Por Dan Plesch
Desde Londres

El plan de guerra de Estados Unidos para Irak está siendo preparado minuciosamente por Donald Rumsfeld y los asesores civiles del presidente Bush en la Casa Blanca. Los generales norteamericanos están enfurecidos con este “micromanagement”. Es como si los planes militares de Gran Bretaña fueran hechos por el director de la Secretaría de Comunicaciones y de Defensa de Tony Blair. Cuando a fines de los ‘80 era jefe del Estado Mayor Conjunto, Colin Powell inauguró la idea de que Estados Unidos siempre iba a usar una fuerza masiva e impactante en cualquiera de sus guerras. Rumsfeld, en cambió, echó a un lado la doctrina de Powell prefiriendo un enfoque más osado. Por otro lado, unas 20.000 tropas recibieron órdenes de movilización, entre ellas el Tercer Regimiento de Ca-ballería Blindada, que cumplió un papel central en la Guerra del Golfo.
A pesar de todas las amenazas de guerra, Estados Unidos todavía no envió fuerzas suficientes desde Alemania o su propio territorio para una invasión masiva. La mayoría de las fuerzas que, según Rumsfeld le contó a la prensa, están en alerta desde enero, todavía están en sus cuarteles. En parte, esto se debe a que Rumsfeld piensa que la guerra se puede ganar con unas pocas tropas terrestres y también por las disputas que hay dentro del Pentágono sobre cómo hacer la guerra. Rumsfeld quiere abandonar lo que para él son ideas viejas, como usar tanques para conquistar territorios. En cambio, prefiere miles de ataques aéreos y un desembarco inmediato cerca y dentro de Bagdad.
El fin de este ataque es un “trasplante de cabeza”. El trasplante mataría a Saddam o lo obligaría a escapar. Entretanto, sería reemplazado por un títere del régimen actual que mantendría al ejército iraquí y al partido Baath en su lugar. Esto ayudaría a mantener el orden y a evitar una guerra civil con los kurdos en el norte y los árabes chiitas en el sur. La democracia y los derechos humanos no encabezan la lista de prioridades.
Las tropas que Estados Unidos ya envió podrían llevar a cabo esta operación de transplante. Incluyen la 3ª División Mecanizada y la 1ª División Marina en Kuwait. Entre éstas hay más de 300 tanques, cientos de vehículos blindados y varios helicópteros de combate y de transporte. Gran Bretaña pronto tendrá otros 100 tanques y tropas que se transportan en helicópteros. La 101ª División de Asalto Aérea y la 82ª División Aerotransportada tienen más de 20.000 soldados entrenados para atacar en helicópteros. Finalmente, la 4ª División Mecanizada, con 37.000 soldados, está lista para partir. Esta división es la primera computarizada, la “división digital”. Una de sus ventajas es que todos sus vehículos tienen sistemas de posicionamiento global (GPS), que automáticamente dan una imagen de la ubicación de cada vehículo. Esto significa que el ejército no tendrá que preocuparse tanto por los disparos de la Fuerza Aérea, mientras ésta vuela por el desierto.
Las tropas estadounidenses pueden capturar pistas de aterrizaje en el interior de Irak y usarlas para traer cientos de tanques y tropas en pocas horas. Ya han preparado varias bases en Kurdistán y también podrían llegar a Irak desde las pistas británicas en Chipre y viejas bases soviéticas en Bulgaria, Rumania y Georgia, además de las bases conocidas en el Golfo y Turquía.
El ejército y la fuerza aérea de Estados Unidos han pasado años practicando este tipo de operaciones de aterrizaje. Desde la última Guerra del Golfo, el Pentágono ha duplicado el número de tanques transportados por el avión C-17, diseñado para aterrizar en pistas cortas y precarias. En las operaciones de aterrizaje en el aeropuerto Saddam Hussein, los tanques podrían salir propulsados de los aviones de transporte y manejar hasta el centro de Bagdad. Mientras se lleva a cabo este “trasplante de cabeza”, los helicópteros que operan al este de la frontera jordana se encargarían de evitar cualquier ataque con Scuds sobre Israel. Mientras,los aviones bombarderos intentarían quemar cualquier resabio de armas químicas o biológicas.
Hay numerosos informes que afirman que las tropas de Saddam han recibido sugerencias a través de volantes y comunicados por radio de que no serán atacadas si se quedan quietas. Estos mensajes han sido respaldados con ofertas de grandes sumas de dinero para sobornar a comandantes veteranos. Cualquier tropa iraquí que se mueva será ubicada y destruida por la fuerza aérea norteamericana. En la Guerra del Golfo, los B-52 llevaban viejas “bombas tontas”. Actualmente, cada uno de los 70 B-52 lleva 50 bombas dirigidas por GPS hasta sus blancos. En teoría, con estos aviones se podrían atacar 3500 blancos iraquíes en un solo intento. Estados Unidos tiene otros 500 aviones estacionados en los alrededores. Y la guerra estaría resuelta en cuestión de días.
De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano.