Dom 23.02.2003

EL MUNDO

Los “asesinos despiadados” suben su apuesta ante Uribe y George W.

Un día después de que George W. Bush las acusara de “asesinos despiadados”, las FARC colombianas admitieron haber derribado una avioneta espía norteamericana y capturado a tres de sus ocupantes.

El calificativo de “asesinos despiadados” que anteayer endilgó el presidente norteamericano George W. Bush a los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), acusándolos de la muerte de un funcionario de su país y el secuestro de tres norteamericanos tuvo ayer su respuesta: las FARC, en un comunicado, admitieron haber derribado una avioneta de inteligencia norteamericana en el sur de Colombia y secuestrado a los tres estadounidenses que iban a bordo, a los que acusó de ser agentes de la CIA. Pero la guerrilla no se adjudicó los disparos que ocasionaron las muertes del funcionario estadounidense y el militar colombiano que también viajaban en la avioneta. El Ejército colombiano confirmó que continuaba buscando a los cautivos, pese a que las FARC impusieron como condición que detuvieran los operativos, porque corrían riesgo los tres estadounidenses.
El mando central de las FARC emitió el documento con fecha del 21 de febrero, difundido ayer, en el que acepta el triple secuestro, aunque no menciona nada sobre los dos muertos, que según el gobierno colombiano fueron asesinados con “tiros de gracia” por los rebeldes poco después de la caída del avión. “El 13 de febrero, a las 8.10 locales, una unidad del Bloque Sur derribó en la aldea de Santa Ana, cerca de la ciudad de Florencia (sur), una avioneta de propiedad del gobierno norteamericano, tripulada por un militar colombiano y cuatro agentes de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos), tres de los cuales se encuentran en nuestro poder”, dice el texto. La principal guerrilla colombiana advirtió que “la vida y la integridad física de los tres oficiales estadounidenses en nuestro poder sólo la podremos garantizar si el Ejército colombiano suspende de forma inmediata las operaciones (de rescate), al igual que los sobrevuelos” en Caquetá.
Desde el mismo día del incidente, miles de soldados efectúan operaciones por aire y tierra en ese departamento sureño (y cocalero) para localizar a los rehenes, señalaron las fuentes de la XII Brigada militar, que tiene a su cargo la zona. Los militares colombianos cuentan con el apoyo de expertos y helicópteros Black Hawk y aviones AC-47 norteamericanos, así como de agentes del FBI de Estados Unidos. Además, la administración Bush ha autorizado el envío de hasta 150 soldados adicionales a Colombia, para ayudar en la búsqueda de los tres tripulantes desaparecidos, informó ayer el Pentágono. Las fuerzas militares colombianas reiteraron ayer que no desistirán de su propósito de rescatar sanos y salvos a los rehenes; el comandante del Ejército, general Carlos Ospina, señaló que sus hombres continuarán “trabajando con cautela”, en procura de conseguirlo.
El comunicado del alto mando guerrillero se conoció dos días después de que la Casa Blanca culpara a las FARC por la muerte de los dos ocupantes de la avioneta y el secuestro de los otros tres, y señalara que los insurgentes deben ser tratados como “asesinos despiadados”. Bush enfatizó que su país comparte inteligencia con Colombia para efectuar las tareas de rescate, y destacó el liderazgo de su par colombiano Alvaro Uribe en la lucha contra el narcotráfico y la insurgencia del país andino.
En un contexto de recrudecimiento de la violencia a nivel local, y de preguerra de EE.UU. a Irak a nivel general, las FARC presionan tanto a Estados Unidos como al gobierno de Uribe: “Sabemos del interés puesto por la Embajada de Estados Unidos en Bogotá y por algunas personalidades, donde le hacen un vehemente llamado a las FARC para que respeten la vida y la integridad física de los tres oficiales ‘gringos’”, expresa el comunicado del grupo. El gobierno de Estados Unidos ha solicitado la mediación de una comisión creada por el gobierno colombiano e integrada por el ex sindicalista y ex ministro de Trabajo, Angelino Garzón; el obispo de la ciudad de Tunja, Luis Augusto Castro y el sacerdote Darío Echeverri.
Estados Unidos exigió ayer la liberación de los tres rehenes y aseguró que no hay nada que negociar con la guerrilla. Una portavoz del Departamento de Estado, Amanda Batt, confirmó que su país tiene “informesfidedignos de que las FARC tienen como rehenes” a tres de los cinco tripulantes de la avioneta. Acerca de las demandas de las FARC para dejar en libertad a los tres estadounidenses, la portavoz dijo que “no discutiremos ni especularemos sobre una respuesta a esta captura de rehenes hasta que podamos establecer el paradero y bienestar de los tripulantes desaparecidos”.

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