Mar 31.05.2011

EL MUNDO  › EN 2022 ALEMANIA DEJARá ESA ENERGíA

El apagón nuclear

› Por Cristián Elena

Desde Frankfurt

Alemania abandonará paulatina pero definitivamente el uso de energía nuclear en 2022. Así lo anunció en la tarde de ayer la canciller Angela Merkel; lo hizo tras una maratónica sesión deliberativa en el seno de la coalición liberal-conservadora que lidera y en consonancia con la recomendación presentada horas antes por la Comisión de Etica que el propio gobierno convocara para evaluar la situación, tras la catástrofe acontecida en Japón a principios de marzo pasado. La medida contempla la desconexión permanente de las centrales que habían sido dejadas provisoriamente fuera de servicio hace dos meses, mientras la desconexión del resto de los reactores se llevaría a cabo en forma escalonada hasta 2021, cuando tres de ellos permanecerían en el sistema durante un breve período, a modo de reserva.

Uno de los logros inusuales del nuevo giro adoptado por Merkel es el haber conseguido algo parecido a un consenso aprobatorio –si bien con matices– de parte de la oposición. Para Sigmar Gabriel, presidente del SPD y ministro de Medio Ambiente entre 2005 y 2009, la jornada de ayer tuvo un poco de sabor a revancha, teniendo en cuenta que el llamado Consenso Nuclear, sostenido durante su gestión ministerial, había sido vituperado por la alianza conservadora, por presentar metas supuestamente inalcanzables. Lejos de poner el énfasis en su satisfacción personal, Gabriel se mostró dispuesto al diálogo, en especial sobre lo que a su parecer son interrogantes abiertos: cómo garantizar una competencia leal entre los proveedores para que no exploten las tarifas y cómo asegurar el suministro para la industria de consumo intensivo.

Consultado por la cadena de televisión ARD, el caudillo de los verdes (B’90), Jürgen Trittin, declaró que “la coalición ha corregido un error histórico”. En su partido se comprometieron a verificar el contenido del anuncio pero hicieron explícito su temor por la cláusula que prevé, en la última fase, la permanencia de centrales nucleares conectadas a la red pero en stand-by, a modo de reserva.

La izquierda (Die Linke), por su lado, exigió un cambio más rápido que el contenido en el anuncio, a la vez que exigió a la administración Merkel más precisiones sobre la financiación de tal cambio de paradigma. En este sentido, representantes del gobierno abrieron el paraguas al admitir que este cambio no será gratis, mientras se pronunciaban por “aumentos moderados de tarifas”.

Quienes no pudieron ocultar su decepción ante el plazo estipulado por el gobierno fueron las organizaciones ambientalistas, ya que –según sus propias estimaciones– ya en 2017 sería posible prescindir de la energía nuclear. Desde el otro lado del arco de opinión, representantes del sector industrial hicieron un llamado de atención ante posibles cuellos de botella en el suministro.

Uno de los aspectos más candentes y que aparecen cómo más difíciles de resolver es la de los desechos nucleares. En su informe final, la Comisión de Etica recomienda un depósito seguro pero no definitivo que, para el caso de que la ciencia desarrollara técnicas de tratamiento hasta ahora desconocidas, permitiera tener acceso a ellos en el futuro.

El Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW) estimó en unos 200.000 millones de euros el proceso acelerado de reconversión energética en los próximos diez años. Sin embargo, Merkel parece más decidida que nunca a buscar apoyos, por lo cual ya ha agendado una reunión el próximo viernes con los gobernadores de los estados federales, para promocionar su flamante política energética; y, como el tiempo apremia, el lunes de la semana entrante el proyecto tendría que ser aprobado por el gabinete.

Así, la prolongación del plazo de funcionamiento de las centrales nucleares, sancionada en septiembre de 2010 y calificada por Merkel como “sin alternativa” (latiguillo que suele usar para el anuncio de medidas impopulares, al tiempo que les da letra a cómicos y parodistas), es poco más que un recuerdo del pasado reciente. Hoy resulta difícil evadirse de la sensación de que a la canciller y sus colaboradores ningún esfuerzo ni retroceso les resulta demasiado grande en su intento de parecer más verdes que sus propios opositores del partido homónimo. Merkel textual: “Este camino es un gran desafío para Alemania, pero significa sobre todo una chance gigantesca para las generaciones futuras”.

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