EL MUNDO › EL RéGIMEN LIBIO INFORMó QUE FALLECIERON SAIF Y TRES NIETOS DEL DICTADOR POR UN BOMBARDEO
Según la versión oficial, Khadafi y su esposa se encontraban en la residencia que fue blanco de los disparos de la OTAN, pero salieron ilesos. La ONU dejó Trípoli por temor al recrudecimiento de la violencia.
Pese al escepticismo que manifestó la Libia rebelde, el obispo de Trípoli –la capital del país nordafricano– confirmó la noticia: Saif al Arab Khadafi, uno de los hijos del presidente Muammar Khadafi, falleció el sábado en un bombardeo que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) lanzó a una de las residencias presidenciales en esa ciudad. Los representantes de la Organización de las Naciones Unidas decidieron abandonar Trípoli al entender que la muerte de Saif recrudecerá la situación, y la volverá más violenta y peligrosa para ellos. Luego del bombardeo fatal de la OTAN, las embajadas de Italia y Gran Bretaña, entre otras, fueron blanco de explosiones en la capital africana, por lo que Gran Bretaña expulsó al embajador libio de Londres. A última hora de ayer, el régimen contraatacó el puerto de Misrata, la ciudad que la semana pasada habían logrado defender los rebeldes, en tanto que tres explosiones sacudieron Trípoli tras el sobrevuelo de aviones occidentales.
El sábado, el gobierno libio anunció que Saif y tres nietos de Khadafi habían fallecido en un bombardeo de la OTAN. Según la versión oficial, el presidente y su esposa se encontraban en la residencia como blanco de los disparos aliados, pero salieron ilesos. Desde Benghazi, los rebeldes pasaron del festejo efímero a la desconfianza y el escepticismo (ver aparte). Yalal al Galal, vocero del Consejo Nacional de Transición (CNT), calificó de “mentira” la información sobre la muerte de los familiares presidenciales. “Khadafi quiere presionar a la OTAN para que detenga sus ataques sobre la capital y demostrar que la Alianza quiere matarlo”, aseguró, y agregó que “Saif pudo haber fallecido en cualquier otra circunstancia, incluso de muerte natural, ya que está enfermo”.
No obstante las dudas rebeldes, la confirmación de la muerte de Saif por parte del obispo de Trípoli, monseñor Giovanni Martinelli, acompañó las imágenes difundidas por la televisión estatal de los ataúdes de las víctimas. “Confirmo la muerte del hijo del rais. Pido respeto por el dolor de un padre que pierde a su hijo. Es un gesto de humanidad”, expresó el religioso italiano, residente en Libia desde hace más de 30 años, que fue una de las personas que reconoció en la morgue los cuerpos de los parientes de Khadafi. Martinelli aprovechó su aparición por televisión para exigir a la OTAN y a la ONU el cese de los bombardeos.
Tanto la oposición como la OTAN habían rechazado a última hora del sábado la propuesta de detener los combates e iniciar un diálogo ofrecido por Khadafi. A través de un discurso televisado, el líder libio puso como condición su continuidad en la presidencia. “El pueblo libio no puede imaginar o aceptar ningún futuro en Libia en el que el régimen del coronel de-sempeñe cualquier papel”, subrayó el vicepresidente del Consejo Nacional de Transición –eje del poder rebelde–, Abdelhafid Ghoga.
Mientras, en Benghazi, el epicentro en el que se hizo fuerte la porción de libios que apuesta por el fin del legendario gobierno de Khadafi, analizaron positivamente el cambio en la estrategia de ataque de la OTAN, que los últimos días de la semana comenzó a atacar las residencias presidenciales en Trípoli. Pero el resultado fue que la ONU dio por concluida su estadía en la capital libia.
Las doce personas que habían llegado hace tres semanas a Trípoli para supervisar el avance del conflicto en esa ciudad se trasladaron ayer a Túnez debido a la situación de “inseguridad”. “Tan pronto como la situación lo permita, el personal desplazado regresará”, aseguró la vocera de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, Stephanie Bunker. Sólo fueron enviados al país vecino aquellos voluntarios que no son de nacionalidad libia. Quienes nacieron en Libia continuarán con su labor en la capital, así como también lo harán los empleados que trabajan en Benghazi, confirmó la vocera.
En tanto, Italia y Gran Bretaña condenaron las explosiones que dañaron sedes diplomáticas de esos países en Trípoli, sucedidas luego de conocerse la noticia de la muerte de parte del clan Khadafi. A raíz de esos ataques, Londres expulsó al embajador libio en Gran Bretaña. “El embajador libio tiene 24 horas para salir del país”, dijo el ministro de Exteriores, William Hague.
Los estruendos de bombardeos y disparos continúan siendo la banda sonora de Libia por estos días. Ayer, tropas leales a Khadafi contraatacaron el puerto de Misrata, el único punto del oeste del país en el que los rebeldes contaban con cierta firmeza tras haber defendido ese territorio la semana pasada. Los intensos bombardeos oficiales causaron al menos dos muertos, informaron testigos. Cabe destacar que el puerto es la única vía de comunicación que los rebeldes de Misrata tienen con el exterior, ya que las vías terrestres están controladas por el ejército de Khadafi. Al cierre de esta edición, tres explosiones sacudían Trípoli. Momentos antes, aviones occidentales habían sobrevolado la ciudad.
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