EL MUNDO › EL VOCERO DEL CORONEL LIBIO PIDIó DISCUTIR LA TRANSICIóN; LOS INSURGENTES QUIEREN QUE SE ENTREGUE
La próxima batalla se dará en Sirte, bastión de los leales al régimen. Se teme que sea más sangrienta que en Trípoli. Los insurgentes estimaron que controlarán esa ciudad con apoyo de la OTAN en un máximo de diez días.
Las tropas opositoras al régimen de Muammar Khadafi se ubicaron ayer a 30 kilómetros de Sirte, último bastión en manos de las tropas khadafistas, según aseguró el dirigente Mohamed al Furtiya al canal Al Arabiya. Los rebeldes anunciaron que controlan totalmente la ciudad de Ben Yawad, al este del país, donde las fuerzas leales al coronel libio presentaron resistencia. Mientras el vocero de Khadafi señaló que su líder estaría dispuesto a negociar la transición del poder, el responsable para las finanzas y el petróleo del Consejo Nacional de Transición (CNT), Ali Tarhouni, respondió que el traspaso está sujeto a condiciones. “Ninguna negociación está en curso con Khadafi; si quiere rendirse, entonces negociaremos y lo capturaremos”, dijo Tarhouni y aseguró que se desconoce el paradero del líder libio. El canciller británico, William Hague, consideró que la propuesta del portavoz de Khadafi es delirante y afirmó que la transferencia del poder en Libia está en curso.
En su avance para rodear Sirte, ciudad natal del coronel libio, los rebeldes estimaron que controlarán el bastión en un máximo de diez días. Advirtieron, además, que no negociarán con él. Según señaló el vocero de los rebeldes, Ahmed Bani, los sublevados tomaron el control de la ruta que une Trípoli y Sabha, emplazada en medio del desierto y al sur del país. En la estratégica Sirte, a 450 kilómetros de la capital y último obstáculo para controlar el acceso al mar Mediterráneo, los rebeldes advirtieron a las fuerzas leales a Khadafi que en caso de negarse a entregar la ciudad, la tomarán por la fuerza. El comandante insurrecto, coronel Salem Mufta al Refaidy, explicó que sus tropas avanzan hacia Sirte desde el este y el oeste, con la intención de atenazar la región, y que ya están intentando negociar la rendición de la ciudad para evitar el enfrentamiento directo.
“Nuestro objetivo no es el derramamiento de sangre sino la liberación. No queremos más sangre, especialmente la de los civiles, niños, ancianos y mujeres, pero ya no podemos dar marcha atrás”, explicó el coronel.
Sin embargo, los observadores internacionales temen que la batalla de Sirte sea más encarnizada y sangrienta que la registrada la semana pasada en Trípoli, donde en las calles aún se observan los cadáveres de combatientes rebeldes y del ejército (ver aparte). Los rebeldes no descartan que el núcleo más leal a Khadafi permanezca atrincherado en esa ciudad.
El Consejo Nacional de Transición reconoció ayer que Trípoli sufre una crisis humanitaria. El portavoz del Consejo, Shamsiddin ben Ali, instó a todos los médicos libios que trabajan en el extranjero a regresar inmediatamente a su país. “Debido al elevado número de heridos, son necesarios más medicamentos y equipamiento médico”, dijo a Al Jazeera. Ahmad Bani denunció que las fuerzas khadafistas utilizaron a la población civil como escudos humanos para la defensa de la localidad. “Avanzamos hasta que fuimos detenidos en las puertas de Ben Yawad. Sus seguidores se encuentran entre las familias y estamos tratando de evitar bajas”, dijo Bani.
Las unidades que partieron de Benghazi, capital rebelde al este del país, se encuentran a 100 kilómetros del objetivo, en la localidad de Ben Jawad, mientras otras columnas avanzan desde Misrata, al oeste. Se desconoce el lugar donde se oculta Khadafi y ya se tejen innumerables especulaciones sobre su paradero, que son retroalimentadas por mensajes suyos enviados desde la clandestinidad. En el último de esos mensajes, el líder libio llamó a sus compatriotas a “resistir contra las ratas”.
Según el comandante rebelde Salem Derbi, no habrá negociaciones con Khadafi. “Fue apartado del poder para siempre y es ya un asunto del pasado”, dijo Derbi en declaraciones realizadas a la cadena árabe Al Jazeera.
Según expertos franceses, no se descarta que los servicios de inteligencia que apoyan a los rebeldes libios procuren localizar a Khadafi recurriendo a delatores, documentos hallados en su cuartel general de Trípoli, grabaciones de teléfonos intervenidos o informaciones obtenidas por aviones teledirigidos. Sin embargo, los especialistas recalcaron que las características del territorio libio y el poder ejercido por el coronel libio dificultarán esa tarea.
“Mientras no controlen todo el país, los rebeldes no lograrán atrapar a Khadafi”, señaló Eric Denécé, del Centro Francés de Investigación sobre Inteligencia, quien permaneció varias semanas en Trípoli y en zonas controladas por los rebeldes. “Khadafi sigue teniendo escondites en zonas urbanas o en el desierto y cuenta con un mayor apoyo que Saddam Hussein, ya que no ha provocado tanto odio en su país como el dictador iraquí”, dijo Denécé y recordó que el líder libio siempre hacía circular otros convoyes idénticos al suyo cuando viajaba por alguna ruta.
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