El gobierno de Estados Unidos pidió al embajador ecuatoriano en Washington, Luis Gallegos, que abandone lo más rápido posible el país. La decisión de la Casa Blanca es en respuesta a la expulsión de la embajadora Heather Hodges de Quito. La diplomática había dicho que Correa había nombrado a un jefe policial corrupto para poder manipularlo fácilmente, tal como reveló un cable de Wikileaks.

“La injustificada acción del gobierno ecuatoriano al declarar a la embajadora Hodges persona no grata no nos dejó otra opción que esta acción recíproca”, explicó en un comunicado la Oficina para Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado. Los dos países declararon personas no gratas a los embajadores Hodges y Gallegos. Pero la reacción de Estados Unidos incluye además la suspensión de la ronda de diálogo bilateral estipulada para junio. Además, está la posibilidad de que Washington decida no extender los beneficios arancelarios a las exportaciones ecuatorianas estipulados en el sistema de preferencias Atpdea para países andinos. También, la Casa Blanca canceló la visita del subsecretario de Defensa de Estados Unidos, Frank Mora, que se iba a reunir en Ecuador con el ministro de Defensa, Javier Ponce, de acuerdo a lo informado por la vocera de la embajada estadounidense en Quito, Martha Youth.

Según confirmaron fuentes oficiales, el subsecretario de Estado norteamericano para asuntos de América latina, el chileno Arturo Valenzuela, se comunicó ayer por la mañana con Gallegos para informarle la decisión de la Casa Blanca. “Se le pidió que parta de Estados Unidos lo antes posible”, señaló el comunicado firmado por el vocero de la oficina de Valenzuela, Charles Luoma-Overstreet, en el que se da a entender que éstas podrían no ser las únicas medidas que adopte Washington en respuesta a la expulsión de Hodges. “Estados Unidos está interesado en una relación positiva con Ecuador, pero la lamentable e injustificable decisión de declarar a la embajadora Hodges persona no grata tendrá que ser tenida en cuenta en el futuro”, añadió el Departamento de Estado.

Desde Ecuador, aparentemente, no hubo mucha intención de atizar los ánimos. El canciller Ricardo Patiño dijo que la respuesta de Estados Unidos era “absolutamente explicable” y que la Casa Blanca había hecho lo que diplomáticamente se acostumbra hacer.

Todo el incidente se produjo después de que se conociera uno de los miles de cables del Departamento de Estado filtrados por Wikileaks. En 2009, Hodges envió un memo en el que decía que Correa había nombrado a Jaime Aquilino Hurtado Vaca como comandante general de la Policía Nacional de Ecuador, pese a conocer su largo prontuario en la fuerza que, según la diplomática, incluía: extorsiones, apropiaciones de fondos públicos, facilitar el tráfico de personas y obstruir la investigación de colegas corruptos. Lo que más molestó a Patiño fue que Hodges le dijo que no tenía nada que responder acerca de la acusación que salpicaba a Correa.

De hecho, como señalan desde la administración ecuatoriana, la lucha contra la corrupción policial fue de uno de los objetivos de Correa y lo que lo llevó a afrontar el intento de golpe del pasado 30 de septiembre.

El pedido de salida de Hodges tiene un antecedente a comienzo de 2009, cuando el gobierno de Correa expulsó a dos diplomáticos estadounidenses, a los que acusó de entrometerse en asuntos internos.