“Nombrar al ex banquero Henrique Meirelles para dirigir el Banco Central es lo mismo que designar a un vampiro para presidir el banco de sangre”, dijo hace poco el diputado brasileño Joao Batista Araújo, integrante del sector “radical de izquierda” del Partido de los Trabajadores (PT). A poco más de un mes de asumir como presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva enfrenta una crisis en su propio partido, y ayer debió salir a pedir unidad a sus distintos sectores. Los radicales de izquierda del PT lo acusan de haber nombrado a “neoliberales” para dirigir la economía. Las críticas de este sector aumentaron ayer, cuando el ministro de Hacienda, Antonio Palocci, anunció un ajuste del 4,25 por ciento del presupuesto, el nivel más elevado de toda la historia del país.
La nueva meta de ajuste fiscal definida ayer por el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva es superior a la que su antecesor, Fernando Henrique Cardoso, acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Para justificar la medida, el ministro de Hacienda, Antonio Palocci, dijo que se necesita una política fiscal “rigurosa” para “garantizar la sostenibilidad de la deuda”. Dijo que la meta del 4,25 por ciento del PBI para el superávit primario es “realista” y que no afectará los programas sociales del nuevo gobierno. Pero el diputado federal Joao Batista Araújo, que integra el sector “radical de izquierda” del Partido de los Trabajadores (PT), dijo que el ajuste confirma la continuidad de la política económica adoptada por Cardoso. Según Araújo, “el gobierno tendrá que recortar gastos para pagar intereses. Ya no hay dónde cortar en el presupuesto”. Estas no fueron las únicas críticas contra Palocci desde el sector radical del PT. El jueves, el mismo diputado del PT, conocido como “Babá”, dijo que si Palocci “actúa como médico como actúa como ministro, elevando las tasas de interés y el superávit primario, no podemos confiar en él ni como médico”. El vocero del gobierno en el Congreso, el senador Aloizio Mercadante, le exigió que se retractara, pero todavía no obtuvo respuesta. Palocci es un médico que de joven fue trotskista y ahora defiende a ultranza el ajuste fiscal para sanear la economía de Brasil.
En Brasilia, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva se reunió ayer con dirigentes del PT. Les pidió que mantengan la unidad del partido y respeten las decisiones de su gobierno. El presidente del PT, José Genoino, que también participó en la reunión, aseguró que, pese a las críticas, el partido tiene unidad política y partidaria. “Vamos a superar esa fase de agresiones y groserías. El PT está muy satisfecho con el gobierno de Lula”, dijo Genoino. También confirmó que Lula les recordó que fue la unidad del partido la que le permitió ganar las elecciones de octubre pasado. Y dijo que Lula advirtió que su gobierno “no puede fracasar” en el plano económico.
Se refería a las duras críticas que recibió de los sectores de izquierda radical del PT, que lo acusan de haber nombrado a “neoliberales” para comandar la política económica de Brasil. Hace poco, el diputado Joao Batista Araújo afirmó que la decisión de nombrar al ex presidente del BankBoston para dirigir el Banco Central es igual que “designar a un vampiro para presidir el banco de sangre”. Y hace dos días, se desató una polémica entre los dirigentes moderados del PT y la senadora Heloísa Helena, la cara más visible de los grupos radicales. La legisladora se ha negado a acatar decisiones partidarias que obedezcan al gobierno y protestó públicamente porque Lula nombró como presidente del Banco Central al ex banquero Henrique Meirelles. Además, se negó a participar en la sesión en que, luego de un acuerdo con el PT, se eligió al ex presidente José Sarney como presidente del Congreso. Los radicales representan el 30 por ciento del PT en la Cámara de Diputados. Para ellos, que el gobierno mantenga el rumbo económico trazado por el ex presidente Cardoso es incompatible con las promesas de cambio social que hizo Lula en su campaña. La dirección ejecutiva nacional, que se reúne en marzo, decidirá si Helena y Babá serán castigados.