Dom 15.05.2011

EL MUNDO  › CAMPAñA SUCIA DE LA DERECHA ITALIANA EN ELECCIONES QUE DECIDEN EL FUTURO DE BERLUSCONI

La máquina de fango funciona a pleno

Milán ha sido siempre un baluarte de la derecha, pero los sondeos electorales que se vienen realizando desde hace algunos meses dicen que esta vez la batalla entre el centroizquierda y el centroderecha podría ser difícil.

› Por Elena Llorente

Desde Roma

Después de una campaña electoral llena de acusaciones del más bajo nivel, sobre todo de parte del centroderecha, casi 13 millones de italianos están llamados a elegir a sus alcaldes hoy y mañana en más de 1200 municipios, entre ellos ciudades importantes como Milán, Nápoles, Turín y Bolonia.

El resultado en Milán –segunda ciudad de Italia y capital financiera y empresarial por excelencia–, según algunos analistas, podría determinar la suerte a mediano plazo del gobierno de Silvio Berlusconi. Con poco más de 1,3 millón de habitantes, Milán ha sido siempre un baluarte de la derecha, pero los sondeos electorales que se vienen realizando desde hace algunos meses dicen que esta vez la batalla entre el centroizquierda y el centroderecha podría ser difícil. Algunas encuestas preelectorales hablan de que los dos candidatos principales, Letizia Moratti por el PDL (Partido de la Libertad) de Berlusconi y Giuliano Pisapia del Partido Democrático (PD), conseguirán cerca del 41 o 42 por ciento, por lo cual tendrían que ir a la segunda vuelta y entonces las cosas podrían ponerse mal para la candidata del centroderecha. Otras encuestas, en cambio, como una del Instituto Crespi, dicen que Moratti podría obtener en la primera vuelta entre el 47,5 y el 49,5 por ciento y Pisapia entre el 41 y el 43 por ciento. La segunda vuelta no está descartada tampoco en este caso.

La candidata del PDL en Milán es la actual alcaldesa que llegó a ese puesto en 2006. Ex ministra durante un precedente gobierno de Berlusconi, Moratti pertenece a una acaudalada familia del norte de Italia. Pero durante la campaña electoral, ni siquiera la elegante señora Moratti evitó usar la “máquina del fango”, según la definió el escritor napolitano Roberto Saviano al calificar el sistemático uso de las calumnias por parte de ciertos políticos para desacreditar a los personajes que se les interponen en el camino. La señora Moratti la usó hace pocos días, cuando trató de salir airosa en el último instante de una contienda televisiva. Al final de un cara a cara con el candidato de centroizquierda Pisapia programado por una poderosa televisión privada, la alcaldesa dijo que una Corte de primera instancia había juzgado a Pisapia como responsable del robo de un auto que sería luego usado para un secuestro por parte de terroristas. Pisapia “estaba con los violentos”, acusó. El candidato del centroizquierda se puso furioso. Dijo que era una calumnia, pero el periodista que dirigía el programa consideró que el tiempo había terminado y no le permitió ninguna respuesta.

El hecho al que se refería Moratti ocurrió en la década del ’80 y el delito en un primer momento fue “amnistiado”. Pero en realidad, como explicó Pisapia a la prensa poco después –asegurando que denunciaría a Moratti por difamación–, luego de la amnistía él recurrió a la Corte de Apelaciones y ésta dictaminó poco después su total inocencia. Quien pasó este dato a Moratti debe haber perdido el trabajo a esta altura. Sobre todo porque esta calumnia, dicen, le costará cara en votos al PDL.

En Turín y Bolonia, tradicionalmente gobernadas por el centroizquierda, el panorama parece ser más claro. En Turín, algunas encuestas dan por vencedor en el primer turno con el 51-52 por ciento de los votos el candidato del PD y miembro de la dirección del Partido en Roma, Piero Fassino.

En Bolonia, tradicional centro de la izquierda en Italia, podría seguir manteniendo la alcaldía el centroizquierda, al que algunos sondeos atribuyen una media del 57 por ciento de los votos.

En Nápoles también funcionó la “máquina del fango”, aunque la frase del jefe del gobierno italiano tal vez podría ser calificada como un simple insulto. El último día de campaña electoral, Berlusconi dijo en Nápoles que entendía por qué la alcaldesa del PD Rosa Russo Iervolino, que termina ahora su mandato, tenía siempre cara de enojada. “Cuando se despierta por la mañana y se mira al espejo, se arruina la jornada”, dijo Berlusconi.

En Nápoles, podría adquirir importancia la candidatura de un ex juez, Luigi De Magistris, actual diputado europeo del Partido Italia de los Valores (IDV) liderado por Antonio Di Pietro, un ex fiscal que en los años ’90 se hizo famoso por la campaña judicial anticorrupción conocida como “Manos Limpias”. El IDV se perfila como el tercer partido en Nápoles después del PDL y el PD y podría hacer inclinar la balanza del lado del centroizquierda.

Pero la revelación de estas elecciones podría ser el llamado Tercer Polo, integrado por tres partidos de origen muy distinto: la derecha democrática (ex PDL y hoy opositores empedernidos) de Futuro y Libertad, los ex democristianos de la Unión de Centro, y los moderados de la Alianza por Italia. En caso de segunda vuelta –prevista para el 29 y 30 de mayo–, en las ciudades donde se presenta el Tercer Polo también podría jugar un rol decisivo.

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