El presidente chino Hu Jintao advirtió ayer sobre la corrupción que acecha al Partido Comunista del gigante asiático, a noventa años de su creación. Las declaraciones del mandatario fueron hechas durante los festejos del partido creado por Mao Tsé-tung y otros teóricos marxistas en el Gran Salón del Pueblo en Pekín. El evento fue televisado en vivo para todo el país. “Si la corrupción no se soluciona de manera efectiva, el partido perderá la confianza y el apoyo de la gente. El partido debería estar alerta y apreciar la complejidad de largo plazo de la lucha contra la corrupción, y hacer esfuerzos tendientes a construir un gobierno transparente”, dijo el mandatario chino.

La corrupción dentro del Partido Comunista Chino es endémica. Los hallazgos de soborno y desvíos de fondos públicos son moneda corriente para la prensa local. Entre los casos más recientes se encuentran el robo del ministro de ferrocarril, Liu Zhijun, quien está acusado de llevarse 1000 millones de yenes. La Academia China de Ciencias Sociales publicó en un informe que se transfirieron al exterior 800.000 millones de yenes a funcionarios y ejecutivos que huyeron del país.

Las declaraciones de Hu Jintao reflejan la transformación del Partido Comunista Chino, que comenzó en 1921 como una organización revolucionaria que tomó el poder por asalto de la mano de doce fundadores, a una tecnocracia con 80 millones de miembros con tendencias aristocráticas. Muchos de ellos –los más longevos– usan contactos partidarios para enriquecerse, en una sociedad altamente dividida.

El presidente hizo mención a las lecciones aprendidas. “En algunos períodos históricos, tuvimos equivocaciones y sufrimos reveses, y eso porque nuestro pensamiento guía estaba divorciado de la realidad de China. Nuestro partido se las arregló para corregir esos errores por su propia fuerza y por la gente, que avanzó victoriosa”, dijo Hu Jintao ante miles de miembros del partido en el Gran Salón del Pueblo.

La sorpresa mayor fue la ausencia del ex presidente y líder del partido Jiang Zemin, lo que disparó especulaciones sobre una enfermedad o una fisura dentro de la cúpula del partido. Lo primero es lo más probable, dado que Jiang tiene 84 años, pero él también representa otra visión acerca de la dirección futura del partido y la nación. Los debates dentro del partido se llevan a puertas cerradas, pero ha habido una división entre los que opinan como Jiang y abogan por una mayor desregulación y apertura de mercado, la derecha, y la nueva izquierda que pide mayor intervención por parte del Estado e igualdad. Hu Jintao tenía mas que ver con esta nueva izquierda cuando asumió en 2002, pero durante su mandato osciló entre estas dos tendencias, tratando de quedar bien con ambas.