EL MUNDO › EL MINISTRO AMADO BOUDOU ANALIZó LA SITUACIóN INTERNACIONAL EN EL CONGRESO DE AEDA
El funcionario también cuestionó a “la burocracia de los organismos multilaterales de crédito, ya que en este momento, donde todo debería estar en discusión, se resisten a los cambios”. El cierre de la jornada estuvo a cargo de Robert Boyer.
› Por Javier Lewkowicz
“Las calificadoras de riesgo tuvieron un rol central en la profundización de la crisis financiera. Se convirtieron en juez y en parte, ya que trataron de impedir que la política tome las decisiones en los países afectados”, señaló el ministro de Economía, Amado Boudou. El funcionario disertó en el III Congreso de la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA) que tuvo lugar ayer en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y reunió a importantes referentes de la economía heterodoxa. El cierre de la primera jornada estuvo a cargo del prestigio economista francés Robert Boyer, quien aseguró que “en la actual crisis global y primacía de las finanzas, es un beneficio para la Argentina estar atrasado en materia de desarrollo del sistema financiero. Resulta muy bueno estar desconectado”.
En la apertura del congreso, Boudou compartió un panel con Alberto Barbieri, decano de la Facultad; Matías Kulfas, Paula Español y Fernando Peirano, de AEDA. “La ciencia económica, tratando de estar lo menos posible contaminadas de política, dejó de ser ciencia para decir cómo había que hacer las cosas, y al mundo le fue mal. Las ciencias económicas no fueron capaces de repensarse. La realidad, a los cachetazos, y la política son las que nos dan una oportunidad, porque ¿qué sentido tienen las ciencias económicas si no es para mejorar la situación de la sociedad?”, señaló Boudou. El titular de Hacienda también criticó a “la burocracia de los organismos multilaterales de crédito, ya que en este momento, donde todo debería estar en discusión, se resisten a los cambios. Las soluciones novedosas que aplican en Grecia son las que aplicaron en la Argentina en el año 2000”.
Boudou resaltó la importancia que significaría para la región el Banco del Sur, “que se encargará de financiar la realización de rutas, caminos, gasoductos y tendidos eléctricos, entre otras cosas. Suda-mérica debe fortalecer sus instituciones multilaterales y avanzar en la integración productiva, para poder tener un menor impacto de la crisis”. También se manifestó a favor de que los países de la región incrementen sus “acciones de política económica sobre el tema de las reservas y avanzar en la discusión de cuáles van a ser las monedas con las que se determinarán los Derechos Especiales de Giro (DEG)”, unidad de cuenta utilizada por el FMI.
Por su parte, el francés Robert Boyer desafió: “Es el fin de la hegemonía norteamericana. La nueva configuración de la economía mundial será multipolar”. En su presentación explicó cómo la economía estadounidense cubrió el relativo estancamiento de su sistema productivo a partir de la expansión del crédito al consumo. El mecanismo para expandir el crédito en forma exponencial fue la utilización de los derivados atados a las hipotecas subprime. Criticó al titular de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ya que “con la tasa de interés de cero por ciento que mantiene está recreando el mecanismo para crear burbujas, como la de los precios de los commodities o la que se ve en la expansión de los flujos de capitales a Brasil”.
Para Boyer, el 2011 “es un punto de inflexión de esta crisis, hay dudas sobre la recuperación de Estados Unidos, cuya economía parece enfriarse y, en cambio, existe gran dinamismo en países emergentes como India, Brasil y China. A la vez, existen grandes tensiones cambiarias entre el dólar y el yuan. La crisis es de tipo estructural: hay altas tasas de ganancia, pero falta demanda. Y nadie sabe realmente cómo va a hacer Estados Unidos para salir, porque la crisis financiera allí no ha acabado”.
La clase magistral de Boyer fue presentada por el periodista Alfredo Zaiat, quien consideró que la crisis global “jaquea la hegemonía del paradigma neoliberal en su fase de las finanzas”. Aunque resaltó “que los países de la región en la Unasur están pensando en hacer política coordinada para enfrentar la crisis, sin la tutela de Estados Unidos. Ese es un acontecimiento extraordinario”. Boyer reafirmó luego la idea de debilitamiento del paradigma neoliberal cuando indicó que “nunca se vieron tantas intervenciones del Estado en países que se autodefinieron como liberales”.
