EL MUNDO › LA REPRESENTANTE PRO INMIGRANTE GIFFORDS RECIBIO UN BALAZO EN LA CABEZA Y HUBO SEIS MUERTOS
La congresista del distrito de Tucson impulsa la reforma migratoria y tuvo un papel destacado en la reforma de salud aprobada el año pasado; por su actividad, venía siendo blanco de amenazas. El atacante fue detenido.
La congresista demócrata Gabrielle Giffords fue herida ayer de un tiro en la cabeza mientras participaba de un acto en Arizona. Fue operada de urgencia y sigue en estado grave. La representante del distrito de Tucson impulsa la reforma migratoria y tuvo un papel destacado en la reforma de salud aprobada el año pasado por su actividad, venía siendo blanco de amenazas y críticas del movimiento ultraderechista llamado Tea Party. Quienes participaban del encuentro lograron retener al atacante. El presidente Obama repudió el ataque a la diputada, a la que definió como su amiga y prometió investigar el atentado que dejó 18 heridos y seis muertos, entre los que se cuenta un juez federal.
Giffords, una demócrata de 40 años, participaba como era su costumbre en uno de los encuentros llamados Congress on your corner (El congreso en tu esquina), espacio en los que los ciudadanos pueden conversar cara a cara con sus representantes. La congresista, que fue reelecta en noviembre pasado, estaba charlando con una pareja, detrás de una mesa ubicada afuera de un centro comercial de Tucson, en Arizona (sudoeste). Un hombre joven, con ropa en mal estado, se le acercó a la mujer por detrás y le disparó en la cabeza. Ahí se desató el caos.
“Debe haber hecho 20 disparos”, dijo al diario New York Times Steven Rayle, un médico que estaba en el lugar y que ayudó a algunos de los heridos. Después del disparo a Giffords, algunos de sus asistentes se tiraron al piso a auxiliarla. Otros se lanzaron sobre el atacante y lograron detenerlo. Fuentes cercanas a la investigación dijeron a las agencias de noticias que el agresor se llamaría Jared Loughner y tendría 22 años, pero no aportaron precisiones acerca de los móviles del atentado.
Giffords fue inmediatamente trasladada en avión al Centro Médico Universitario de Tucson, donde fue operada por un equipo de neurocirujanos. Los especialistas explicaron que la bala atravesó el cerebro de la congresista. La mujer está internada en la unidad de cuidados intensivos de ese centro médico y su estado es muy crítico. “Puedo decirles ahora que soy muy optimista acerca de su recuperación”, declaró ante los periodistas uno de los médicos que la intervino.
Giffords siempre se caracterizó por batir records. A los 30 años, se convirtió en la política más joven en llegar al Senado de Arizona. Desde 2007 ocupa una banca en el Capitolio. El diario The Arizona Republic, maravillado por la cantidad de reuniones que mantiene y de iniciativas que impulsa, se atrevió a llamarla “el conejito Energizer pero con cerebro”. Giffords está actualmente cumpliendo su tercer mandato en la Cámara de los Representantes y ha centrado su trabajo parlamentario en los asuntos militares, la investigación con células madre y el uso de energías alternativas. También trabaja sobre la reforma migratoria que legalice a los indocumentados, una de las promesas del presidente Obama y un tema caliente en el estado de Arizona, donde hace meses rige una ley antiinmigrante impulsada por la gobernadora republicana Jan Brewer. En una de sus últimas entrevistas, Giffords dijo a la cadena Fox que planeaba impulsar una reducción del 5 por ciento en el salario de los congresistas.
Sylvia Lee, una amiga de la legisladora, calificó el hecho como una tragedia y comentó que Giffords venía recibiendo amenazas. En 2009, mientras participaba de una reunión similar a la de ayer, un asistente fue detenido por la policía cuando se le cayó la pistola que portaba. “No tengo miedo”, dijo en ese momento la congresista a la cadena MSNBC. En marzo de 2010, otro hecho de violencia la tuvo como víctima. Después de que la Cámara de Representantes votara revisar el sistema nacional de salud, las ventanas de la oficina de Giffords aparecieron destruidas. Antes de la aprobación de la reforma que actualmente la mayoría republicana en la Cámara baja quiere derogar, otras dos sedes de los demócratas fueron atacadas. Los medios locales le preguntaron al padre de la congresista si la mujer tenía enemigos. “Sí”, respondió Spencer Giffords, de 75 años. “Todo el Tea Party”, agregó. Aunque integrantes de ese movimiento de extrema derecha, que se habían cruzado una y otra vez con Giffords por la reforma sanitaria, salieron a repudiar el ataque. Lo mismo hizo la gobernadora conservadora Brewer, que lo calificó como una “tragedia increíble”.
Por la gravedad de la situación, el mismo presidente Obama habló ante los micrófonos de la Casa Blanca. “Esta es una tragedia para Arizona y para todo nuestro país”, comenzó. El mandatario dijo que se trataba de un “acto indescriptible” y cumplió con el procedimiento de rutina. “Iremos hasta el fondo de este tema”, prometió el gobernante, que envió a Arizona al jefe del Buró Federal de Investigaciones (FBI), Robert Mueller, para agilizar las investigaciones por el tiroteo. Obama reconoció la gravedad del estado de Giffords, a quien catalogó como una “amiga” y llamó a que los estadounidenses se sumen a él y a su esposa, Michelle, en sus plegarias por la salud de los heridos y por el descanso de los que resultaron muertos en el ataque.
Al cierre de esta edición, aún no se conocía el número preciso de heridos. Seis personas habrían muerto durante el ataque, según dijo a los medios un agente de la policía local. El presidente Obama dijo en su conferencia de prensa que, al menos, cinco personas eran las asesinadas. Trascendió que entre los muertos estaría un chico de 9 años y el juez federal John M. Roll. El magistrado investigó varios casos migratorios y acumuló varias amenazas de muerte. Los heridos ascenderían a 18.
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