EL MUNDO › REBELDES Y LEALES AL RéGIMEN COMBATEN EN BREGA, UNA DE LAS BASES PETROLERAS DE LIBIA
Aunque debilitados y vulnerables a los ataques aéreos de Occidente, los hombres del líder libio se mantienen firmes. Del otro lado, los militares que abandonaron el ejército oficial tomaron las riendas de la insurgencia.
La batalla entre rebeldes y fieles al coronel Muammar Khadafi se congeló en la ciudad de Brega, una de las bases petroleras de Libia. Ambos mandos parecen no poder superarse en la lucha, que se mantiene en esa línea de frente desde los últimos tres días, cuyos habitantes han abandonado debido a los continuos disparos y la falta de alimentos y agua. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), por su parte, continúa la intervención militar del espacio aéreo del país norafricano, que hasta hace pocos días estuvo a cargo de Estados Unidos y una coalición internacional. Aquéllos, si bien cedieron el mando de esa misión, continúan su intromisión en el conflicto libio a través de asesoramiento militar y el envío de armas a las milicias rebeldes.
Aunque debilitados y vulnerables a los ataques aéreos de Occidente, los hombres leales al líder libio se mantienen firmes. Del otro lado, una mayoría de militares que abandonaron el ejército oficial tomaron las riendas del grupo insurgente e intentan ordenar a las tropas. Si bien están recibiendo armas e instructores extranjeros, según aseguró la cadena de noticias árabe Al Jazeera, los frentes no avanzan, y una victoria militar sobre Khadafi se sitúa cada vez más lejos.
Luego de las muertes que un ataque aéreo de la coalición occidental produjo el sábado, al confundir con tropas enemigas a un grupo de rebeldes que festejaban con tiros al aire, los militares ex fieles a Khadafi tomaron el control de las milicias insurgentes. Anunciaron que sólo permitirán actuar en el frente de batalla a quienes cuenten con formación militar y que procurarán dejar a los jóvenes fuera de las acciones. Calcularon el envío de 500 hombres a la línea de lucha. En tanto, entrenarán a los que carecen de experiencia para que se sumen a la última línea de combate de las ciudades, explicó un instructor en un campamento ubicado al oeste de Benghazi. Se trata de cerca de 1300 hombres que aprenderán el oficio de la guerra en dos o tres semanas.
Los días en Brega se debaten entre fuertes explosiones y el repiqueteo constante de las ametralladoras. El límite oriental de la ciudad es el escenario de paso de vehículos que transportan a milicianos rebeldes voluntarios desde allí hacia el oeste, en algunas de cuyas ciudades las tropas de Khadafi atacaron –como Sintan y Misurata–, y viceversa. Allí, tropas regulares destruyeron viviendas, depósitos de agua y estaciones de suministro eléctrico, informó Al Jazeera.
Las fuerzas oficiales bombardearon anoche un edificio que albergaba una policlínica en Misurata, donde varios voluntarios resultaron heridos. Esa ciudad que, al igual que Brega, acabó deshabitada producto del abandono que comenzaron a experimentar sus habitantes, permanece rodeada de combates desde hace una semana. Las tropas de Khadafi no claudican en el ataque, pero los rebeldes se defienden dignamente y la mantienen bajo su control.
En Kotla, en tanto, al sudoeste de Trípoli, se registraron duros combates durante una ofensiva lanzada ayer por las tropas leales al líder libio, quienes también bombardearon la ciudad de Zintan, emplazada a unos 160 kilómetros al sudoeste de la capital.
El desempeño de la OTAN como la autoridad máxima de la misión de intervención militar aérea en Libia durante la jornada de ayer no difirió del de los días anteriores. Las fuerzas del organismo internacional realizaron 184 operaciones militares, que incluyeron ataques, reconocimiento y perturbación electrónica de las defensas de Khadafi. Desde que está al mando, la Alianza del Norte realizó 547 operaciones, de las cuales 218 fueron ataques, según un informe oficial presentado ayer. Pero el traspaso de mando de la misión desde la coalición internacional –inicialmente integrada por Estados Unidos, Reino Unido y Francia– a la OTAN no significó el fin de la intervención de los países por fuera del organismo en el conflicto libio. “Hasta que no se cumplan los tres objetivos de la resolución de la ONU, los países de la coalición vamos a seguir trabajando”, expresó en ese sentido la ministra española de Exteriores, Trinidad Jiménez. Se refirió a la resolución 1973 de las Naciones Unidas, documento que posibilitó la puesta en marcha de la misión interventora con los supuestos objetivos de establecer una zona de exclusión aérea, el control del embargo de armas y hacer llegar y canalizar la ayuda humanitaria al pueblo libio.
El gobierno de Khadafi, en tanto, sigue perdiendo funcionarios. Ayer fue el turno de Ali Triki, un alto diplomático del país que ejerció durante muchos años el mando del Ministerio de Relaciones Exteriores y el de Relaciones Africanas. El ex funcionario, que en la actualidad era consejero del presidente libio, dimitió de su cargo, pero no aseguró que se unía a los rebeldes. En tanto, el Ejecutivo comenzó a buscar aliados internacionales. Uno de los hombres de confianza del líder, el viceministro de Exteriores, Abdul Latif al Obeidi, viajó ayer a Atenas para reunirse con el primer ministro griego, Giorgos Papandreu. La agenda del encuentro permaneció bajo secreto.
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