Sáb 08.02.2003

EL MUNDO  › UN FALSO INFORME BRITANICO CONTRA SADDAM CAUSA UN ESCANDALO PARA TONY BLAIR

El día en que el Superagente 86 barrió al 007

De las 19 páginas de un “informe de inteligencia británico” sobre Irak citado elogiosamente esta semana por Colin Powell en la ONU para justificar la invasión a Irak, cuatro son plagio de una tesis de doctorado inexacta y atrasada, y otras seis, de artículos periodísticos. Y el gobierno de Tony Blair trata de contener el escándalo.

Fue el primer bolazo que queda en evidencia de una guerra que promete ser pródiga en ellos. La oficina del premier británico en Downing Street, Londres, se disculpó ayer por no haber reconocido que gran parte del último dossier sobre Irak fue plagiado de fuentes académicas, mientras el asunto amenazaba con socavar aún más la confianza en los argumentos del gobierno a favor de desarmar a Saddam Hussein. Parlamentarios y grupos antibélicos británicos rápidamente protestaron porque otros aspectos de la campaña de información de Downing Street también son sospechosos, en un momento en que la inteligencia británica (MI6) y otras agencias de inteligencia se quejan en privado por la forma en que Downing Street ha estado exagerando el material de inteligencia sobre Irak.
Ayer surgió que el dossier emitido la semana pasada –que más tarde se supo que incluía una sección plagiada de una tesis de doctorado redactada por un estudiante norteamericano– había sido compilado por funcionarios de nivel medio en el departamento de comunicaciones de Downing Street con sólo una aprobación rutinaria de los servicios de inteligencia o aun de fuentes de la Cancillería británica. Aunque ahora parece que fue un refrito periodístico y no un análisis de inteligencia de alto nivel, el dossier terminó siendo citado elogiosamente en la televisión mundial por el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, al hablar ante el Consejo de Seguridad de la ONU el miércoles, cuando dijo que este “buen documento”, que atribuyó a la inteligencia británica, mostraba “en admirable detalle” las maniobras de engaño de Saddam.
El Canal 4 de televisión y otros medios británicos pudieron demostrar esta semana que al menos 10 de las 19 páginas del informe son plagios de tres artículos distintos. Además, parte del material tiene 12 años de antigüedad, y está desactualizado. Al menos cuatro páginas fueron tomadas prácticamente de manera literal, incluyendo errores sintácticos, de un artículo publicado por el experto californiano Ibrahim al-Marashi, de 29 años, publicado en septiembre en la revista Middle East Review of International Affairs. “Al principio me sentí halagado, pero luego me sorprendió que no me citaran –dijo Al-Marashi a The Times–. En el futuro voy a ser más escéptico con cualquier información del servicio británico que lea –agregó–. Lo que hicieron fue cortar y pegar. Incluso dejaron mis errores”, protestó el investigador asociado del Centro de No Proliferación en Monterrey, California.
El Canal 4 agregó que parte de la información plagiada de Al-Marashi tiene 12 años, remitiéndose a la primera Guerra del Golfo. El contenido de otras seis páginas se basa ampliamente en artículos de Sean Boyne y Ken Gause que fueron publicados en la revista Jane’s en 1997 y en noviembre pasado. Tampoco estas fuentes son citadas. Adicionalmente, un grupo antibélico, Voces en el Desierto, identificó un pasaje del dossier como directamente rastreable en Los secretos de Saddam, un libro de Tim Trevan publicado por Trafalgar Square en 1999.
Downing Street ayer trató de minimizar lo ocurrido, insistiendo en que lo que importaba era que los hechos contenidos en el documento eran “sólidos” y ayudaban a los argumentos presentados por Tony Blair en la televisión de la BBC. Pero la sección media del dossier, que describe la temida red de inteligencia iraquí, fue sacada, en gran parte, de la investigación del Dr. Ibrahim al-Marashi sin su conocimiento ni permiso. “En retrospectiva deberíamos haber reconocido esto. El hecho de que hayamos utilizado parte de su trabajo no descarta la precisión del documento en su totalidad –trató de zafar el vocero de Downing Street–. Todos tenemos lecciones que aprender,” añadió.
El profesor Michael Clark, director del Instituto de Política Internacional en King’s College, de Londres, dijo que presentar tal material de inteligencia “invalida la veracidad” del resto del documento. Aun antes de la última disputa, algunos funcionarios del gobierno de Gran Bretaña estaban protestando que materiales del MI6 y otras informaciones de inteligencia estaban siendo usadas selectivamente porDowning Street. Una fuente bien ubicada dejó en claro que el dossier había sido el trabajo de Downing Street y el Centro de Información de la Coalición, el cuerpo establecido después del 11 de septiembre para presentar los argumentos de Estados Unidos y Gran Bretaña sobre la guerra contra el terrorismo. La fuente descartó una sección clave del dossier como llena de “estúpidos errores”. Y Dab Plesch, un experto en defensa del Royal United Services Institute de Londres, protestó: “Este documento ha sido presentado a la opinión pública como un claro producto del servicio secreto británico, lo que claramente no es. La palabra ‘escandaloso’ está bastante trillada en nuestra cultura política, pero en este caso es totalmente acertada”.
Glenda Jackson, ex ministra del gobierno de Blair, fue una de las diversas voces del Parlamento que protestaron porque el gobierno estaba confundiendo al Parlamento y al público. “Y por supuesto confundir en un eufemismo parlamentario por mentir –dijo Jackson por la radio de la BBC-. El informe se nos presentó como si fueran pruebas actualizadas, y resulta que fueron plagiadas de la tesis de un estudiante”. Bernard Jenkin, vocero de la oposición conservadora, condenó al informe y atacó al gobierno: “Este documento ha sido citado por el primer ministro y por Colin Powell como la base de una posible guerra –observó–. ¿Quién es el responsable de un juicio tan increíblemente errado?”. Michael Ancram, el vocero tory para asuntos de defensa, dijo que “Tony Blair se enfrenta a la difícil tarea de ganar el apoyo de la opinión pública, y esta muestra de incompetencia del ministerio de Relaciones Exteriores no es de ninguna ayuda”.
La Middle East Review of International Affairs, de donde se levantó el trabajo del Dr. al-Marashi, está basada en Israel, lo que lo convierte en una fuente sospechosa aun para la opinión árabe moderada, y otra razón por la que debió haberse mencionado el origen de la información. En Londres, un funcionario que ve regularmente los informes del MI6 dijo que el conocimiento de Gran Bretaña sobre Irak hasta hace muy poco había sido muy pobre. Pero otro declaró que había habido una transformación reciente: “Lo que ha sucedido en los últimos nueve meses, es que ahora está llegando buena información de inteligencia”. Menos mal.

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