EL MUNDO › GRUPOS DEFENSORES DE LOS DD.HH. EXIGEN QUE HAITí ARRESTE AL DICTADOR
Desde que Duvalier llegó a Puerto Príncipe, el domingo, una fuerte presencia policial lo acompaña. Se alojó en un hotel de lujo y tiene pensado para hoy hablar con la prensa. El gobierno minimizó la noticia y dijo que “la justicia tiene que hacer lo que hay que hacer.”
El gobierno haitiano minimizó la llegada del dictador Jean Claude Duvalier al país. El primer ministro Jean Max Bellerive declaró ante la prensa. “Duvalier es un ciudadano haitiano que regresa a su país”, dijo sobre la repentina presencia de Baby Doc en Puerto Príncipe, la capital haitiana. El embajador de Francia en ese país, Didier Le Bret, aseguró que fue él quien, a horas del arribo, advirtió al gobierno local. El excesivo acompañamiento que hizo la policía nacional al personaje macabro no se debía a que hubiera intenciones de detenerlo. Bellerive dijo como al pasar: “si hay procesos judiciales que le conciernen, la justicia tiene que hacer lo que hay que hacer”. Los organismos defensores de derechos humanos de Haití e internacionales exigieron que el dictador sea detenido y puesto en manos de la Justicia.
Desde que pisó su tierra natal, Duvalier y su esposa, Véronique Roy, contaron con la custodia de la fuerza de seguridad pública. Efectivos de la Policía Nacional lo recibieron en el aeropuerto de Puerto Príncipe, junto a ex funcionarios del gobierno con el que sometió a la población de Haití entre 1971 y 1986. Metralletas en mano, miembros de la fuerza lo acompañaron hasta la suite en el lujoso Caribbean cinco estrellas, al otro lado de la ciudad, y allí se quedaron, haciendo guardia. Sólo permiten el ingreso a seguidores del dictador.
Entre la poca información que circuló en las últimos horas sobre el tema, algunas versiones fuertes anunciaron que Duvalier ofrecería ayer explicaciones sobre su regreso a Haití, tras 25 años de exilio en Francia. La conferencia de prensa, finalmente, se pospuso para hoy. “El presidente no puede reunirse con la prensa. La razón es simple: el hotel no tiene la capacidad para albergarlos a todos”, esgrimió ayer el vocero del dictador, Henry Robert Sterlin, un antiguo embajador de Haití en París y la Unesco. Las declaraciones se vuelven dudosas si se recuerda que el mismo hotel sirvió como escenario de conferencias de prensa de personajes de la política internacional reconocidos, como es el caso del ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton. Según afirmó el embajador de Francia en Haití, Duvalier tiene un billete de regreso a París para este jueves.
Quienes no perdieron tiempo para pronunciarse respecto del inesperado retorno fueron los organismo defensores de los derechos humanos. Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) exigieron a las autoridades presidenciales que Duvalier sea procesado por la Justicia. “Las extensas y sistemáticas violaciones de derechos humanos cometidas durante el régimen de Duvalier en Haití equivalen a crímenes contra la humanidad”, remarcó el representante de ese organismo, Javier Zúñiga. Se calcula que cerca de 30 mil personas murieron durante los 15 años de gobierno de Baby Doc. “Las autoridades haitianas deben poner fin al ciclo de impunidad que ha prevalecido durante décadas en Haití”, agregó Zúñiga.
El director de HRW para América, José Miguel Vivanco, dijo que el regreso de Duvalier debería servir para que enfrente a la Justicia. “Hace mucho tiempo que tiene que rendir cuentas por los miles de personas que fueron asesinadas y torturadas, y otras cientos de miles que huyeron al exilio.”
Por otro lado, la Comunidad del Caribe (Caricom), compuesta por 15 países ubicados en esa zona de América Central, se mostró preocupada por el regreso. “La vuelta de Baby Doc sería una distracción inoportuna dada la volatilidad de la situación actual”, consideró el canciller de Granada, Denneth Modeste, presidente de Caricom.
Duvalier abandonó Haití en 1986, derrocado por fuertes protestas sociales y en un clima de gran crisis social. Tras 25 años ausente, la elección del momento para la vuelta no debió haber sido casual. La sociedad caribeña, de siempre frágil estabilidad, acabó sumida en una crisis económica, social y política que sobrepasó a sus precedentes, tras el sismo que hace un año derozó literalmente al país. En medio de escombros, epidemias mortales y campamentos de refugiados en situaciones deplorables, la primera vuelta de las elecciones presidenciales en noviembre no ofreció un ganador y estuvo contaminada de corrupción. A poco menos de un mes para que el actual presidente, René Préval, cumpla su mandato, la segunda vuelta de los comicios se encuentra suspendida.
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