EL MUNDO › NUEVAS CARAS PARA REFORMAR A LA POLICíA Y AL SERVICIO DE INTELIGENCIA
Casi tres meses después del intento de golpe en Ecuador, el presidente Rafael Correa removió a los ministros de Interior y Defensa, a cargo de las fuerzas armadas y de seguridad. Con estos cambios en el gabinete, el presidente Rafael Correa pretende allanar el camino para una reforma policial, que fue la fuerza que se sublevó a fines de septiembre, y aceitar los mecanismos dentro de los Servicios de Inteligencia, que fallaron al no advertirle al mandatario sobre la sublevación en ciernes.
La ceremonia de jura de los nuevos ministros se realizó ayer al mediodía. En ese momento, Gustavo Jalkh le dejó la cartera del Interior a Alfredo Vera. Mientras que Miguel Carvajal le cedió el Ministerio de Defensa al vicealmirante retirado Homero Arellano. “Son personas de mucha confianza y leales al proyecto del gobierno”, definió a los flamantes ministros el secretario de Comunicación de Correa, Fernando Alvarado, en conversación con Página/12.
Jalkh dimitió el lunes a su cargo y, aunque deje el ministerio, no se irá del gobierno. Quien ocupaba el Ministerio del Interior cuando se sublevaron los policías oficiará de secretario particular de Correa. Al momento de presentar su renuncia, el abogado que estuvo 22 meses al frente del Ministerio del Interior explicó su partida por la “necesidad de refrescamientos en el gabinete”, cambios que estimó positivos y necesarios.
Por decisión del presidente ecuatoriano, Vera desembarcará en esa cartera. El ex legislador y ex ministro de Educación del ex gobernante Rodrigo Borja (1988-1992) se desempeñó desde 2007 hasta 2009 como secretario de Anticorrupción en la administración de Correa. Vera es un arquitecto, escritor y periodista de 75 años y desde ahora tendrá que hacerse cargo del ministerio más conflictivo de Ecuador y, desde allí, supervisar la reforma de la policía, mientras la prensa local denuncia que aumentan los delitos en Guayaquil y los asesinatos a manos de sicarios.
El otro flamante ministro que juró ayer en el Palacio de Carondelet fue Arellano, un hombre de confianza al que Correa le encomendó refundar el Servicio de Inteligencia, que se mostró deficiente al no poder anticipar el alzamiento policial del 30 de septiembre que puso en peligro la vida del presidente. Ese día, policías y miembros de la Fuerza Aérea se alzaron por recortes en sus salarios y mantuvieron secuestrado al presidente.
En 2007, el vicealmirante retirado fue designado por Correa para comandar la Marina. Pero Arellano abandonó su cargo en enero de 2008, al denunciar la existencia de mafias y fuerzas ocultas que pretendían mantener negocios relacionados con el petróleo y el gas. Hace poco más de un mes, el 25 de octubre, volvió a confiarle un puesto clave: puso a Arellano a cargo de la Secretaría de Inteligencia, desde donde funcionaba como nexo con el Ejecutivo. Por su paso al Ministerio de Seguridad, ahora lo reemplazará el subsecretario Luis Yépez.
Después de asumir, el flamante ministro de Seguridad llamó a librar una batalla contra la inseguridad, la que según Correa es el caballito de batalla de la oposición y de la prensa contraria al gobierno. “Los medios no están usando el tema de la inseguridad como una preocupación, sino como una forma de ataque al gobierno”, denunció Alvarado. Por su parte, el mandatario insiste en que los sectores opositores podrían volver a ensayar otra intentona en su contra, por lo que la semana pasada prorrogó por dos meses el estado de excepción en la Asamblea Nacional. Según Correa, ese órgano parlamentario aún no superó las secuelas del levantamiento ocurrido hace dos meses y medio.
Informe: Luciana Bertoia.
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