EL MUNDO › SUSANA VILLARáN ASUMIó EL GOBIERNO DE LIMA EN MEDIO DE LA DIVISIóN DE SU ALIANZA
En su intento de presentarse como una “izquierda moderna”, Villarán y otros dirigentes de Fuerza Social han moderado su discurso y marcado distancias con sus aliados, acusados por la prensa y la derecha de extremistas.
› Por Carlos Noriega
Susana Villarán, 61 años, juramentó ayer como la primera mujer elegida por el voto popular que asume la alcaldía de Lima, una ciudad de más de ocho millones de habitantes y con más del 15 por ciento de su población en situación de pobreza. El presidente Alan García, un viejo rival político de Villarán y que durante la campaña electoral no ocultó sus preferencias por la derrotada candidata de la derecha Lourdes Flores, estuvo presente en la juramentación de la nueva alcaldesa de Lima. En su discurso de toma de mando, Villarán dijo que esperaba tener una “relación muy provechosa” con García, que culmina su gestión en julio de este año.
Con la toma de posesión de Villarán se inició el segundo gobierno de izquierda en la historia de la capital peruana. El primero fue el de Alfonso Barrantes, el fallecido líder de la desaparecida Izquierda Unida, que gobernó Lima entre enero de 1983 y diciembre de 1985.
Sin embargo, la nueva alcaldesa de Lima asume el cargo distanciada de los diversos sectores de la izquierda, que la acusan de haber adoptado una postura que se aleja de ellos para acercarse a una posición de centro que propone mayor inversión social, pero manteniendo las líneas centrales del modelo económico neoliberal. Ese resquebrajamiento de la relación de Villarán con la izquierda ha llegado incluso al interior de la alianza que la llevó al triunfo electoral. Fuerza Social (FS), el partido de Susana Villarán, ratificó, para las elecciones presidenciales y parlamentarias de abril su alianza con el Movimiento Nueva Izquierda (MNI) y Tierra y Libertad. Pero Villarán cuestionó públicamente ese acuerdo y exigió su cancelación, lo que finalmente ocurrió, dejando al MNI y a Tierra y Libertad fuera de la contienda electoral de abril y a la alianza que la llevó al triunfo electoral rota.
En su intento de presentarse como una “izquierda moderna”, Villarán y otros dirigentes de FS han moderado su discurso y marcado distancias de sus aliados, acusados por la prensa y la derecha de extremistas. Luego de la ruptura con FS, propiciada por la propia Susana Villarán, dirigentes del MNI y de Tierra y Libertad han dicho que sus representantes en el Concejo de la ciudad asumirán una postura vigilante de la gestión de Villarán para que cumpla sus promesas electorales. De esta forma, Villarán juramentó como alcaldesa de Lima en medio de la división de la alianza que la llevó al gobierno de la capital y distanciada del resto de la izquierda que no participó en esa alianza, y de las críticas de la derecha, las que han bajado de tono luego de que rompiera la convergencia con sus aliados de izquierda.
El distanciamiento entre Villarán y la izquierda se ha agudizado en las últimas semanas, después de que la alcaldesa de Lima se negara a apoyar una candidatura única de la izquierda para las elecciones presidenciales y parlamentarias de abril, y apostara por una candidatura propia, la del embajador Manuel Rodríguez Cuadros, canciller durante el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006). Los dirigentes de FS han centrado sus críticas contra la candidatura de Ollanta Humala, apoyada por la mayor parte de la izquierda. Una razón más para el distanciamiento de Villarán con la izquierda. Las encuestas no le dan ninguna opción a Rodríguez Cuadros, que aparece con menos del dos por ciento. La decisión de romper con sus socios y de bloquear un acuerdo para una candidatura única de la izquierda le puede costar caro a FS y a la flamante alcaldesa, que se enfrentan al riesgo de una debacle en las elecciones de abril, lo que debilitaría su gestión al frente del gobierno de Lima, que culminará en diciembre de 2014.
En su primer discurso como alcaldesa de Lima, Susana Villarán aseguró que su gestión estará marcada por cinco elementos centrales: concertación, eficacia y eficiencia, autoridad, inclusión y transparencia. “Este gobierno municipal no es mío, es de ustedes, del pueblo, de los vecinos y vecinas”, dijo y ofreció rendir cuentas diariamente de su gestión y realizar cabildos abiertos todos los sábados. Aseguró que tiene como objetivo que “Lima vuelva a ser la gran ciudad del Pacífico”. Habló de recuperar los espacios públicos, de construir una ciudad “sin exclusiones de ningún tipo”, de priorizar la educación y ratificó sus ofertas electorales de ordenar el caótico transporte público y de enfrentar la creciente inseguridad ciudadana. “Este año nuevo es hermoso, me siento profundamente feliz”, señaló la nueva alcaldesa de Lima ante los aplausos de sus seguidores.
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