EL MUNDO › EL ENTORNO POLíTICO ESPAñOL REACCIONó CON DESCONFIANZA Y CAUTELA
La mayoría de los partidos políticos –exceptuando la izquierda independentista vasca– consideró que el anuncio de los etarras es insuficiente porque no declara el fin definitivo de la violencia. La organización dio un paso en dirección a su final.
Desconfianza, escepticismo, cautela. Tales fueron las actitudes que el entorno político español portó frente a la tregua permanente de ETA. La mayoría consideró que el anuncio es insuficiente porque no declara el fin definitivo de la violencia. “No sirve el comunicado. Tiene que dar pasos mucho más contundentes y definitivos: no vamos a permitir ningún engaño”, advirtió el presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero.
A las declaraciones del mandatario se sumaron las del vicepresidente primero del gobierno y ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba. “El único comunicado que queremos leer todos los gobiernos de la democracia y partidos políticos es aquel en el que ETA declare el fin y lo haga de manera irreversible y definitiva. Pero es evidente que una vez más hoy no lo ha hecho”, opinó el posible candidato a la sucesión de Zapatero por el PSOE.
Pero el escepticismo respecto del anuncio de la organización armada que aboga por la independencia del País Vasco no fue exclusividad del oficialismo español. Un dejo de decepción deslizó con sus palabras el presidente del gobierno vasco, Patxi López, al asegurar que la sociedad vasca espera que ETA anuncie su final definitivo. “Este no es el comunicado que esperaba nadie. El tiempo de las treguas condicionadas ha pasado, la sociedad vasca ya no se conforma con respiros bajo vigilancia, queremos respirar la libertad”, concluyó. Antes, dejó abierto un ojo de esperanza: “ETA empezó a asumir que su final es inevitable. Este alto del fuego, aunque insuficiente, acerca más al final del terrorismo”.
La reacción de la oposición española también fue áspera y poco entusiasta. Basta con saber que el Partido Popular emitió el mismo comunicado que difundió cuando los etarras se declararon en tregua en 2006. “Se trata de una pausa, no una renuncia. ETA no ha pedido perdón ni se arrepiente de sus crímenes. Su objetivo tampoco ha cambiado; sigue siendo el de la autodeterminación”, plantea el documento, que fue acompañado por algunas breves palabras de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. “Todo lo ocurrido desde 2006 reafirma que lo único válido es la acción del Estado de derecho. La esperanza de la sociedad no radica en un comunicado, sino en la acción de los cuerpos y las fuerzas de seguridad del Estado, del Poder Judicial, la colaboración internacional. El PP va a estar muy vigilante en el próximo proceso electoral para impedir por todos los medios que ETA o cualquier otra organización filoterrorista se presente. De ninguna manera vamos a admitir que alguien ponga condiciones a la paz o imponga la intervención de mediadores internacionales”, remarcó De Cospedal.
Para la Izquierda Unida (UI) la mención de ETA también fue insuficiente. La Comisión Ejecutiva Federal del partido consideró que el alto el fuego es “un avance insuficiente que no responde a las demandas de los ciudadanos ni a las exigencias propias del fin de la violencia en un conflicto de esta naturaleza”. Previo a su comunicado, el secretario de la facción de izquierda, Cayo Lara, afirmó: “El único comunicado que esperamos desde la UI es aquel en el que los terroristas anuncien el abandono definitivo e irreversible de la violencia. ETA debe poner las armas encima de la mesa. No nos vale ningún tipo de artimaña”.
La diputada de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), Rosa Díez, también rechazó la actitud de ETA, a la que calificó de burla y escarnio: “El grupo armado no renunció a sus objetivos”.
La izquierda radical independentista vasca fue el único sector que analizó la actitud de ETA por el lado positivo. Sus referentes consideraron que fue una decisión valiente y “de alcance histórico”. “El alto el fuego abre de forma clara e inequívoca la oportunidad de avanzar de forma irreversible hacia un marco de paz y soluciones democráticas”, coincidieron los dirigentes Txelui Moreno y Marian Beitialarrangoitia. Se trata de una facción desprendida de la ETA que ha permitido al entorno político del movimiento independentista superar en cierta forma la ilegalización de Batasuna, tradicional brazo político de ETA.
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