Mar 24.05.2011

EL MUNDO  › TRAS LAS ELECCIONES EN ESPAñA, MANTIENEN LOS CAMPAMENTOS, PERO HAY SEñALES DE DISPERSIóN

Los “indignados” siguen, pero cansados

Mientras los políticos hacen cuentas con los resultados electorales en la mano, los manifestantes aumentan sus demandas y corren el riesgo de quedarse sin objetivos concretos, mientras con el correr de los días crece el temor a una represión.

› Por Oscar Guisoni

Desde Madrid

Ayer fue un día para sacar conclusiones del terremoto electoral que sacudió a España la noche del domingo. Los socialistas lo usaron para poner paños fríos y contener los daños que produjo la enorme derrota. Los populares, para reclamar el adelanto de las elecciones presidenciales al próximo otoño y presentarse como un partido con proyecto de poder capaz de dialogar “con todos menos con Bildu”, como afirmó Mariano Rajoy en su comparecencia ante la Ejecutiva de su partido para analizar los resultados. Todo bajo la atenta mirada de los “indignados” que siguen en las plazas aunque ya sin tanto brío.

“Este gobierno no está en condiciones”, afirmó ayer Mariano Rajoy, dejando en claro cuál es la posición de su partido luego de haber arrasado en las municipales y regionales. Los conservadores quieren que las elecciones se adelanten al otoño, cortando así a los socialistas el tiempo para lamerse las heridas, sabiendo que en el PSOE todavía tienen que pasar por un desgastante enfrentamiento interno para dirimir quién será el próximo candidato presidencial. “Lo que viene por delante no es fácil”, advirtió Rajoy a los suyos, una enigmática referencia a los ajustes que según el PP habrá que hacer en el futuro para salir de la crisis. “Hay mucha incertidumbre y este gobierno no es el más indicado para generar confianza y disipar las dudas”, recalcó hundiendo la cuchilla donde más les duele a los socialistas: la crisis económica.

Un Rajoy exultante y seguro de sí mismo como pocas veces se lo ve contrastaba con las caras largas en la sede del Partido Socialista. El PSOE decidió salir con los pies de punta antes de ser arrollado por la sensación que dejó la derrota, y ayer mismo confirmó el llamamiento a elecciones internas. El vicesecretario general del partido, José Blanco, confirmó ayer que el próximo sábado la Ejecutiva propondrá al Comité Federal un calendario para desarrollar las primarias. El ministro del Interior y vicepresidente del gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, un sobreviviente prestigioso de la era “felipista”, y la ministra de Defensa, Carmen Chacón, son los nombres que más suenan en los pasillos socialistas como posibles contendientes. Ayer José Blanco confirmó que el PSOE se niega a adelantar los comicios.

Izquierda Unida también hizo su reflexión. A pesar de haber recuperado más de 200 mil votos, invirtiendo la irresistible tendencia a la caída que la formación experimenta desde hace ya más de una década, lamentan haber perdido la ciudad de Córdoba, la única capital importante que permanecía en su poder. IU también lamenta no haber captado la magnitud del enojo que dejó entrever el movimiento de “indignados” y, por lo tanto, no haberlo podido capitalizar.

Los grandes partidos escrutaron ayer también con lupa los datos definitivos en busca de los lugares estratégicos donde harán falta pactos para formar gobierno. Izquierda Unida hubiese preferido que el PSOE no hubiera quedado tan malherido, ya que el extremo debilitamiento de los socialistas hace que sea inútil incluso una coalición de izquierdas en muchos municipios donde el PP se alzó con la mayoría absoluta. El Partido Popular, por su parte, se declaró disponible para formar una coalición con Convergencia i Unió para gobernar Barcelona y le tiró flores a Francisco Alvarez Casco, el ultraconservador que se fue del partido en Asturias formando su propio grupo político y terminó ganando las elecciones aunque sin mayoría suficiente.

En las calles, mientras tanto, los “indignados” mantuvieron sus campamentos de protesta, pero ya sin el brío de días anteriores. El movimiento corre el riesgo de quedarse sin objetivos concretos, ante la magnitud y variedad de sus demandas, y los manifestantes comienzan a notar cansancio luego de una semana de intensas actividades callejeras. Ayer incluso se instaló un cierto nerviosismo en las plazas cuando comenzaron a correr rumores de que la policía estaba desalojando las protestas en algunas ciudades del interior, una información que se demostró falsa.

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