Dom 30.10.2011

EL MUNDO  › ESCENARIO

Wikileaks

› Por Santiago O’Donnell

Imagen: AFP.

Wikileaks ya fue. Terminado, liquidado, fundido, derrotado. Salió publicado en los grandes medios y recorrió el mundo a partir de lo que dijo el fundador y alma mater del sitio el lunes pasado en Londres.

Pero ése no era el mensaje que quiso transmitir Julian Assange. El había imaginado la conferencia de prensa en el Frontline Club como el lanzamiento de una poderosa e innovadora campaña de Wikileaks para romper el bloqueo financiero del sitio.

El 4 de octubre, exactamente cuatro semanas antes del anuncio del lunes, Wikileaks le mandó un mail a casi un centenar de periodistas desparramados por el mundo, a todos los que hemos trabajado con la organización y mantenemos el contacto.

“A través de nuestra asociación con vos, Wikileaks ha publicado con éxito las filtraciones más grandes de la historia del periodismo. Pero esta victoria ha venido a un alto costo para nuestra organización. Las megafiltraciones de 2010/11 han vaciado nuestras reservas. El bloqueo arbitrario e ilegal impuesto por VISA, Mastercard, PayPal, Western Union y Bank of America el 7 de diciembre del 2010 limpió el 90-95 por ciento de nuestras donaciones. El bloqueo está afectando la capacidad de nuestros donantes de financiarnos. Wikileaks se financia enteramente con donaciones de público. Para recuperar la superviviencia del sitio, Wikileaks tendrá que suspender sus operaciones y entrar en una fase de recaudación de fondos”, arrancaba el mail.

Después decía: “Te estamos contactando para pedir tu asistencia durante nuestra campaña de recaudación de fondos” y enumeraba las maneras en que esa asistencia se podía materializar: poniendo una publicidad de Wikileaks para recaudar fondos y alentando a los lectores a contribuir; escribiendo un artículo sobre el bloqueo y sus consecuencias para la libertad de expresión; mandando a Wikileaks material publicado que pueda servir para la campaña o abriendo una cuenta bancaria a nombre del medio para recibir donaciones de las empresas involucradas.

A la semana siguiente llegó otro mail más cinco archivos adjuntos con material para la campaña, todo embargado hasta el 24 de octubre. Material bien interesante. ¿Sabían que a través de VISA pueden colaborar con el Ku Kux Klan o el partido neonazi del noruego loco que mató a medio mundo, o pueden comprarse un rifle de asalto, pero no donar a Wikileaks? Me gustó eso, pensé que iba leerlo en algún lado.

También venía en el mail una cronología muy completa que mostraba cómo, para cortarle el chorro a Assange, estas empresas se habían agarrado de un dictamen del Departamento de Estado estadounidense que decía que Wikileaks podría estar vinculado con alguna persona que hubiera o hubiese cometido un ilícito. Y cuando Wikileaks acudió al Departamento del Tesoro para que le explique qué quiso decir el Departamento de Estado, Tesoro emitió otro dictamen diciendo que no tenía pruebas de ningún ilícito por parte de Wikileaks. Pero las empresas no le dieron bola al dictamen de Tesoro y siguieron boicoteando al sitio. No está como lo cuento yo, está mucho más detallado, con nombres, fechas, etcétera.

También hay un cuadro muy dramático que muestra cómo cayeron las donaciones a partir del inicio del bloqueo en diciembre del año pasado, que justamente coincidió con la publicación de las últimas filtraciones, la de los 250 mil documentos de... el Departamento de Estado.

También aparece en detalle la campaña de Bank of America para destruir a Wikileaks a través de la desinformación, la infiltración y el acoso a los donantes. Según revelaron los documentos publicados por Anonymous, para hacer el trabajo sucio contra Wikileaks, Bank of America les paga dos millones de dólares por mes a tres contratistas de inteligencia liderados por HBGary, empresa que le fue referida al banco por el Departamento de Justicia estadounidense.

También mandaron banners y popups para que los medios difundan la campaña “Wikileaks te necesita”. No los vi en ningún lado. También mandaron una minuta explicando cómo se pueden hacer donaciones a Wikileaks a través de mensajes de texto, transferencias bancarias y a través de Moneygram, una especie de PayPal que se negó a sumarse al bloqueo.

