Un grupo de militares retirados chilenos será juzgado por el secuestro y la desaparición de un sacerdote durante la dictadura de Augusto Pinochet. El juez de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, Julio Miranda, formuló los cargos contra los diez funcionarios retirados de la Armada chilena, que se encuentran procesados en la causa pero en libertad.

La Justicia encontró a Luis Francisco Pinda, Carlos Miño, Guillermo Inostroza, José Manuel García, Marcos Silva, Nelson López, Jorge Leiva, Manuel Leiva, Bertalino Castillo y Héctor Palomino culpables de secuestro calificado y desaparición del sacerdote chileno-británico Miguel Woodward en 1973, tan sólo unos días después de la instauración de la dictadura pinochetista.

La acusación será notificada a las partes querellantes y a los abogados defensores de los ex militares, que están procesados pero en libertad, para luego dar inicio a la etapa de plenario, donde se dictará la condena de primera instancia. El sacerdote Miguel Woodward fue arrestado por una patrulla de la Armada en su domicilio de Valparaíso y conducido a la Universidad Técnica Federico Santa María, donde fue interrogado y torturado por varias horas. Luego, fue llevado a la Academia de Guerra Naval (AGN), donde fue igualmente torturado.

El 21 de septiembre de 1973 fue sacado de la AGN y trasladado al buque escuela Esmeralda, que durante la dictadura operó también como lugar de detención y tortura. Las pruebas aportadas en el período de investigación y en el juicio mismo aseguran que Woodward murió a bordo del Esmeralda, a causa de los tormentos, y que su cuerpo fue llevado al Hospital Naval. Sus restos nunca fueron encontrados. Javier Rodríguez, vocero de la Agrupación de Familiares y Amigos de Miguel Woodward, aseguró que la resolución judicial es un paso fundamental. “Ahora esperamos que las condenas sean pertinentes para que en Chile quede claro de una vez por todas que las personas que cometen delitos de lesa humanidad tienen que pagar como corresponde”, consideró la prensa local. Woodward decidió cambiar su ejercicio religioso en 1969, cuando renunció a la parroquia donde trabajaba, construyó un hogar en Valparaíso, donde encabezó una comunidad religiosa; formó parte del movimiento Cristianos por el Socialismo y comulgó con el gobierno de Allende.