EL MUNDO › LOS ACREEDORES SE PUSIERON DE ACUERDO SI HAY AJUSTE
Después de varias idas y vueltas, los mandatarios de la Unión Europea acordaron ayer concederle a Grecia el quinto tramo del rescate pactado el año pasado por 12.000 millones de euros. El blindaje económico se llevará adelante con la condición de que el Parlamento griego apruebe la próxima semana un nuevo paquete de medidas que incluye recortes y privatizaciones, medida resistida desde varios frentes. Durante la reunión que mantuvieron en Bruselas, los líderes europeos consideraron que con la puesta en marcha de ese plan se evitaría una profundización de la crisis económica que amenaza con extenderse al conjunto de la Eurozona y desestabilizar el sistema financiero mundial.
“No hay plan B, Grecia tiene que hacer lo que tiene que hacer y no-sotros haremos lo que tenemos que hacer”, dijo a su llegada al encuentro el presidente del eurogrupo y premier luxenburgués, Jean-Claude Juncker. La canciller alemana, Angela Merkel, fue un poco más allá al señalar que “si funcionó con Portugal e Irlanda, debería funcionar con Grecia”, en referencia a que la UE y el Fondo Monetario Internacional lograron salvar del hundimiento a Dublín y Lisboa y se espera que suceda lo mismo con Atenas. “En lo que respecta a Grecia, apelo a que la oposición haga honor a su responsabilidad histórica”, agregó Merkel.
El primer ministro sueco y dirigente del partido conservador, Fredrik Reinfeldt, expresó que es “muy importante” que los políticos griegos “asuman su responsabilidad”. Papandreu pidió una vez más a los líderes europeos un gesto de respaldo para que el Parlamento heleno apruebe el plan de ajuste que contempla un programa de ahorro –que incluye la posibilidad de despidos masivos– por 28.000 millones de euros y privatizaciones por 50.000 millones.
“Creo que con un fuerte compromiso de la UE habrá también un compromiso firme del Parlamento griego para avanzar juntos”, señaló el premier griego. “Grecia está firmemente comprometida a continuar un programa muy difícil pero importante de cambios radicales para hacer viable nuestra economía”, agregó Papandreu tras reunirse con Merkel y el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Para el que no existen compromisos que valgan es para el líder de la oposición griega, el conservador Antonis Samaras. El dirigente del partido Nueva Democracia se niega a aprobar el nuevo paquete de austeridad, pese a las presiones de otros conservadores europeos englobados en el Partido Popular Europeo (PPE). “He apoyado totalmente los ajustes fiscales en Grecia, sin embargo el actual paquete de políticas implementado por el gobierno socialista exige más impuestos para una economía que atraviesa una crisis sin precedentes. Esto ha creado serios problemas, como demuestran las cifras actuales”, comentó Samaras. “Necesitamos medidas correctivas para asegurar que la economía griega se recupere y devuelva su deuda”, agregó.
Grecia se encuentra cada vez más cerca de quedar al borde de la cesación de pagos. Así lo demuestra un endeudamiento que trepa al 150 por ciento de su PBI y un déficit fiscal del 10,5 por ciento. Las dudas sobre su estabilidad económica repercutieron ayer en la sensibilidad de los mercados, con pérdidas generalizadas en las principales Bolsas europeas. Mientras el Partido Socialista heleno y los líderes de la UE hacen sus cuentas y se esmeran por presentar al plan de recortes como la única alternativa para salvar al país de la catástrofe, el termómetro en las calles muestra que la paciencia de los griegos se ha acabado. Y que no esperan nada de una clase política que sólo piensa en cumplir con las recetas que imponen los organismos financieros internacionales.
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