EL MUNDO › LAS FUERZAS DEL GOBIERNO ENFRENTAN A LAS PRINCIPALES TRIBUS
› Por Catrina Stewart *
La lucha entre las fuerzas leales al presidente yemení y una de las tribus más influyentes del país se intensificó ayer mientras un enviado de Estados Unidos volaba a la región en un intento de evitar que el país caiga en una sangrienta guerra civil. Por lo menos, 135 personas han muerto en choques en la capital, Sanaa, en los últimos diez días, el período más sangriento desde que comenzara en enero un levantamiento popular pidiendo una reforma política.
Después del colapso de la corta tregua entre Sadeq al Ahmar, líder de la confederación tribal Hashid, y el gobierno, el pacífico levantamiento de Yemen corre el peligro de convertirse en un turbio conflicto tribal sin un fin a la vista.
La feroz lucha en la calle envolvió a la capital por tercer día consecutivo, mientras los combatientes de las regiones distantes peleaban con los leales al régimen mientras trataban de marchar hacia Sanaa. Entretanto, el fuego de mortero y de granadas se acercaba peligrosamente al principal aeropuerto de la ciudad, los vuelos que entraban eran desviados brevemente. Miles de más hombres de tribus se dirigían a la capital para reforzar la resistencia ahí, en medio de informes de que el presidente Ali Abdullah Saleh, que supuestamente está refugiado en su residencia, parecía estar preparándose para una dura batalla.
Los testigos informaron ver los tanques y el transporte blindado de personas entrando a la ciudad desde el sur. Asimismo, los negocios estaban con las cortinas bajas y se formaban largas colas en las estaciones de servicio, mientras los aterrorizados residentes huían de Sanaa de a miles. “Se sentía como si los proyectiles de artillería volaran cerca de mi cabeza. Mi mujer, mi hija gritaban. Era horrible”, le dijo a Reuters Sadeq al Lahbe, un residente antes de abandonar la ciudad. “No hay electricidad ni agua y los violentos ataques sacudían la casa.”
A medida que la violencia escalaba, el principal consejero en contraterrorismo de Barack Obama, John Brennan, se dirigía a la región, visitando Arabia Saudita y otros estados del Golfo, esperando revivir un pacto hecho por los países del Golfo que propone que Saleh renuncie después de casi 33 años en el poder. Estados Unidos alimentó a Saleh como un aliado clave en la guerra contra el terrorismo, financiando y ayudando a sus esfuerzos por luchar contra una pequeña pero ambiciosa rama de Al Qaida que ha reclamado los terrenos montañosos en el sur de Yemen como su base.
Pero desde que se convenció de que Saleh no puede hacer una promesa de reformas, Washington le quitó su apoyo al asediado líder y ahora está tratando de asegurar una transición pacífica que evite que los grupos terroristas florezcan. El presidente ha renegado tres veces del apoyo de Estados Unidos, para que se haga a un lado, enfocando sus esfuerzos en asegurar su supervivencia política.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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