EL MUNDO › ISABEL ES LA PRIMERA MONARCA INGLESA EN VISITAR LA EX COLONIA BRITáNICA
En la primera visita real en 90 años de independencia irlandesa, se registraron hasta seis amenazas de bomba por parte de la ya inactiva guerrilla del IRA, lo que motivó un despliegue de seguridad inédito en el país.
Irlanda fue escenario de un día histórico ayer, al recibir la visita de la reina Isabel de Inglaterra, 90 años después de su independencia. Se trató de la primera monarca británica en pisar suelo irlandés desde que el país se declarara independiente. Sin embargo, se registraron hasta seis amenazas de bomba por parte del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), lo que motivó un despliegue de seguridad inédito en el país.
Mientras la reina Isabel II escuchó en suelo irlandés el himno de Inglaterra en la céntrica plaza de Parnell Square, una manifestación en repudio de la comitiva británica se sucedió a metros del lugar, que se encontraba fuertemente custodiado y vallado por la policía. El operativo contó con más de 10.000 policías y soldados, en tanto que efectivos del ejército irlandés desactivaron una bomba casera encontrada en un autobús en las afueras de la capital irlandesa.
El antes y el después del día histórico tiene un antecedente y se remonta a 1998, año en que ambos países firmaron un acuerdo de paz del Viernes Santo en Irlanda del Norte (Ulster), luego de años de enfrentamientos y conflictos por soberanía.
Isabel II y su marido Felipe, duque de Edimburgo, fueron recibidos en la residencia de la presidenta de la República, Mary McAleese y allí, por primera vez en cien años, un monarca británico escuchó en territorio irlandés independiente el “Dios salve a la reina”, himno nacional del Reino Unido interpretado para darle la bienvenida.
Tras la firma del libro de visitas y una breve charla con el primer ministro irlandés, Enda Kenny, veintiún cañonazos del Segundo Regimiento de Artillería saludaron a la reina, quien también pasó revista a la guardia de honor, compuesta por miembros de los tres ejércitos.
Después de saludar a distintas personalidades, Isabel II y McAleese plantaron un árbol, un roble irlandés, que simboliza el comienzo de una nueva era de entendimiento entre ambos países, con una situación normalizada gracias al éxito del proceso de paz.
Pero el gesto más emotivo y esperado de la jornada se produjo cuando la reina depositó una corona de flores ante el monumento que honra a los irlandeses caídos por la causa de la liberación nacional.
Durante la solemne ceremonia celebrada en el Jardín del Recuerdo, en la céntrica Parnell Square, sonaron de nuevo los respectivos himnos nacionales y se guardó silencio por los héroes republicanos irlandeses que lucharon contra la corona británica.
La habitualmente ruidosa O’Connell Street se mostró silenciosa, al paso de la comitiva real en su trayecto hacia el Trinity College, universidad fundada en 1592 por Isabel I y frecuentada exclusivamente por protestantes durante gran parte de su historia.
En su famosa biblioteca, la soberana británica pudo admirar el Libro de Kells, una de las obras más importantes del cristianismo celta, justo cien años después de que también lo hiciera su abuelo Jorge V, durante la última visita de un monarca británico a una Irlanda bajo el control del Reino Unido. El brazo político del IRA, Sinn Fein, lanzó globos negros al aire en señal de protesta por la visita de la reina.
Al mismo tiempo, manifestantes del grupo republicano Eirgi, ligado al IRA, mostraban su oposición lanzando contra la policía botellas de plástico, cohetes y otros artefactos. Fuentes de la fuerza informaron que varias personas fueron detenidas por alterar el orden público, aunque precisaron que no se registraron incidentes de gravedad.
Miembros del IRA habían advertido durante los últimos días su intención de perpetrar atentados en la República, en Irlanda del Norte y el Reino Unido durante este histórico acontecimiento.
“El problema en Irlanda no ha terminado, llámese la presencia británica en Irlanda del Norte (Ulster). La resistencia a eso y a la presencia de la reina de Inglaterra continuará”, afirmó Ruarai O’Bradaigh, ex jefe de comando del IRA. El escritor irlandés Sean O’Reilly también se refirió a las protestas pacíficas en contra de la reina: “Creo que hay más disidentes en las calles de lo que los medios muestran”. Para el escritor, el hecho de que no se haya registrado violencia significa que es “el fin de algo”. En contraposición a los 150 manifestantes, un número igual de turistas atónitos le sacaron fotos al operativo de seguridad en el centro de Dublín.
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