El 20 de octubre, Assange mandó una gacetilla de prensa anticipando la conferencia de prensa del lunes pasado. El texto dice que en dicha ocasión la organización tocaría dos temas: “La relación de Wikileaks con entidades financieras estadounidenses” (o sea, las que practican el bloqueo) y “un importante anuncio” (referido al sistema de seguridad del sitio). La gacetilla no hace ninguna referencia a un cierre definitivo de Wikileaks, ni siquiera menciona el cierre temporario.

En la conferencia de prensa, Assange anunció lo de la fase de recaudación de fondos y en ese contexto explicó que Wikileaks interrumpía por unos meses sus operaciones de difusión de documentos secretos para concentrarse en la campaña. Además intentó comunicar algo que al menos él consideraba igualmente significativo. Explicó que debido a algunas filtraciones dentro de la propia organización, Wikileaks había renovado completamente su sistema de seguridad y encriptación y que el nuevo sistema estaba listo para operar cuando Wikileaks retome su actividad difusora el año que viene. Algunos medios, incluyendo Página/12, publicaron las declaraciones de Assange sobre el nuevo sistema, pero la gran mayoría las ignoró, limitándose a decir que Wikileaks había cerrado, “ahogo financiero”, kaputt.

En realidad el sitio no cerró, podés meterte y vas a ver. Lo que dejó de hacer, por el momento, es regalar documentos. Te metés, cliqueás en “Argentina” y te explica refácil cómo donar. No lo leí en ningún diario ni lo vi en ningún noticiero. Si no fuera por el mail de Assange, nunca me hubiera enterado.

Otra cosa. Lo que nadie dijo es que en el 2008 Wikileaks ya había cerrado unos meses para recaudar fondos y la estrategia había funcionado muy bien. El dinero entró y el sitio volvió con todo. Lo que pasa es que en el 2008 los grandes medios sabían que Assange estaba sentado sobre una pila de información y le dieron una mano porque no se querían quedar afuera. Ahora Assange no tiene mucho, apenas un disco duro de Bank of America que todavía no peinó. Entonces la apuesta es a lo que pueda conseguir, no lo que tiene. Y ahí los grandes medios optaron por hundirlo, para eliminar la competencia.

Me imagino la reacción de los muchachos de Wikileaks cuando abrieron los diarios del martes. El jueves logré ubicar al vocero de la organización, Kristinn Hrafnsson, de gira por Brasil. Había estado en la conferencia de prensa y contestó el número de celular que había puesto en uno de los mails. “Lo que hicieron los medios fue canallesco. Dijeron que estamos terminados, hablaron del cierre de Wikileaks y no dijeron nada de la campaña ni del nuevo sistema de seguridad.” ¿Por qué? “Porque los medios siguen su lógica de siempre, que indica que una mala noticia vende más que una buena.”

Señaló que sin embargo algunos periodistas los habían ayudado y que habían subido las donaciones vía mensaje de texto, pero que era demasiado temprano para saber cómo había resultado la campaña porque las donaciones grandes, las que llegan a través de transferencias bancarias, tardan por lo menos una semana.

Le pregunté si algún medio había colgado el banner nuevo que mandaron para la campaña “Wikileaks te necesita” o abierto una cuenta bancaria a nombre de Wikileaks. Me contestó que él no conocía ninguno. “Por eso nosotros nos relacionamos directamente con los periodistas y no con los dueños”, explicó. Acerca de la pelea con las corporaciones financieras, dijo que están en litigio en cinco países europeos. Quise saber si estaban pensando seriamente en cerrar el sitio. “Wikileaks va a seguir existiendo mientras el público lo apoye y estoy seguro de que así será”, fue su respuesta. Mucho más no pude hablar, se escuchaba muy mal.

Si tuviera a Assange a mano le diría que fue una boludez pensar que a esta altura del partido las grandes corporaciones mediáticas lo iban ayudar. Pero que no se caliente, porque la noticia hizo ruido, sirvió. Que cualquier vedettonga te puede decir que tener mala prensa es preferible a no tener prensa. Que mientras siga armando quilombo, la guita de algún lado le va a llegar. Y que igual yastá, la idea yastá, ya hay imitadores de Wikileaks en medio mundo, ninguna bala podrá detener el tren.

Y vos que leíste hasta acá, hacé lo que quieras pero prestá atención. Como dice Lou Reed, “no creas nada de lo que escuchás ni la mitad de lo que ves”.

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