La mujer libia que públicamente se quejó de que había sido violada por una milicia pro Khadafi luego de ser detenida se enfrenta ahora a posibles cargos por difamar a los hombres que dijo que la atacaron. En una escena horrible que resonó por todo el mundo, Eman al-Obaidi fue capturada y sacada de su hotel en Trípoli después de una violenta refriega en que hombres de seguridad en ropas civiles y el personal del hotel trataron de evitar que la mujer contara su historia a periodistas extranjeros.

Pero ella se metió en el restaurante del hotel, se levantó la pollera, mostró los moretones y los desgarros que tenía en el muslo derecho. Gritó que eran obra de los leales a Khadafi. Dijo que había sido arrestada en un control en Trípoli porque ella es originaria de Benghazi, la capital de la “Libia libre”. “Estaba sola y atada. Orinaron y defecaron sobre mí”, dijo Al-Obaidi, que también denunció haber sido violada por quince militares. Originalmente el régimen afirmó que sus quejas estaban siendo revisadas como parte de una “investigación criminal normal” y que uno de los hombres a los que ella acusó era el hijo de un alto oficial. Luego, el lunes, su madre –usando la bandera de la oposición anti Khadafi– dijo en una entrevista por televisión que le habían dicho que su hija estaba detenida en un complejo de Muammar Khadafi y que sería liberada, y que le ofrecieron una casa o dinero si retiraba la denuncia de violación. Moussa Ibrahim, el vocero del gobierno libio, dijo ayer: “Se está presentando un caso legal por los muchachos a los que acusa de violación. Es un delito grave acusar a alguien de una ofensa sexual”. El régimen acusó a Eman al-Obaidi de estar trastornada –una afirmación que luego retiró– y borracha, y de ser una prostituta. Ibrahim dijo que el fiscal general se había sentido coartado de continuar la investigación de las acusaciones de Obaidi porque se negó a entregar un examen médico.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.