EL MUNDO › EN EL CAIRO, LOS RELIGIOSOS SE MANIFESTARON EN LA PLAZA TAHRIR
Miles de egipcios se congregaron ayer en la plaza Tahrir de El Cairo para demostrar que están unidos en favor del cambio, aunque siguen las divisiones sobre si hay que presionar al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que gobierna el país, para que acelere y profundice las reformas políticas. “No hay más dios que Alá”, son algunas de las frases más coreadas por los manifestantes. También se vieron pancartas con la frase “Egipto islámico” y se oyeron cánticos en los que se decía “El pueblo y el ejército, mano a mano”.
Un dirigente de la agrupación islámica Hermanos Musulmanes dijo que se trata del “viernes de la unidad y de la reunificación” para pedir la unión de todos los egipcios y los grupos políticos. Este y otros grupos islamistas participaron en la gran protesta del 8 de julio pasado para pedir una purga de los antiguos miembros del régimen del presidente Hosni Mubarak, y juicios más rápidos por los delitos de corrupción.
Sin embargo, los islamistas dijeron que querían dar tiempo al ejército para responder, mientras que otros grupos, como el Movimiento 6 de Abril, mantuvieron la presión y algunos de sus miembros armaron carpas en la plaza Tahrir, epicentro de la revuelta que expulsó a Mubarak del poder.
A diferencia de viernes anteriores, en los que predominaron los eslóganes políticos, en esta ocasión lemas como “el pueblo quiere la aplicación de la sharía (ley islámica)”, “Egipto es un país islámico, no una provincia estadounidense” fueron los más coreados. De hecho, entre los manifestantes se destacaba la abrumadora presencia de hombres con barba y galabiya blanca (túnica) y de mujeres con niqab (velo que cubre todo el cuerpo menos los ojos) en una jornada inédita desde el inicio de la revolución del pasado 25 de enero por su marcado carácter religioso.
Contrariamente a la postura que defienden los grupos laicos de jóvenes revolucionarios, críticos con la gestión de la junta militar que dirige el país, muchos en Tahrir defendían ayer al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Uno de ellos era el jeque Ali Ozman, salafista, que sostuvo que “se tiene que dar una oportunidad a los militares hasta que se celebren las elecciones y se traspase el poder a un gobernante civil elegido por el pueblo”. Eso sí, “queremos que el pueblo diga la última palabra y que no se le imponga algún sistema liberal o laico que a él no le guste”, indicó el jeque Ozman. El religioso, que hizo hincapié en que deben acabar las manifestaciones “que no tienen ninguna justificación”, expresó su voluntad de que “la ley de Alá tome el control y que tenga todo el dominio”.
Pese a la omnipresencia de la religión, el ambiente festivo reinó en la protesta, a la que acudieron muchas familias con sus hijos equipadas con banderas y sombrillas para protegerse del sol. Muchos se apretujaban en los escasos espacios a la sombra sobre alfombras que previamente usaron para la oración del viernes. “Todos somos egipcios bajo el mismo cielo de esta patria. Que Egipto sea islámico supone la verdadera garantía de que los cristianos viven seguros”, afirmó el imán Mazhar Shahin en el sermón de ayer.
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