El fundador de Wikileaks, Julian Assange, firmó ayer un convenio para publicar su autobiografía en Gran Bretaña, con la editorial Canongate Books. Jamie Byng, el responsable de esa firma, imprimirá el libro el año que viene. Knopf tiene los derechos para la publicación en Estados Unidos. Mientras tanto, Assange sigue diciendo que teme ser extraditado a los Estados Unidos.

La compañía espera que Assange termine su manuscrito para marzo, si logra resistirse a la extradición a Suecia, donde lo reclaman para interrogarlo acerca de supuestos delitos sexuales contra dos mujeres. Las memorias continuarán con las revelaciones de quien fuera el segundo de Assange en Wikileaks, Daniel Domscheit-Berg. El libro del ex compañero del periodista australiano se referirá a sus días dentro del espacio que postula la transparencia radical. Inside Wikileaks: My time at the world’s most dangerous website (Wikileaks: Mis días en el sitio web más peligroso) aparecerá el 27 de enero, cuando lo difunda la editorial alemana Econ Verlag.

Mientras escribe su libro, Assange volvió a insistir con que teme ser extraditado a Estados Unidos. La Justicia sueca pidió en su solicitud de extradición que se le impida tener cualquier comunicación y que a su abogado sueco no le esté permitido hablar sobre el caso. “No son los términos bajo los cuales tiene lugar un proceso justo”, denunció Assange, quien intenta evitar que lo envíen a Estocolmo, algo que decidirá, como pronto, a mediados de enero un tribunal británico.

Mientras tanto, Assange está libre bajo fianza pero debe permanecer en el sudeste de Inglaterra en la casa de su amigo Vaughan Smith, llevar un localizador electrónico y presentarse a diario en la oficina de la policía local. Assange niega los cargos que la Justicia sueca levantó en su contra y los atribuye a una conspiración a raíz de las revelaciones de la diplomacia estadounidense, por parte de Wikileaks, en las últimas semanas. Assange consideró que las dos mujeres que lo acusan tuvieron una reacción exagerada y dijo que quizá se pusieron nerviosas por miedo a haberse contagiado enfermedades de transmisión sexual. Una lo acusa de romper intencionadamente el preservativo y otra de forzarla a mantener relaciones sin protección.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.