Jue 02.06.2011

EL MUNDO  › EL PREMIER ITALIANO NO ROMPE CON SU ALIADO DE LA LIGA NORTE. TENSIóN CON EL MINISTRO DE ECONOMíA

Berlusconi después del tsunami electoral

El centroizquierda, ganador de las municipales, se prepara para dar una nueva batalla al gobierno con los plebiscitos del 12 y 13 de junio sobre la privatización del agua, el uso de la energía nuclear y el “legítimo impedimento”.

› Por Elena Llorente

Desde Roma

Aunque según algunos fue aplastante, la derrota de Silvio Berlusconi y sus aliados de centroderecha en las recientes elecciones municipales no ha sido suficiente por ahora como para generar una crisis de gobierno. Las discusiones no se detienen, sin embargo, dentro del gobierno y se espera saber cómo el premier encaminará a sus aliados y cómo tratará de saldar las cuentas hoy abiertas con los electores del norte de Italia, tradicionalmente de centroderecha, que le quitaron su voto en estas elecciones.

El centroizquierda, mientras tanto, se prepara para dar otra batalla que podría ocasionarle un nuevo dolor de cabeza al gobierno: los referéndum del 12 y 13 de junio sobre la privatización del agua, el uso de la energía nuclear y el “legítimo impedimento” argumentado por el premier para no presentarse en los juicios en su contra. Pero no todas serán rosas porque conseguir el quórum necesario para que los referéndum sean válidos (50 por ciento más uno de los electores) no será fácil y entonces podrían transformarse en un boomerang para la izquierda que los promueve.

Berlusconi dice y repite que su alianza con Umberto Bossi, líder de la Liga Norte –un partido con notable influencia en el norte de la península–, sigue como siempre y ambos declaran a la prensa su confianza en el repunte. “Haremos la reforma fiscal, tenemos la mayoría en el Parlamento”, dice Berlusconi, atribuyéndole a esas reformas el poder de devolverle votos. “No tengo miedo, no es la primera vez que perdemos algunos puntos”, acota Bossi.

Pero el ministro del Interior, otro de los líderes de la Liga Norte, Roberto Maroni, apunta el dedo acusador contra la política económica llevada adelante por el gobierno, a la que acusa de ser en parte responsable de la derrota. En el norte de Italia hay una profunda transformación económica y social que ha afectado tanto a la pequeña como a la gran empresa. En muchas zonas, que se consideraban hasta no hace mucho exentas de crisis, ha cundido el pánico, dicen los analistas. Y éste ha sido un factor importante en el voto.

Y si a alguien se mira con desconfianza por estos cambios es al ministro de Economía, Giulio Tremonti. Las relaciones entre Tremonti y Berlusconi al parecer están muy tensas. Y muchos dicen que el martes, en la recepción oficial en el Palacio Presidencial del Quirinale en ocasión de la Fiesta de la República que se celebra hoy, ni se dirigieron la palabra. Berlusconi quiere hacer la reforma fiscal pero Tremonti tiene sus dudas. De ahí el enfrentamiento. “La reforma se hará pero tendrá su precio”, dice Tremonti. Berlusconi le responde que se limite a hacer propuestas porque él (Tremonti) no puede decidir nada.

En cuanto al centroizquierda, su avance en las elecciones ha sido evidente pero no necesariamente en beneficio del Partido Democrático, principal partido de izquierda de este país. Los partidos de esta área más favorecidos –en prestigio pero no siempre en votos– han sido, en cambio, Italia de los Valores de Antonio Di Pietro, la Izquierda Ecologista de Nichi Vendola y hasta los enojados pero jóvenes seguidores del cómico Beppe Grillo. Todos son partidos alternativos, que no hacen hincapié en la ideología sino en otros valores como la crítica abierta, la transparencia, la eficacia y la honestidad.

Los analistas apuntan además a nuevos fenómenos que hablan de un cambio importante en la sociedad italiana. Según distintas instituciones que estudiaron la composición del voto, ha habido en general una extraordinaria participación de los jóvenes, especialmente de izquierda y en Milán, contradiciendo una tendencia que se verificaba desde hace varios años en la que los jóvenes ni siquiera se presentaban a votar (el voto no es obligatorio). Pareciera que después de haber digerido largamente el llamado “fin de las ideologías” y la caída del comunismo, los jóvenes de Europa –como demuestra recientemente Madrid y Barcelona y el año pasado Londres, París, Roma y Atenas– están decididos a tomar el toro por las astas. Una muy buena noticia para Italia, uno de los países más viejos de Europa por su escasa tasa de natalidad, gobernado al más viejo estilo burocrático y de favoritismos.

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