A su vez, Boyer celebró que “la Argentina, a diferencia de lo que sucede en países desarrollados, base su crecimiento económico en factores reales, tenga control del tipo de cambio y el Estado desempeñe un papel determinante. La liberalización implica una mayor movilidad del capital que aumenta la frecuencia de la crisis bancaria”.
“Uno de los fenómenos característicos de esta crisis es que la innovación financiera ha convertido a los pobres que adquirieron sus casas mediante hipotecas en especuladores. Los capitalistas ganan dinero con los pobres, pero cuando pierden los pobres, ellos mantienen intacto su capital. El poder silencioso de las finanzas globales es impresionante”, señaló Boyer. Otro rasgo peculiar de la crisis, para el economista, es que no son mayormente las empresas no financieras las que estén especulando, sino que lo es el propio sistema financiero.
“Restricción externa e inflación son dos temas clave en la actual economía argentina”, señaló el economista heterodoxo Fabián Amico, moderador del panel “Macroeconomía y sector externo” que tuvo lugar ayer en la primera jornada del III Congreso Anual de la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA). Uno de los principales debates se dio en torno del horizonte que se espera para la evolución de la cuenta corriente, dado que las importaciones vienen creciendo por encima de las exportaciones. A su vez, se recurrió a la experiencia de la recuperación de la economía nacional para desacreditar los postulados de la teoría económica ortodoxa.
En el trabajo “Economía poskeynesiana y economía de la conducta: interpretando algunos hechos de la recuperación argentina”, Pablo Mira y Emmanuel Agis cuestionan, tomando la experiencia local, los pilares que sostienen a la economía ortodoxa. Mientras la ortodoxia indica que la inversión depende de la tasa de interés, “la variable fundamental es el ingreso y el crecimiento del producto. La regla es simple: si la demanda y el producto crecen, los empresarios invierten. Eso es lo que explica que la inversión haya crecido a una tasa del 23 por ciento anual entre 2003-2008”, indicó Mira. Desde otras perspectivas heterodoxas, explican la inversión a partir de la tasa de ganancia.
El dilema central que plantea la heterodoxia en el estudio del crecimiento de las economías emergentes es la restricción externa, es decir la falta de dólares para financiar la suba de las importaciones y la remisión de utilidades derivada del aumento en el PIB. Esteban Kiper, Damián Panigo y Ana Gárriz, en Criterios macroeconómicos para la sustitución de importaciones, confeccionaron un esquema estableciendo una tasa máxima de crecimiento que permite sostener la situación en el sector externo y a la vez una tasa mínima que mantiene constante la tasa de desempleo. La Argentina en los ’90, según indicaron, creció menos que la mínima pero más que la máxima, una clara inconsistencia que explotó en 2001. De 2003 a 2011, en cambio, lo hizo por encima de la mínima y debajo de la máxima.
Los autores avizoran un horizonte más complejo para los próximos años, de no mediar la política económica para modificar algún punto del esquema. “Si las hipótesis se verifican, las condiciones se excluyen”, resaltó Kiper. Es decir que el sector externo determinaría una tasa máxima menor a la tasa mínima de crecimiento que requiere el mercado laboral. “Si la política económica no hace nada al respecto, vamos a estar generando un déficit en cuenta corriente o va a crecer el desempleo”, alertó. Propuso “incentivar la sustitución de importaciones, aplicar restricciones a las importaciones e incentivar la inversión en proyectos de infraestructura”.
A su vez, Amico descartó que la solución sea bajar la tasa de crecimiento para adecuarla a la situación del sector externo. “Hay que mover la restricción externa. Hay muchas herramientas que se utilizaron en la industrialización por sustitución de importaciones que ahora ya no están. Parte de eso debe suplirse por las compras estatales”, manifestó.
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