Dom 04.09.2011

EL MUNDO  › ESCENARIO

Cumbre de Guayaquil

› Por Santiago O’Donnell

Desde Guayaquil

Guayaquil. Cumbre de periodistas en Ecuador organizada por la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación. Varios de los mejores de la región están acá presentando trabajos, amén del número dos de Wikileaks, Kristinn Hranfsson (foto), que vino de Islandia para hablar de la filtración infiltrada. Aprovecho para preguntarle al destacado periodista peruano Ricardo Uceda, presidente del Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS), sobre las últimas tendencias. A diferencia de otras entidades periodísticas regionales y nacionales, que hacen foco exclusivamente en la defensa de la libertad de expresión, el IPYS pone el acento en el efecto de la concentración de medios en la pluralidad informativa. IPYS, con sede en Perú, financió un importante trabajo sobre concentración de medios en la región dirigido por los catedráticos de la UBA Guillermo Mastrini y Martín Becerra, que se plasmó en el libro Periodistas y Magnates (2006). Uceda preside desde hace nueve años un jurado que elige las mejores investigaciones periodísticas de Latinoamérica. ¿Qué hay de nuevo, Ricardo?

“Este año hay tantos trabajos de calidad brasileños que por primera vez armamos un panel sólo dedicado a ese país. Hay dos investigaciones de Folha de S. Paulo que les costaron el puesto a dos ministros poderosos: Erenice Castro y Antonio Palloci. Luego un trabajo de O Estado de S. Paulo sobre las guerras ocultas en Brasil, que es una investigación histórica, muy diferente a lo que habitualmente se ve en el periodismo. También un diario no tan conocido, Gaceta do Povo, de Minas Gerais, presentó un trabajo de gran artesanía investigativa sobre gastos ilícitos en ese estado.” Uceda me guiña un ojo, no lo puede decir, pero seguramente hoy Gaceta do Povo se llevará el premio mayor. “También hay una excelente investigación de la televisión brasileña sobre pedofilia en la Iglesia Católica”, redondea.

Le pregunto por qué, a su juicio, los medios brasileños sacan tanta diferencia sobre el resto en materia de periodismo de investigación. “Hay mucha diferencia en la industria”, contesta. “La industria brasileña, al estar tan fuerte, hace que el periodismo brasileño tenga una fuerza y una decisión para investigar que otros países no pueden igualar. Hay investigaciones en Brasil que duran meses, equipos de varias personas. La dimensión del mercado permite gastar mucho más que en otros países y la brecha se ha ido agrandando. Por ejemplo México, otro país con medios muy importantes, no produce investigaciones fuertes. Y esto no es sólo por el narcotráfico, hay muchas otras áreas atractivas para ser investigadas. Me parece que es un tema cultural, que no existe tradición de periodismo investigativo en México. En cambio, en Colombia, otro país atravesado por el narcotráfico, está la revista Semana, que ya hemos premiado un par de veces, y que muestra un liderazgo investigativo que ha sabido sostener a lo largo del tiempo en dos temas importantes, el proceso paramilitar y el caso de las escuchas ilegales del gobierno de Uribe.”

¿Y por casa cómo andamos? “Siempre hay trabajos interesantes de Argentina. Pero lo que veo es que el periodismo de investigación en la Argentina se ha ‘kirchnerizado’, o sea, sólo se investiga la cosa K, funcionarios importantes de su gobierno. No veo otra cosa en este momento.”

Ahí vamos. Quiero saber por qué investigamos al Estado y no a las empresas privadas, qué efecto tiene el hecho de que los conglomerados mediáticos se han convertido en las principales fuerzas opositoras de gobiernos populares en la región.

Antes, Uceda marca otra tendencia. “Cada vez hay más grupos cívicos de periodismo electrónico (Internet) presentando trabajos destacados, como Verdad Abierta en Colombia, IDL en Perú y Cipper en Chile o El Faro en El Salvador, que de alguna manera siguen el modelo de (la ONG estadounidense) Pro Pública.”

Ahora sí: “Hay poca investigación sobre empresas en general. Es una debilidad del periodismo latinoamericano. Esto puede ser un sesgo de la línea editorial, para no chocar con fuentes que forman parte del establishment económico. Hay que ver cada caso, pero me parece que falta capacitación. Es más fácil investigar a un ladrón que roba en un ministerio que a una empresa. Uno de los problemas es que hay mucha corrupción legal, muchos conflictos de interés y actitudes censurables de los empresarios que no constituyen delitos porque no hay fondos públicos involucrados. Por ejemplo, el lobby obsceno que hacen algunos empresarios para conseguir contratos con el Estado a precios ridículos. Si el contrato es legal, cumple con los requisitos, es difícil escribir sobre ese empresario.”

No se trata solamente de un problema de capacitación, Ricardo, me permito decirle. Los grandes medios se llevan bien con las grandes empresas y no tanto con los gobiernos que tocan intereses corporativos, ¿no?

“La polarización afecta mucho la calidad del periodismo. Hay gobiernos que no son del gusto de los grupos que poseen medios. En algunos países donde los partidos políticos no son oposición, los gobiernos ven a los medios como sus enemigos, muchas veces con razón, porque los medios asumen el rol de actores políticos. El ejemplo más claro es Venezuela, donde los grandes medios propiciaron un golpe de Estado en contra de Chávez. Por otro lado, cuando un gobierno no tiene oposición política, el único que lo puede molestar es un medio de comunicación, entonces se convierte en enemigo. Creo que es el caso aquí en Ecuador. En cambio en Perú, el grupo (del diario) El Comercio se puso en actor político y nosotros desde el IPYS lo condenamos en un comunicado. Para impedir la elección de Humala, el diario dejó de cumplir la función de dar elementos informativos para que la gente decida, para ponerse al frente de una campaña para derrotar a Humala como sea. Quisieron hacer lo mismo en un canal de televisión que pertenecía en parte a El Comercio, pero no pudieron porque los periodistas se negaron. El Comercio pensó que era un actor político decisivo pero se equivocó, porque Humala ganó. Sin embargo, en vez de vengarse, Humala ha dicho que va a respetar la libertad de expresión y yo le creo. De hecho, los medios que trataron de hundirlo ahora han aflojado un poco las críticas a Humala, que está muy fuerte con un índice de aprobación del 70 por ciento.”

Ante este panorama, imagino que la calidad del periodismo investigativo que se practica en la región está en declive. Uceda opina que no. “Es difícil marcar una tendencia. Es cierto que en general hay mucho ruido y poca investigación, y la Internet tiene mucho que ver con eso. Pero a la vez yo veo que el que investiga una vez investiga dos veces y lo hace cada vez mejor. Es un grupo pequeño de periodistas que se repite, siempre son los mismos los que presentan los mejores trabajos. Son ellos, más que sus medios, los que mantienen la tradición viva. Es cierto que los periodistas necesitan de una empresa periodística que sostenga la práctica, pero yo creo que la práctica va a subsistir porque el periodismo sigue siendo el escrutinio más rápido y eficaz de la cosa pública.”

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