EL MUNDO › LAS PROTESTAS ESTABAN PROHIBIDAS. HUBO AL MENOS UN MUERTO
Después de meses de quietud, los opositores iraníes convocados por dos ex presidenciables se manifestaron en la capital Teherán y en otras ciudades. Decenas de personas fueron detenidas. Estados Unidos apoyó las protestas.
Los opositores iraníes volvieron a salir ayer a las calles de Teherán tras meses de silencio, pese al férreo dispositivo policial y la advertencia del gobierno de que la movilización no había sido autorizada. Al menos una persona resultó muerta y varias más heridas, según informó la agencia de noticias local Fars. El medio, que citó fuentes anónimas propias, no detalló en qué lugar de la capital se produjeron los incidentes y se limitó a indicar que fueron víctimas de armas de fuego. Además de en Teherán, también hubo manifestaciones en Isfahán, la tercera ciudad del país, así como en Shiraz, Rasht y Mashhad.
Los manifestantes fueron convocados por los dos candidatos que fueron derrotados en los polémicos comicios presidenciales de junio de 2009, en los que resultó reelegido el presidente, Mahmud Ahmadinejad, y cuyo resultado fue calificado de fraudulento por la oposición reformista. Hosein Musavi y Mehdi Karrubi viven una virtual detención domiciliaria.
Según testigos, durante la marcha se gritaron consignas en contra del gobierno y a favor de los alzamientos pro-democráticos en Egipto y Túnez.
La oposición indicó que decenas de personas fueron detenidas y que las fuerzas de seguridad emplearon gases lacrimógenos y otros recursos efectivos para evitar que los manifestantes se congregaran en la emblemática avenida Enguelab (“Revolución”) y en la histórica plaza Azadí (“Libertad”), en el centro de la capital. También denunció decenas de detenciones en la ciudad de Isfahán, en el centro del país.
Entre los detenidos estuvo el responsable de Asuntos Consulares de la Embajada de España en Irán, Ignacio Pérez Cambra, quien fue retenido durante más de cuatro horas y media en una comisaría para extranjeros antes de ser liberado sin cargos.
La agencia Fars informó que la víctima mortal era “un ciudadano que paseaba” y acusó de la muerte a miembros Monafeghin (“Hipócritas”), expresión con la que el régimen iraní se refiere al grupo opositor en el exilio Muyahidin Jalq (“Combatientes del Pueblo”).
A la marcha, convocada la semana pasada a través de Internet, no pudieron asistir, sin embargo, los dos líderes opositores Musavi y Karrubi, retenidos e incomunicados por la policía en sus casas, con las líneas telefónicas cortadas y patrulleros a la puerta. “Varios coches de la policía cortaron los accesos en la calle. Además, las líneas telefónicas, tanto fijas como los celulares de Musavi y de su esposa Zahra Rahnavard, están cortadas desde el domingo”, explicó la página web opositora kaleme.org
La tensión fue notoria desde la mañana, cuando agentes y voluntarios islámicos comenzaron a patrullar los accesos a las avenidas Enguelab y Vali-e Asr, escenario en junio de las multitudinarias marchas contra la reelección de Ahmadinejad, y otros puntos de la capital. En las páginas de Internet se denunció también que el régimen llevó a cabo una campaña de intimidación en la que fueron detenidas unas veinte personas durante la pasada semana. Asimismo, las autoridades censuraron diversas páginas web de noticias internacionales y trataron de distorsionar la emisión de los canales satelitales. La oficina encargada de asuntos de prensa comunicó ayer a los periodistas extranjeros que la marcha no estaba autorizada, por lo que carecían de permiso para informar desde la calle.
La oposición denunció la “hipocresía” del régimen iraní, que apoyó los alzamientos populares en Egipto y Túnez, pero “impide manifestarse a su propio pueblo”. También la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, habló de hipocresía del gobierno iraní y manifestó que Estados Unidos apoya los pedidos de los manifestantes iraníes que salieron a las calles para reclamar más libertad. El Departamento de Estado activó una cuenta en Twitter dedicada a los iraníes y escrita en farsi, en la que desde la víspera alabó las protestas de los jóvenes y criticó al gobierno de Ahmadinejad por no permitir las mismas manifestaciones que, recordó, saludó en Egipto. Pero Washington no mostró un apoyo tan explícito a las marchas egipcias y tunecinas.
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