Veinticinco soldados norteamericanos muertos, cinco prisioneros mostrados con orgullo por las tropas iraquíes a la televisión, pilotos norteamericanos de aviones derribados buscados por la población civil en Bagdad, declaraciones victoriosas de “los esperamos en Bagdad”, resistencia en las ciudades, emboscadas y demás: el régimen de Saddam Hussein vivió ayer su pequeño día de gloria en una guerra que, en los papeles, no parece augurarle motivos para cantar victoria. Según Estados Unidos y también Irak, las tropas norteamericanas están tan cerca como 160 kilómetros de la periferia de Bagdad. Pero su avance dista de ser arrollador, porque todas las ciudades a su paso, incluidas las que fueron declaradas como tomadas (Um Qasr, Basora, Nasiriya, Najaf, Karbala), ofrecen focos de resistencia más o menos fuertes. La capital iraquí sufrió ayer tres ráfagas intensas de bombardeos nocturnos. Estados Unidos desplegó un gran número de fuerzas especiales en el norte iraquí, donde continuaron los bombardeos contra grupos islamistas fuera del control de Saddam.
Más de un televidente habrá visto ayer imágenes que el Pentágono no hubiera querido nunca que se mostraran (ver nota en pág. 4). “Soy de Texas”, dijo temeroso un marine norteamericano. “Kansas”, se escuchó decir a otro. Ambos alegaron que estaban allí porque seguían órdenes, y cuando al segundo le preguntaron por qué había disparado, respondió: “Me dijeron que disparara si alguien me disparaba. Me dispararon y lo hice. Yo no quiero matar a nadie”. Luego de eso, se pudieron ver imágenes de soldados norteamericanos filmados por la televisión iraquí. Se trató de una emboscada en la ciudad de Nasiriya, supuestamente controlada por las tropas invasoras. Pero se trató, también, de la prueba más tajante de que los combates en el terreno se están haciendo duros a medida que norteamericanos y británicos avanzan sobre Bagdad. “Se registraron los combates más duros desde que comenzó el conflicto”, explicó el teniente general John Abizaid, vicecomandante en jefe de las fuerzas norteamericanas en Irak, desde el cuartel general en Qatar. “En esa emboscada participaron unidades iraquíes regulares e irregulares”, explicó Abizaid, quien dijo que no creía que los muertos fueran más de diez. Las autoridades iraquíes hablan de 25 norteamericanos, entre muertos y capturados. Buscando equilibrar, Abizaid dijo que los soldados iraquíes capturados ascienden a 2000.
La batalla de cifras e imágenes en la guerra de información que libran Estados Unidos, Gran Bretaña e Irak deja paso a una pregunta sobre la estrategia militar de ambos bandos. La respuesta la dieron sin ambages los principales voceros de cada lado. “Lo que pasó ayer no es extraño. Existe la posibilidad de que mientras las fuerzas de la coalición avanzan desde el sur y desde el norte y desde el oeste, el grado de resistencia se incremente durante un período”, explicó el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld. “Por otro lado, cuanto más avancemos, más se darán cuenta las tropas iraquíes de que deben rendirse. No hay duda de que este régimen está acabado”, aseveró.
El ministro de Información iraquí, Mohamed Said al Sahaf, dijo que “los norteamericanos avanzan porque nosotros los dejamos: ellos en el desierto, nosotros en las ciudades”. El vicepresidente Taha Yassín Ramadan amenazó: “Esperamos que vengan a Bagdad para darles una lección”. Los iraquíes amenazaron con más resistencia cuando la Tercera División de Infantería, que ya llegó a Najaf siguiendo el curso del río Eufrates, se una a los marines que avanzan hacia Al Kut, para converger hacia Bagdad. Voceros militares norteamericanos dijeron que para entonces las tropas tendrán mayor apoyo por la utilización de los aeropuertos que ya han sido tomados durante el avance.
Bagdad soportó ayer tres bombardeos aéreos pesados. Dos de ellos fueron una cantidad no especificada de misiles Tomahawk disparados desde buques en el Golfo Pérsico e incursiones aéreas que apuntaron al complejo militar de Al Falluja, al oeste de Bagdad, que agrupa un centro de mando, uncuartel e instalaciones de la Guardia Republicana, además de un complejo presidencial. El tercer ataque, en la madrugada de hoy, fue lanzado desde dos portaaviones y las bombas pesadas cayeron desde los bombarderos B-52 que partieron ayer de Gran Bretaña.
Mientras algunos suburbios de la ciudad están envueltos en humo permanente por el incendio de zonas petroleras para dificultar la visión de los aviones y misiles, las autoridades iraquíes afirman haber derribado cinco aviones y dos helicópteros norteamericanos. La policía iraquí organizó expediciones de civiles buscando pilotos norteamericanos, supuestamente eyectados de los aviones caídos, por los que Saddam Hussein ofrece jugosas recompensas. Los iraquíes también mostraron a los periodistas los impactos de misiles en zonas residenciales de Bagdad como Yamia y Al Qasiriya, donde se halla el Hospital Universitario de Mustansiriya, que recibe a los heridos de los bombardeos.
Además de Tikrit (centro del país, cuna de Saddam Hussein) y de Mosul y Kirkuk, los misiles y bombas norteamericanos cayeron en gran cantidad en el este del Kurdistán, buscando vencer las posiciones de grupos islamistas que controlan esa zona, especialmente en Halabja, para permitir el avance de las milicias kurdas aliadas a Estados Unidos. Murieron 33 supuestos miembros del grupo islámico Jemaah Islamiya. Pero además, varios aviones de transporte de tropas aterrizaron en Suleimaniya transportando fuerzas especiales norteamericanas que participarían de la invasión por el norte a Irak. Quizás allí se enfrenten a las mismas resistencias que ofrece el sur del país.