EL MUNDO › EL GOBIERNO DE BRASIL OSCILARá ENTRE LA REDUCCIóN DEL GASTO PúBLICO Y LA CONTINUIDAD DE LOS PROGRAMAS SOCIALES
La mandataria y su equipo debatieron la manera en que el gobierno aplicará una merma de gastos que le permita al Banco Central reducir la tasa de interés, mantener la competitividad del real y las metas de inflación y crecimiento.
Equilibrio. Así puede definirse la estrategia que la flamante presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y su equipo diseñaron para su primer año de gestión. Los lineamientos económicos oscilarán entre la reducción del gasto público y la continuidad y profundización de los programas sociales y de las grandes obras de infraestructura. “Hacer más con menos”, repitieron varios de los ministros que asumieron ayer en sus cargos. Todos a bordo.
La mandataria dedicó varias horas de ayer a una reunión con el equipo económico del gobierno, encabezado por el titular de la cartera de Hacienda, Guido Mantega, y la flamante ministra de Planeamiento, Miriam Belchior. El debate giró en torno de la manera en que el gobierno aplicará una anunciada merma de gastos que le permita al Banco Central reducir la tasa de interés, mantener la competitividad del real, las metas de inflación del 4,5 por ciento y de crecimiento del PBI del 4,5 al 6 por ciento. Los funcionarios cerraron el encuentro con el mandato de elaborar una batería de medidas para llevar a cabo tales objetivos, que deberán presentar a Rousseff antes de fin de mes para poder aplicarlo en febrero. La flamante ministra, que desarrollará un rol preponderante durante los primeros años de gestión económica de Brasil, ya que tendrá a su cargo el diseño y la aplicación del presupuesto para los planes sociales, de vivienda, de Aceleración del Crecimiento (PAC) y de obras de infraestructura, fue la primera en confirmar la reducción en el dinero disponible. “Voy a trabajar con los dos pies, tanto en el acelerador como en el freno. Habrá que hacer más con menos”, deslizó Belchior al asumir en su cargo, ayer por la mañana.
Asegurado el recorte, según lo difundido por los miembros del gabinete, no está determinado el monto. En ese sentido, Belchior, que decidirá junto con Mantega el tamaño del achique presupuestario, aclaró que serán preservados el salario mínimo fijado por Lula, el plan de infraestructura y el plan social Bolsa Familia, que involucra a 40 millones de personas.
En ese sentido, desde el Ministerio de Desarrollo Social anunciaron que los beneficiarios de ese programa sufrirán un reajuste en el primer semestre. No obstante, la titular de esa cartera, Tereza Campello, aseguró que concluirá rápidamente los estudios para determinar el valor del ajuste y la ampliación de beneficiarios. Cabe destacar que el Bolsa Familia es un programa social desarrollado durante el gobierno de Lula da Silva que fue esencial en la llamada economía de crecimiento con redistribución de la renta.
“Todos los años hay recortes en el presupuesto y será necesaria la participación de todos los ministerios. Pero no hay que satanizar a los gastos corrientes, porque allí entran los planes sociales y la salud, hay que tener cuidado”, apuntó Belchior.
Entre las probables medidas a desarrollar a partir del próximo mes se destaca la adecuación de la infraestructura aeroportuaria estimada en 3000 millones de dólares. Enmarcada en ese proyecto nació la posibilidad de abrir a la iniciativa privada la concesión, construcción y operaciones de nuevas terminales de dos de los aeropuertos más importantes del país. Esta necesidad se plantea de cara a la renovación de la infraestructura para el Mundial de Fútbol 2014 y las Olimpíadas de 2016. La medida apunta a los aeropuertos internacionales de Guarulhos, en el Gran San Pablo, y Viracopos, en la ciudad paulista de Campinas.
Además, circula la idea de inaugurar Infraero, una empresa estatal responsable de la administración aeroportuaria, y de crear una secretaría ligada a la presidencia que tendrá en sus manos la política de aviación civil, hasta hoy controlada por la Fuerza Aérea Brasileña.
La idea de “hacer más con menos” fue repetida por el flamante ministro de Ciencia y Tecnología, Aloizio Mercadante, durante su asunción. El nuevo funcionario auguró que Brasil será “el primer país tropical desarrollado del mundo”. Por su parte, el recién llegado ministro de Desarrollo, Industria y Comercio, Fernando Pimentel, criticó la carga tributaria y pidió la reducción de las tasas de interés para aumentar la competitividad de los productos brasileños. Según su opinión, el primer gran desafío de Brasil será enfrentar en 2011 el combate a la llamada “guerra cambiaria”, con influencia en la balanza comercial y efectos perversos en las industrias que deben enfrentar la oferta de manufacturas importadas. Pimentel agregó: “La presidenta está preocupada por el impacto de la tasa de cambio en las exportaciones.” El gobierno no se quedará inerte ni pasivo frente a nuestra moneda valorizándose y perjudicando a nuestra industia”.
Además, ayer asumieron en sus cargos el ex senador Edison Lobao en la cartera de Minas y Energía, quien estimó que en el primer semestre del año deberá llamar a licitación para la explotación de la Camada de pré sal, el mayor reservorio de petróleo de la historia de Brasil, descubierto en 2007.
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