Jue 02.06.2011

EL MUNDO  › ISRAEL CONMEMORA LA “REUNIFICACIóN” DE JERUSALéN ESTE Y LOS PALESTINOS LO VIVEN COMO UNA PROVOCACIóN

Festejo para uno, penuria para otro

En el Día de Jerusalén, el premier Netanyahu enfatizó que la ciudad es indivisible y no servirá como capital de Israel y de un futuro Estado palestino. La marcha concentró ayer a unas 30 mil personas, según los organizadores.

Miles de israelíes desfilaron ayer por Jerusalén Este para conmemorar el 44º aniversario de la “reunificación” de la ciudad en la Guerra de los Seis Días, jornada que para los palestinos tiene connotaciones radicalmente opuestas. La marcha, que marca el aniversario de la captura de la parte este de la ciudad por Israel en 1967, concentró a unas 30.000 personas, según los organizadores del evento, en su mayoría jóvenes que desfilaron en grupos y separados hombres de mujeres, siguiendo las normas religiosas judías.

Es el acto principal de la jornada, conocido como el Desfile de las Banderas, en el que los participantes portaron banderas de Israel de diferentes tamaños y corearon canciones de exaltación patriótica y mesiánica. “Hoy es el Día de Jerusalén, es muy importante porque declara que esta ciudad es nuestra, que luchamos por ella, la liberamos de los árabes y es nuestra capital”, declaró Talin Sirado, un israelí de 16 años y de la ciudad de Petaj Tikva, próxima a Tel Aviv.

En esta ocasión, el punto de partida del recorrido fue el barrio palestino de Sheij Yarraj hacia el Muro de los Lamentos, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, uno de los lugares más sagrados del judaísmo. Desde hace meses el barrio de Sheij Yarraj es un foco constante de enfrentamientos por las polémicas adquisiciones por parte de familias judías de propiedades en las que viven palestinos, muchos de los cuales se han quedado en la calle.

Por la mañana, un centenar de miembros de Fieles del Monte del Templo, un grupúsculo judío extremista, fue autorizado a desfilar desde Sheij Yarraj hacia el Muro de los Lamentos. “La policía no les permitirá sin embargo dirigirse hacia el Monte del Templo” en donde está la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar santo del Islam.

Al menos un israelí y un palestino resultaron levemente heridos en las refriegas, que se produjeron a pesar de que los manifestantes judíos marcharon hacia la parte este de Jerusalén bajo fuertes medidas de seguridad. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reveló ayer su intención de autorizar el año próximo nuevos planes de construcción en Jerusalén, pese al rechazo de los palestinos y a la oposición del gobierno estadounidense. En el Día de Jerusalén, Netanyahu puso un particular énfasis en que la ciudad no quedará dividida para servir de capital a Israel y a un futuro Estado palestino.

Los viernes al mediodía suelen concentrarse activistas internacionales e israelíes para apoyar a los afectados palestinos, que se ven impotentes ante las expropiaciones y la constante expansión de familias judías, que veneran en el lugar una tumba donde se cree está enterrado el sabio judío Simón el Justo. Israel considera a la Ciudad Santa como su capital “eterna e indivisible”.

La anexión nunca fue reconocida por la comunidad internacional y los palestinos, por su parte, quieren hacer del sector oriental la capital del Estado al que aspiran. Desde 1967 Israel construyó una decena de barrios para colonos en la parte oriental, en donde viven más de 200.000 israelíes.

Más de 3000 miembros de las fuerzas de seguridad israelíes fueron desplegados ayer. “Desplegamos refuerzos de policías, guardias fronterizos y voluntarios de la guardia civil que dependen de la policía, en particular en la parte oriental de la ciudad así como dentro y alrededor de la Ciudad Vieja, para mantener el orden público durante las ceremonias”, declaró el portavoz de la policía Micky Rosenfeld.

Los vecinos palestinos observaban desde sus casas el tumulto originado por miles de jóvenes judíos que cantaban y bailaban ante la atenta mirada de efectivos de diferentes cuerpos de seguridad, en un acto considerado por los lugareños como “una provocación”. A pocos metros y junto a una mezquita, una banda de música pop amenizó la espera de miles de jovencitas que rezaban y bailaban al son de la música mientras esperaban su turno para marchar. Ahmad Abu Hasan, representante de las familias de presos palestinos en Jerusalén, observaba en silencio desde una clínica palestina cercana a la multitud de jóvenes en plena exaltación nacionalista.

“Esto es una auténtica ocupación de nuestras tierras. Jerusalén no es sólo de Israel, aquí también hay mezquitas e iglesias, lo que quieren es echarnos de la tierra de nuestros padres y abuelos”, se lamentó.

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