La crisis financiera en los países de la Eurozona se extiende como la peste negra. Esta semana castigó con dureza a los mercados italianos y obligó al gobierno a empujar un paquete de emergencia en el Congreso.

En un escenario marcado por la caída libre de las economías europeas, el Senado de Italia aprobó ayer un paquete de medidas de austeridad. De ese modo envió un mensaje a los mercados, dando cuenta de que Italia buscará evitar por todos los medios caer en cesación de pagos. El ajuste de 65 mil millones de euros fue aprobado por 161 votos a favor, 135 en contra y tres abstenciones. El debate sobre estas medidas continuará hoy en la Cámara de Diputados, donde el oficialismo tiene mayoría, como un guiño al impopular gobierno del primer ministro Silvio Berlusconi. “Europa tiene una cita con el destino: la salvación no llega desde las finanzas, sino desde la política. Pero la política no puede cometer errores”, dijo el ministro de Finanzas italiano, Giulio Tremonti, en el debate anterior a la votación del Senado. Y consideró que la crisis actúa en el mundo como un mutante que toma la forma de Grecia.

En una sesión sin demasiado debate, Tremonti agradeció a la oposición por haber colaborado en la media sanción del plan de medidas. También anunció que Italia planea introducir una regla de oro en su Constitución para equilibrar el gasto público, meta que el gobierno busca alcanzar en 2014. El ministro anunció a su vez que, sin el déficit cero, “el monstruo de la deuda, que viene del pasado, devorará nuestro futuro y el de nuestros hijos. Hoy en Europa tenemos una cita con el destino, la salvación no llegará desde las finanzas, sino desde una política común. El problema no es tanto la especulación como la credibilidad política. No podemos cometer más errores. Si lo hacemos, pasará como en el Titanic: no se salvarán ni los pasajeros de primera clase”, señaló Tremonti.

“No meteremos la mano en los bolsillos de los italianos”, había afirmado Berlusconi en 1994. Pero el recorte aprobado ayer echa por tierra las promesas del magnate de los multimedios italianos. La reducción del déficit se elevará, finalmente, a 79 mil millones. Se estima que el 60 por ciento de ese ahorro provendrá de nuevos ingresos aportados por una suba gradual de los impuestos. El peso de esta apuesta se apoya en los sectores más vulnerables: familias con hijos, estudiantes universitarios, personas con capacidades diferentes y niños que reciben ayuda para acceder a las guarderías sufrirán deducciones impositivas de un 5 por ciento en 2013 y del 20 por ciento a partir de 2014. De este modo, los italianos aportarán de su bolsillo 24 mil millones de euros, casi un tercio del total del ajuste.

Si bien la oposición se mostró contraria a la iniciativa del oficialismo, terminó acompañando el texto. “El ajuste es vergonzoso en el plano de la equidad y es clasista porque golpea sobre todo a las rentas medias y bajas”, señaló Stefano Fassina, responsable de Economía del Partido Democrático. “Recortar las desgravaciones del IRPF es la medida más regresiva posible y la más equivocada por su impacto sobre la economía: suben los impuestos al que tiene menos y no tocan las rentas financieras”, agregó el funcionario.

El plan de ajuste prevé una aplicación escalonada en cuatro etapas: tres mil millones de euros en 2011, seis mil millones en 2012 y, finalmente, 25 mil millones y 45 mil millones en 2013 y 2014, respectivamente. El peso de esta medida se traslada, entonces, a la Legislatura que acompañe al próximo gobierno. Con una quita de 8700 millones de euros, la salud será otro de los sectores afectados. Desde este mismo lunes, cada italiano que asista a una consulta médica estará obligado a pagar 10 euros. En caso de tratarse de una urgencia, siempre y cuando la visita no demande internación, ese monto trepará a 25 euros.

Como un calco de lo que sucedió en Grecia hace dos semanas, el gobierno de Berlusconi somete su programa de recortes a un voto de confianza –como el jugador de básquet que busca la bandeja en el aro rival– para esquivar el debate en el Parlamento. La deuda pública de Italia asciende a 1,8 billón de euros. Sumadas, las deudas española, portuguesa, irlandesa y griega no alcanzan ese monto. Su déficit de 4,6 por ciento del PIB, en cambio, es inferior al de estos países.

Los mercados parecieron no acusar recibo del ajuste. El presidente de la república, Giorgio Napolitano, calificó de “milagro” la rapidez con la que se aprobó el decreto. “Pronto harán falta nuevas pruebas de cohesión nacional”, advirtió.