otros, recortes masivos en el sistema de salud, con lo que Atenas se ahorrará cerca de tres mil millones de euros. En otros productos, como los alimentos y las bebidas no alcohólicas, se impondrá un IVA del 23 por ciento. Pero la carga fiscal de medicamentos y alojamiento bajará al 6,5 por ciento. El IVA para el combustible volverá a subir en octubre del año próximo.

No todos fueron recortes. Para fortalecer el sector de la construcción, el gobierno de Giorgos Papandreu decidió facilitar la edificación o la compra de la primera vivienda. Nadie tendrá que demostrar la procedencia del dinero, con lo que las autoridades confían en que los fondos que están en el exterior regresen al país. En tanto, se busca conseguir ingresos extra con la privatización de los ferrocarriles y el aumento de los impuestos indirectos. Con estas medidas, el Ejecutivo se propone impulsar alguna iniciativa contra el desempleo, que afecta al 12,2 por ciento de la población activa.

Pero, en lo que parece una contradicción frente a este objetivo, las autoridades no descartan despedir a empleados públicos. La medida podrá afectar sobre todo a la empresa pública de electricidad y a los conductores de colectivos y trenes. En ese sector, los salarios se recortarán hasta un 40 por ciento.

El Parlamento griego votará el presupuesto en la medianoche del próximo 22 de diciembre. Las chances de que pase son muchas. El gobierno socialista cuenta con una cómoda mayoría de 157 escaños sobre un total de 300.

Miles de simpatizantes del Partido Comunista griego, el KKE, y de la izquierda radical, Syriza, ganaron las calles el lunes en Atenas y en Tesalónica. Llevaban carteles con la leyenda: “FMI, go home”. La central sindical del sector privado, la GSEE, anunció una nueva huelga para el 15 de diciembre y todo indica que el escenario de críticas contra el organismo internacional y la UE volverá a repetirse.