EL MUNDO › LAS CENTRALES SINDICALES EMPEZARON AYER UNA SERIE DE HUELGAS EN ITALIA
El tema que más preocupa del Plan Monti es la reforma de la jubilación, así como la aplicación de impuestos regresivos.
› Por Elena Llorente
Mientras el Parlamento esté discutiendo el llamado Decreto Salva Italia, que supone una serie de recortes con los que los trabajadores no están de acuerdo, se harán huelgas en todo el país, sentadas y manifestaciones. Este plan de lucha, acordado por las centrales sindicales, debutó ayer con un paro de tres horas en Roma y una manifestación y concentración en la plaza de Montecitorio (frente a la Cámara de Diputados) en la que tanto CISL (Confederación Italiana Sindicatos de Trabajadores) como CGIL (Confederación General Italiana del Trabajo) acusaron al gobierno de Mario Monti de no querer hacer cambios al plan de ajustes para que pese menos sobre los más débiles.
El decreto será transformado en ley, al parecer antes de Navidad, y hasta el momento del voto parlamentario, las distintas comisiones de diputados y senadores, los partidos políticos y los sindicatos están aportando nuevos elementos tratando de implementar algunos cambios. El tema de mayor preocupación no sólo son las jubilaciones sino también una serie de otros impuestos –nuevos y viejos– reintroducidos, que según los sindicalistas no hacen más que hacer pagar la mayor parte a los que siempre pagan: los trabajadores. La reunión que para analizar este asunto mantuvieron el domingo las centrales sindicales con Monti fue un fracaso. Al menos así dijeron algunos de los participantes. “El encuentro con Monti fue una desilusión más grande de lo que se esperaba”, aseguró Susanna Camusso, secretaria general de la CGIL, hablando con algunos periodistas.
La presidencia del Consejo de Ministros, por su parte, recordó en un comunicado la urgencia de tomar estas medidas porque el país está en estado de emergencia, pero advirtiendo que estas medidas no serán las únicas. En definitiva, el gobierno pide “aprobemos este plan para dar una clara señal de estabilidad a los mercados, y luego sigamos discutiendo otras mejoras”.
En Roma se dieron cita ayer miles de trabajadores que desfilaron por calles del centro para manifestar el apoyo a sus dirigentes. Y frente a la Cámara de Diputados, Raffaele Bonanni, secretario general de la CISL, dijo que estaba de acuerdo con que el plan de ajustes debía ser riguroso, pero que también debía ser equitativo. “Pero esa equidad de la que tanto ha hablado Monti no la encontramos por ninguna parte”, subrayó. Le hizo eco la secretaria de la CGIL, Susanna Camusso, que habló de “continuidad” entre este gobierno y el anterior, presidido por Silvio Berlusconi. Camusso señaló que de las tres cosas que según Monti persigue su plan de recortes (equidad, rigor y crecimiento de la economía), “sólo hemos visto el rigor contra los réditos más bajos”. Camusso se la agarró también con la reforma jubilatoria –que entre otras cosas eleva la edad jubilatoria tanto de hombres como mujeres a 66 años en distintos períodos–, porque, subrayó, “no piensa en los jóvenes, como dice el gobierno, y no es equitativa para nada, sino que simplemente permite ahorros importantes al Estado”.
Como para frenar un poco el descontento, la ministra de Trabajo y Políticas Sociales, Elsa Fornero, aseguró ayer que están llegando a la Cámara algunos cambios importantes al Plan Monti, relativos a las jubilaciones. Pero los sindicalistas van con pie de plomo. “Antes de celebrar, veamos de qué se trata”, dicen. Mientras tanto, en las calles, los manifestantes gritan “Corten el salario de los parlamentarios y sus jubilaciones de oro”. Los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado han prometido que el salario de los parlamentarios italianos será pronto adecuado al de los parlamentarios europeos, lo que significa unos cuantos miles de euros menos por persona, multiplicado por 630 diputados y 309 senadores, un total que muchos también quisieran recortar.
El clima social y político parece estar subiendo de tono en Italia, con estas manifestaciones de disconformidad en todo el país que no prometen detenerse, a lo que se agrega una serie de amenazas y de atentados, llevados a cabo o fallidos, al parecer todos orquestados desde la ciudad de Milán, en ambientes ligados a grupos anarquistas. Las autoridades italianas, en efecto, no descartan que el paquete bomba dirigido al director de la agencia Equitalia –encargada de recabar impuestos por parte del gobierno–, Marco Cuccagna, y que explotó el viernes en sus manos, esté relacionado con otro paquete bomba recibido poco después en Berlín y dirigido al administrador general del Deustche Bank, Joseph Azkerman.
Otro paquete similar fue recibido ayer por la Embajada de Grecia en París. El lunes, además, la ministra de Justicia, Paola Severino, y el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, recibieron sendos sobres con balas adentro, un “mensaje” que solía usar a menudo la mafia, pero hoy difundido a otros ambientes, y que significa “ojo con lo que hacés, porque en cualquier momento te podemos liquidar”.
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